Edificante
El oasis de los libros
- Elodia Muñoz
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...como persona con discapacidad visual, he comprendido que aprender a leer y escribir nunca es suficiente, es apenas el inicio de un ejercicio de comunicación vital para el desarrollo humano.
Una persona invidente lee El Quijote en braille. Los libros son una ventana amplia e inclusiva para oxigenar las ideas y renovar el compromiso de compartirlas. Foto EFE.
La ignorancia supina en cualquier campo puede causar daños irreversibles, el simple hecho de aquel transeúnte de observar a una persona con discapacidad visual, verle cruzar la calle, la actitud maquiavélica de observarle para asegurarse si sabe detectar un hoyo, un obstáculo, si adivina cuando el semáforo cambió su luz, por todo ello, es incapaz de ofrecer ayuda a su semejante que en condición desfavorable puede caer, lastimarse o bien ser atropellado por un vehículo y él, solo quedarse impávido frente a la observación.
Es la secuela de maestros mediocres, ni hablar de quienes tuvieron acceso a una pobre o ninguna educación o bien de buscar en la lectura la sabiduría, el valor de la tolerancia, la solidaridad que cada libro permite a tu mente, hacia un universo lleno de nuevas ideas Los libros son caudales capaces de cambiar no solo un estado de ánimo, sino también una perspectiva de la vida y eso los convierte en un recurso inestimable para comprender y desafiar los retos de nuestro entorno.
En el transcurso de mi vida como persona con discapacidad visual, he comprendido que aprender a leer y escribir nunca es suficiente, es apenas el inicio de un ejercicio de comunicación vital para el desarrollo humano.
Recuerdo de niña, y el hecho de no ver, sin acceso a las oportunidades y a la lectura, solicitarles a mis amigos y familiares, leerme la escuálida bibliografía con la que contaba.
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Agradezco a Dios y la tecnología el sumergirme en el universo de los libros, tener acceso a la diversidad de obras que me regala el internet, tanto en audio como en word, convirtiéndome en una consumidora de buenos textos y, por ende, de obras que han dejado un vestigio profundo en mi vida.
Panamá es uno de esos países en donde la lectura está vedada para las grandes mayorías, no solo por el alto costo de los libros, sino por la concepción histórica de estrategias puntuales para mantener a la población alejada de toda fuente de ejercicio intelectual y, por tanto, del desarrollo de sus capacidades ciudadanas en un marco de conocimiento del mundo que le rodea.
En este escenario, donde la política, la delincuencia y los programas de televisión son poco edificantes, no obstante, los libros y su buena lectura representan un respiro importante para cualquier panameño; una ventana amplia e inclusiva para oxigenar las ideas y renovar el compromiso de compartirlas.
Nada Más
Comunicadora Social.
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