Enfrentando los retos que la sociedad le impone

En Panamá, desde hace 70 años, se conmemora todos los 27 de octubre, el Día del Estudiante.

Celebrar el Día del Estudiante representa un reconocimiento a  las acciones de quienes durante todo el año lectivo han puesto su mayor empeño y productividad en sus trabajos escolares.

Son los que soportaron las calamidades y supieron  levantarse.

El verdadero estudiante es como aquellos gladiadores romanos, quienes una vez demostraron versatilidad ante los temores que se hacían correr dentro de los pasillos, que estaban silenciados por los adversarios de Roma.

Jóvenes valientes y decididos supieron enfrentar los desafíos.

La celebración del Día del Estudiante en Panamá constituyó el esfuerzo de quienes una vez aspiraban a ser personas capaces que pudiesen dar lo mejor por la nación.

Al inicio de la República, se pensaba en que debería realzarse la calidad educativa y sus logros, sin embargo, ante los errores cometidos durante 82 años, no existía la idea de celebrar una fecha como lo era el Día del Estudiante.

En Panamá, desde hace 70 años, se conmemora todos los 27 de octubre, el Día del Estudiante.

Esta fecha se estableció con la aprobación de la Ley Nº 1 de 22 de octubre de 1948, dando mayor valorización a quienes obtenían un mejor rendimiento durante todo el año escolar.

Lo esencial de esta fecha es que se valorara el esfuerzo de aquellos estudiantes que demostraron lo mejor en sus estudios.

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Un buen alumno es aquel que contribuye al desarrollo social de una nación, promoviendo acciones positivas para la nación, sin embargo hay ocasiones en que el estudiante panameño no recibe sus beneficios, por diversas causas, debido a que predominan ciertos intereses más allá de la excelencia estudiantil académica.

Es lógico entender que el estudiante panameño debe enfrentar los retos que la sociedad le impone, frente a una crisis por una serie de problemas que agobian a la juventud panameña, como el desempleo, altos índices de violencia, desnutrición infantil, deserción escolar, trabajo infantil, la falta de concientización por gremios educativos y muchos otros que abruman la sociedad panameña.

Es lamentable que en nuestra sociedad panameña muchos jóvenes sean víctimas de estos problemas, cuando es una etapa de aprovechamiento escolar, como de sus vivencias.

La problemática influye en la calidad de la enseñanza y las materias de alta competitividad como español, matemáticas, ciencias sociales, ciencias naturales, inglés e historia, especialmente Historia de las Relaciones Panamá con los Estados Unidos.

Tristemente, a lo largo de los años, el sistema educativo se ha visto empañado por acciones politiqueras de los gobernantes que lo han desvirtuado reflejando un bajo rendimiento escolar.

Es triste ver cómo en las olimpiadas de Matemáticas y Física, naciones como Cuba, México nos superan en las competencias vinculadas con las matemáticas.

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Lo esencial es buscar la enfermedad y comenzar por atacar ese mal, sabiendo que se pueden superar dichos problemas y demostrar que somos una nación con una mentalidad que puede semejarse a la de Primer Mundo.

Si para curar una enfermedad es necesario visitar y consultar a un médico o especialista, entonces ya es hora que el Ministerio de Educación en conjunto con docentes y padres de familia, puedan determinar las deficiencias de sus estudiantes.

Pero hay que recalcar algo más, se avecina un periodo electoral donde los trabajos y programas ejecutados para los docentes en beneficio de los estudiantes, quedan rezagados debido a la incapacidad de los políticos, que solamente ven que quitar un funcionario del ministerio salva a la Nación.

Si se sigue pensando de esa forma,  por generaciones sremos países tercermundistas, donde los grandes promotores inversionistas del Norte se aprovecharán de nuestro país. 

Los estudiantes son la base sólida de nuestra nación y de una verdadera democracia.

Apoyemos a nuestros jóvenes estudiantes demostrándole que tienen la capacidad para contribuir positivamente en los cambios que necesita la Patria.

Comunicador social.