El reto de Endara
Publicado 2003/06/25 23:00:00
- Carlos Denton
No existe una escuela para los que aspiran a ser presidentes y, entonces, los que llegan a gobernar pasan por un proceso que los norteamericanos llaman “on the job training.” En el caso de Guillermo Endara en 1989, (Panamá no había tenido un presidente popularmente electo desde el golpe de estado de 1968) no había un ex primer mandatario con quien pudiera consultar ni quien pudiera explicarle cómo era el asunto.
Cuando llegó Endara a la presidencia hubo gran expectativa de parte de los panameños; esperaban que con el levantamiento del bloqueo estadounidense y el regreso de la democracia existiría una mejoría inmediata en la situación económica del país. Por la inexperiencia de Endara, la oposición fiera de los recién depuestos, combinado con profundos problemas económicos y un déficit fiscal que no tocaba fondo, no apareció el progreso deseado.
El resultado fue el de una gestión presidencial mal evaluada en las encuestas, y de limpieza fiscal pero de pocos frutos, en especial, en todo lo que tiene que ver con la reactivación de la economía nacional. Endara salió de la presidencia con altas opiniones favorables hacia su persona, pero con evaluaciones fundamentalmente negativas de su gestión.
El pueblo panameño se ha mostrado sumamente impaciente con los presidentes -quieren resultados rápidos y cada elección conlleva una serie de expectativas que se miden en las encuestas pre-electorales. Durante 1999, los entrevistados en las encuestas de la Gallup manifestaban que se sentían optimistas frente al futuro económico de sus familias -la mayoría decía que esperaba estar mejor en ese sentido en el próximo año.
Cuando no vino la mejoría en el 2000, la presidente Mireya Moscoso comenzó a recibir malas evaluaciones de su gestión, un proceso que se ha acentuado según avanza el período de su administración. Los frutos de este gobierno quedan por verse -lo que sí preocupa a los encuestados es que no detectan la probidad fiscal en esta administración como sí la vieron con Endara. Ahora que él se quiere reelegir, no hay excusas de ninguna índole. El sabe lo que es ser el presidente de Panamá, y se supone que recuerda todas las relaciones complejas que tendrá que manejar si de nuevo llegara a ocupar el Palacio de las Garzas. También tiene que entender los problemas económicos y tener algunas propuestas para solucionarlos. Por ahora él es el único adversario de Martín Torrijos con alguna credibilidad frente a la opinión pública.
El candidato del PRD le gana a Endara en cuanto a intención de voto, pero por ahora el anti-perredismo está dividido.
¿Será Endara, al final de cuentas, la figura que representa de nuevo el anti-perredismo, incluyendo arnulfistas disidentes?
Ahora, en junio, la encuesta de la Gallup comienza a descubrir unas señales de un brote de optimismo hacia el futuro entre los electores -creen que con el cambio en el gobierno la situación de ellos mejorará. Hasta el momento los más optimistas vienen de las filas del PRD y muchos de éstos votarán por Torrijos.
¿Podrá Endara engendrar el mismo nivel de positivismo hacia el futuro que lo está haciendo el candidato del PRD? Lo que puede vender el primero es su experiencia y su probidad fiscal -tendrá que convencer a los electores que “ahora sí sabe cómo gobernar a Panamá.”
Si se convierte la elección en una carrera entre estos dos, Endara y Torrijos, el expresidente tiene que argumentar convincentemente que ya pasó por la escuela y ahora sí puede gobernar. Esta vez sí obtendrá lo que desean los votantes.
El segundo, tiene que vender el optimismo y entusiasmo de la juventud, y el hecho de que viene apoyado por figuras que ocuparon el gobierno en período democrático y que tienen la experiencia que él no puede haber tenido. Ambos representan cambio, pero las diferencias entre ellos en ese sentido son marcadas.
En la próxima encuesta de CID/Gallup se entrará más a fondo en los temarios posibles de la elección, sin dejar de prestar atención a la carrera entre los candidatos en sí.
(*Para Centroamérica y el Caribe.)
Cuando llegó Endara a la presidencia hubo gran expectativa de parte de los panameños; esperaban que con el levantamiento del bloqueo estadounidense y el regreso de la democracia existiría una mejoría inmediata en la situación económica del país. Por la inexperiencia de Endara, la oposición fiera de los recién depuestos, combinado con profundos problemas económicos y un déficit fiscal que no tocaba fondo, no apareció el progreso deseado.
El resultado fue el de una gestión presidencial mal evaluada en las encuestas, y de limpieza fiscal pero de pocos frutos, en especial, en todo lo que tiene que ver con la reactivación de la economía nacional. Endara salió de la presidencia con altas opiniones favorables hacia su persona, pero con evaluaciones fundamentalmente negativas de su gestión.
El pueblo panameño se ha mostrado sumamente impaciente con los presidentes -quieren resultados rápidos y cada elección conlleva una serie de expectativas que se miden en las encuestas pre-electorales. Durante 1999, los entrevistados en las encuestas de la Gallup manifestaban que se sentían optimistas frente al futuro económico de sus familias -la mayoría decía que esperaba estar mejor en ese sentido en el próximo año.
Cuando no vino la mejoría en el 2000, la presidente Mireya Moscoso comenzó a recibir malas evaluaciones de su gestión, un proceso que se ha acentuado según avanza el período de su administración. Los frutos de este gobierno quedan por verse -lo que sí preocupa a los encuestados es que no detectan la probidad fiscal en esta administración como sí la vieron con Endara. Ahora que él se quiere reelegir, no hay excusas de ninguna índole. El sabe lo que es ser el presidente de Panamá, y se supone que recuerda todas las relaciones complejas que tendrá que manejar si de nuevo llegara a ocupar el Palacio de las Garzas. También tiene que entender los problemas económicos y tener algunas propuestas para solucionarlos. Por ahora él es el único adversario de Martín Torrijos con alguna credibilidad frente a la opinión pública.
El candidato del PRD le gana a Endara en cuanto a intención de voto, pero por ahora el anti-perredismo está dividido.
¿Será Endara, al final de cuentas, la figura que representa de nuevo el anti-perredismo, incluyendo arnulfistas disidentes?
Ahora, en junio, la encuesta de la Gallup comienza a descubrir unas señales de un brote de optimismo hacia el futuro entre los electores -creen que con el cambio en el gobierno la situación de ellos mejorará. Hasta el momento los más optimistas vienen de las filas del PRD y muchos de éstos votarán por Torrijos.
¿Podrá Endara engendrar el mismo nivel de positivismo hacia el futuro que lo está haciendo el candidato del PRD? Lo que puede vender el primero es su experiencia y su probidad fiscal -tendrá que convencer a los electores que “ahora sí sabe cómo gobernar a Panamá.”
Si se convierte la elección en una carrera entre estos dos, Endara y Torrijos, el expresidente tiene que argumentar convincentemente que ya pasó por la escuela y ahora sí puede gobernar. Esta vez sí obtendrá lo que desean los votantes.
El segundo, tiene que vender el optimismo y entusiasmo de la juventud, y el hecho de que viene apoyado por figuras que ocuparon el gobierno en período democrático y que tienen la experiencia que él no puede haber tenido. Ambos representan cambio, pero las diferencias entre ellos en ese sentido son marcadas.
En la próxima encuesta de CID/Gallup se entrará más a fondo en los temarios posibles de la elección, sin dejar de prestar atención a la carrera entre los candidatos en sí.
(*Para Centroamérica y el Caribe.)
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