¿El panameño se está materializando o humanizando?
- Lauri López
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Desafortunadamente, estamos en un mundo donde el "tener" es más importante que el "ser". Y la situación es más peligrosa cuando percibimos que los niños están copiando nuestro ejemplo, también comienzan a agregar más valor a los bienes materiales que a otras cosas.
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El honor, la moral y los valores quedan desplazados sin importancia, ubicándose detrás del mayor objetivo social, el dinero, o cualquier otro material que cumpla su función. Por ello me detengo a pensar si nosotros los panameños somos más humanos o cada vez estamos siendo arrastrados a una sociedad materialista.
Son horas las que pasamos en nuestros trabajos, en los cuales el principal objetivo es llegar a las metas a costa de lo que sea; a los dueños de empresas solo les interesa lo que rindan monetariamente sus negocios, lo que obliga a sus colaboradores a cumplir con extensas horas de trabajo y dejar de lado a su familia y el tiempo de calidad con ella. Esta situación hace que seamos más propensos a caer en el materialismo, que es uno de los mayores problemas de nuestra sociedad, incitador de la corrupción, del egoísmo y de todo tipo de malestares sociales que tienen como objetivo o fin algún beneficio material.
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¿Qué hay de malo con tener abundancia material? Nada, en realidad, absolutamente nada. El problema del materialismo no es el material en sí mismo, sino la mentalidad de las personas, que colocan lo material como principal objeto de valor en sus vidas.
Los panameños creemos que el progreso, el desarrollo o el bienestar solo es saciable mediante bienes materiales. Qué desgracia.
Estamos viviendo en una sociedad en la que si aparece una cámara fotográfica nueva, la compran; si sale un celular último modelo, lo compran, y se hace lo imposible por tener un modelo de carro nuevo. Viven en las mejores barriadas, y me pregunto cómo lo hacen. Me respondo: primero, no ahorran, se lo gastan todo; segundo, se llenan de deudas comprando lo mejor para luego invitar a sus amigos a verlos; tercero, olvidan lo esencial, que es el sentimiento, lo interno, la belleza de compartir, convivir de igual a igual con cualquiera, de no vivir una vida ficticia.
Los valores éticos y morales van desapareciendo o son suplantados por las apariencias, lo impersonal, lo ganado sin esfuerzo para que sea gozado completamente; se acostumbran a la superficialidad, a tal punto que no pueden sostener una conversación si no es de sus pertenencias. No importa si hieren a quienes no lo tienen, ellos hablan igual y demuestran tener más que los otros. Así no llegaremos a ninguna parte.
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Desafortunadamente, estamos en un mundo donde el "tener" es más importante que el "ser". Y la situación es más peligrosa cuando percibimos que los niños están copiando nuestro ejemplo, también comienzan a agregar más valor a los bienes materiales que a otras cosas.
Hasta el día en que nuestros valores, nuestras vidas y nuestra existencia sean más importantes que cualquier material, hasta el día en que el alma de un joven no pueda ser comprada ni con todo el dinero del mundo y hasta el día en que el dinero deje de ser todo y vuelva a ser nada, nuestra sociedad estará condenada.
Estudiante de maestría en la Universidad Interamericana de Panamá
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