COVID-19
El mundo cambió
El virus lo tiene prisionero en casa por cárcel. No le permite ni tocar ni acariciar ni besar a los seres que ama porque lo prohibió so pena de contagio.... no puede entretenerse ni pasear por donde le place ni con quien le gusta.
- Miguel Angel Canales
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- - Publicado: 01/5/2020 - 12:00 am
La única forma de comunicación que le queda son las redes sociales, y bajo las condiciones que le impongan los regentes humanos. Foto: EFE.
Desde la aparición del coronavirus me interesó saber el porqué de su agresividad contra el humano, por eso investigué su origen y su virulencia.
Lo que he comprendido de la evolución del Planeta Tierra es que las teorías científicas aceptadas dicen que se formó hace 4 mil 540 millones de años y el origen de la vida fue hace 3000 millones de años.
Indican, además, que los primeros pobladores fueron microorganismos que se reprodujeron de a poco.
Esto les tomó millones de años.
Los últimos en aparecer fueron los humanos, que creyeron haber escuchado una voz que los mandaba apoderarse de todo lo que hubiese en la tierra, para su provecho.
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El avance de los humanos fue tal que no paraban, y para alojar la nueva población deforestaron toda la selva que pudieron.
Hoy siguen arrasando con la deforestación en todos los continentes, para crear pueblos de asfalto y cemento.
Eso trajo como daño colateral, la alteración del clima.
Por otro lado, los animales, al ser desalojados de sus hábitats, llevaban en sus cuerpos a los microorganismos que, en un arreglo simbiótico, vivían el uno con el otro.
El humano combatió a los animales y a los microorganismos, a los primeros con todas las armas, a los segundos, con vacunas y fármacos, lo que le dio seguridad y confianza, hasta decir: "Hemos acabado con las enfermedades”, empero esto no es cierto.
El mundo cambió desde que apareció el humano y le declaró la guerra a los insectos y microorganismos.
Lo hizo constriñendo su hábitat hasta que no soportaron más y retaliaron con un virus, que cuando su genoma es descubierto, tiene la capacidad de cambiarlo, es decir, el enemigo
es capaz de transformarse para seguir haciendo daño.
Los microorganismos son más inteligentes que los humanos porque cuando pierden una batalla por las vacunas, los antibióticos y otras armas, mutan y aparecen con más vigor.
El hábitat de los animales y los microorganismos, se les ha reducido tanto que ya no han tenido más remedio que contratacar, y la tarea la han tomado los microorganismos.
Y apareció el nuevo coronavirus, pero seguro es que ya existía, como deben existir millones de ellos, y salió a combatir al humano depredador para detener su codicia, arrogancia y estupidez crónica.
Hoy existe una guerra por territorio entre el humano y los insectos, y microorganismos.
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Se vive en terror porque el nuevo virus ha hecho presa de los humanos de modo que ha invadido todo el planeta.
Por eso la Organización de las Naciones Unidas, declaró una pandemia.
La guerra es dura y el humano no la ganará.
Será imposible porque el enemigo es mucho más numeroso, más inteligente, belicoso y mortal.
Lo más cercano que se vislumbra es que el humano tendrá que pactar un tratado de paz como lo ha hecho con todas las enfermedades, ejem:tuberculosis, lepra, poliomielitis, VIH, y otras, que están latentes al primer descuido que tenga.
El humano no acepta que los vencedores en esta guerra han sido los insectos y microrganismos, y esto es demostrable.
El humano es el portaviandas del virus.
El virus lo tiene prisionero en casa por cárcel.
No le permite ni tocar ni acariciar ni besar a los seres que ama porque lo prohibió so pena de contagio.
No puede bailar, ni tomar tragos juntos, no puede entretenerse ni pasear por donde le place ni con quien le gusta.
La única forma de comunicación que le queda son las redes sociales, y bajo las condiciones que le impongan los regentes humanos.
Las redes sociales se han convertido en canales de quejicosos que solo tienen una pregunta parasitaria: “¿qué van a hacer por mí?”
Coronavirus es el alcaide de la prisión, los otros virus son los guardianes de que se cumplan las reglas.
Esta guerra terminará cuando el virus se apacigüe.
Sin embargo, el humano saldrá magullado y con un recordatorio permanente de que tiene que cambiar.
La vida no volverá a ser igual.
El cambio debe empezar de inmediato y tiene que ser personal, no por decreto.
Debe aprender a respetar a todo ser viviente.
Debe tener voluntad y disciplina para saber que no todo es “mis derechos”, también “deberes”
El humano debe aprender que el mundo es propiedad de los seres que en él habitan
La guerra terminará cuando el humano aprenda a ser simbiótico con los otros seres y comparta lo que ofrezca el insondable y desconocido universo.
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