Educación
El racismo y misoginia, parte de nuestra sociedad
Hay que construir núcleos familiares donde la dignidad de todos sus miembros sea respetada y el diálogo fraterno sea la norma de convivencia.
Educación
Hay que construir núcleos familiares donde la dignidad de todos sus miembros sea respetada y el diálogo fraterno sea la norma de convivencia.
Se impone un trabajo intelectual que arroje lucidez sobre la situación de nuestra sociedad para extirpar estos actos de debilidad social, las expresiones de racismo y misoginia. Foto: EFE.
Cómo puede ser una persona racista o xenofóbica, o una mujer sea machista 100%.
La pregunta no es ociosa, pero supone de entrada una falsa conceptualización de lo que es la misoginia y el racismo.
El machismo no depende de que sea hombre, ni el racismo se desprende del color de quien lo profesa.
Ambas patologías -incluida la xenofobia, la aporofobia, el odio contra quien profesa creencias diferentes; nacen de dos fuentes ampliamente estudiadas y vinculadas.
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La primera tiene que ver con la psique de muchas personas que padecen intensos sentimientos de debilidad o inferioridad, producto de su formación hogareña, educativa y/o social, que los lleva a desarrollar fuertes impulsos violentos que buscan afirmarse en el lado opuesto de sus miedos interiores.
La segunda son las ideologías que se articulan como forma de dominación social y política para que las personas no descubran las verdaderas fuentes de su explotación o subordinación, y ubicar un “enemigo” como responsable de sus limitaciones reales, imaginadas o potenciales.
Ambas fuentes se articulan y no es de extrañar que las debilidades psíquicas de muchas personas sean aprovechadas con mayor intensidad en argumentos ideológicos para justificar sus acciones de debilidad social y muestren su lado de racismo y misoginia.
Este fenómeno incluso está en la raíz subjetiva de la corrupción generalizada del uso de los bienes públicos por los gobernantes.
La expresión “Ser vivo en política”, refleja esta mentalidad y sirve de manera íntima como justificación del robo del erario y el enriquecimiento personal a costa de todo.
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Indiqué en el párrafo anterior que era la raíz subjetiva, porque la objetiva nuestro país no la ha alcanzado.
Es decir, el estadio de una sociedad capitalista avanzada donde el control del enriquecimiento está fuertemente regulado y la corrupción es perseguida con intensidad.
El aparato del Estado sigue al servicio de una burguesía en gran medida holgazana y permisiva con la corrupción de los actores políticos.
No obstante, en sociedades capitalistas avanzadas, el caso de sociedades como la estadounidense y muchas europeas, hay expresiones de racismo y misoginia, pero siempre son entendidas como patología a extirpar, hasta si proceden de un presidente o primer ministro.
Se impone un trabajo intelectual que arroje lucidez sobre la situación de nuestra sociedad para extirpar estos actos de debilidad social.
Y, por supuesto, debemos seguir esforzándonos en fortalecer una educación liberadora de tales prejuicios y crítica frente a las ideologías y el modelo social que existe.
A su vez está la tarea de construir núcleos familiares donde la dignidad de todos sus miembros sea respetada y el diálogo fraterno sea la norma de convivencia.
Consultor independiente, analista y escritor.
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