Opinión
El mundo cambiante
- Aurelio Martínez
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Los conflictos en el mundo siguen aumentando y pareciera que lejos de alcanzar la paz, vamos camino a enfrentamientos mayores, lo que deja en evidencia la poca capacidad para entendernos entre los seres humanos.
Los enfrentamientos entre Ucrania y Rusia pausaron al resto de la humanidad por varios meses, pero con el pasar del tiempo la guerra sigue y ha pedido por lo menos para gran parte del mundo protagonismo. Lo que realmente nos deja pensando si eso es bueno o es malo.
Algunos expertos y analistas dicen que el nuevo enfrentamiento entre Israel y Palestina, que ha arrastrado a Irán y el Líbano, es una forma de distracción de los rusos que además obligan a Estados Unidos a dividirse y esto les daría ventaja a los de Vladímir Putin para conseguir sus objetivos más rápidos en la guerra ante Ucrania.
Las guerras y en especial las libradas en el medio oriente tienen una repercusión de inmediato a nivel mundial y es que disparan los precios del petróleo y de paso encarecen todos los productos de consumo, eso es un ingrediente muy perjudicial para la gran crisis económica que golpea a países como el nuestro.
Los analistas aseguran que estos conflictos bélicos irán creciendo; en otras palabras, estamos lejos de alcanzar esa anhelada paz y pareciera que se necesita más que voluntad de los altos mandatarios para que los aguas se calmen.
Vivimos tiempos complicados y lo ideal es que surjan líderes en diferentes partes del mundo, capaces de sentar a los que están en conflicto para que negocien y eso tampoco lo vemos cerca. Hay muchos intereses de por medio que frenan esas acciones.
Mientras la guerra armada aumenta de temperatura, la guerra comercial también se expande y eso perjudica al final a los consumidores, en otras palabras, estamos en problemas por varios francos.
La supervivencia dependerá de nosotros. Los seres humanos que hemos demostrado hasta el momento que no tenemos capacidad para comunicarnos y mucho menos para llegar a un acuerdo de paz.
Lo que queda es esperar que el ambiente sea menos belicoso y apostar a la fe de que el mundo es mejor sin tantos problemas generados por la sed de poder que llevamos dentro.
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