En búsqueda de la excelencia educativa
Todas las economías exitosas han contado con Estados comprometidos activamente con su desarrollo y no se trata solo el papel del gobierno a la hora de licitar infraestructuras como el puente de Burunga o las aceras en La Chorrera. El desarrollo de una mano de obra calificada y adaptable requiere una robusta inversión en educación, capacitación, salud y asistencia social.
El reconocimiento del papel del sector público en el proceso de innovación da a lugar a reconocer que la creación de valor económico es un proceso colectivo. Ninguna empresa puede operar sin los servicios que proporciona el Estado panameño: escuelas, servicios sanitarios y sociales, seguridad social, policía, transporte, energía, agua y basura.
La pandemia nos dejó un aumento de la deuda con respecto al producto interno bruto (PIB) y el empeoramiento del estancamiento de la producción de bienes con respecto al PIB, demostrando que nuestro proceso económico es producto de la "financiarización". La financiarización es el cambio del centro de la economía desde la producción hacia las finanzas.
Para tratar de mejorar la economía desde la producción, se ha iniciado la discusión para lograr la excelencia educativa, en la cual no debemos anteponer y mediar la noción "calidad de la educación" para imponer una visión deteriorada y desacreditada de la educación pública.
La privatización del IRHE nos enseñó que en países con alta percepción de corrupción, el dinero estatal a las empresas privadas no mejora el servicio ni promueve la sana competencia, si no que cobran una tarifa privada pero brindan un mal servicio, como si fuera público. La creación de "vouchers escolares" en Panamá no mejoraría la educación.
Panamá será miembro del Consejo de Seguridad de la ONU de 2025-2026 y en Junio, se trae en discusión que la falta de educación y salud, se soluciona con talento humano extranjero sin haber propuesto soluciones básicas como teletrabajo previamente. Ojalá no sea una estrategia geopolítica para traer profesores y "médicos especialistas" foráneos para el adoctrinamiento al "pseudoprogresismo Castrochavista" que en nada mejorará la educación y salud de los panameños.
La expresión 'calidad' ha servido como la mayor excusa para desdibujar la educación dentro de su papel en la humanización, en tiempos de incertidumbre y como manera habitual de vivir en nuestras sociedades modernas contemporáneas.
Si la educación está descontextualizada con relación a los tiempos de los seres humanos que han de ser formados, ello obedece en gran medida a que no hemos sabido leer sus expectativas, necesidades y requerimientos por los apegos a que el conocimiento científico es el único conocimiento auténtico.
Al momento de pensar en un auténtico proyecto educativo, éste no puede confundirse con un plan trimestral de desarrollo o un cuadro de indicadores y productos por un periodo determinado de actividad gerencial. Ello debe implicar, como presupuesto de partida, la convocatoria y participación efectiva de sus actores principales, así se dé en principio un collage de los múltiples textos que lo configuran.
Esperemos que no se esté usando el término calidad educativa para operar socialmente como factor de control y exclusión.
La calidad es un interés de bien público en el cual los educadores deben destacarse y liderar la discusión colectiva en torno a los criterios de calidad desde el punto de vista de la educación pública y de los sectores sociales comprometidos con la transformación y política del país.
Es recurrente que cada gremio, actor social o corporación se esmere en imponer su perspectiva o punto de vista frente a la calidad. Nos urge un diálogo entre aquellos que son sus usuarios directos y fundamentales o con quienes mantienen preocupaciones en similar sentido, no podremos crecer educativamente como país y hacer crecer la producción, si no deponemos los intereses económicos sobre los de la soberanía y supervivencia de la nación.
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