Reestructuración
El Órgano Judicial y la memoria histórica del país
- Ulises M. Calvo E.
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La fiebre solo está en la sábana, para quienes desconocen la historia republicana, pues el problema está en la formación de las Facultades de Derecho de las que emergen profesionales con una formación positivista arcaica y poca o nula cultura general y humanística: que luego, laboren en el órgano Judicial, Ministerio Público o el campo privado, resulta irrelevante.
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La estabilidad judicial, un nuevo mecanismo de elección de los Magistrados de la Corte Suprema, Consejo de la Judicatura y una Corte Constitucional, complementos indispensables para una reforma de la educación del derecho. Foto: Archivo.
"Quien olvida su historia, está condenado a repetirla."
Entre Santayana, Cicerón, Churchill y otros a quienes se atribuye la frase, parece ser Confucio quien primero la expresó y la misma refleja cual espejo, el decurso de nuestro sistema de justicia y en general este país, que para algunos que ya casi logran consenso, comenzó luego de los actos bélicos de 1989.
Recuerdo que durante el régimen bonapartista que los militares inauguraron el 11 de octubre de 1968 el Órgano Judicial fue una entidad de las más olvidadas, con escaso presupuesto y condiciones laborables deleznables, por lo que no era del interés de los abogados que triunfaban en el campo privado y en consecuencia, una suerte de carrera judicial no escrita regía en un esquema acorde al que se celebraba el ascenso de eventuales empíricos, porteros y escribientes, que obtuvieron puestos de Jueces y Magistrados.
Luego de la intervención norteamericana de 1989, el Gobierno nos ofreció una Corte que llamaron de "lujo" y a partir de ese momento, el sistema comenzó a oxigenarse con profesionales externos, pero al cabo de casi tres décadas, ante el hecho evidente que ni una Carrera Judicial, así sea imperfecta, ni los aumentos de emolumentos, han evitado la metástasis de un órgano estatal que pugna con el Legislativo, por resultar el más detestado por la ciudadanía.
De allí la corta memoria, porque ahora emergen voces que reclaman al funcionario de carrera como el mejor Magistrado y conocedor del sistema, que ciertamente luce tan podrido que no es fácil establecer preferencias entre el lego y el veterano.
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La fiebre solo está en la sábana, para quienes desconocen la historia republicana, pues el problema está en la formación de las Facultades de Derecho de las que emergen profesionales con una formación positivista arcaica y poca o nula cultura general y humanística: que luego, laboren en el órgano Judicial, Ministerio Público o el campo privado, resulta irrelevante.
Parte de la población desconoce que en sentido idéntico a los miembros de la Policía, a los Jueces les ha sido doblado el reconocimiento salarial, no obstante, se perpetúa la orfandad de criterios y calidad en los fallos, así como las dudas de la probidad y buena fe de los gestores.
La estabilidad judicial, un nuevo mecanismo de elección de los Magistrados de la Corte Suprema de Justicia, Consejo de la Judicatura quizá, y una Corte Constitucional, constituyen complementos indispensables a una reforma de la educación del derecho, que a mediano plazo podrá mostrar frutos, pero en el camino, urge deponer la discusión banal entre propios y extraños al sistema judicial, como solución siquiera parcial del trauma.
Abogado.
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