Historia
Él me recibió al nacer, yo lo despedí
... unos días antes de fallecer, después de asearlo, me miró como nunca, parece que le vino una luz y me empezó a bendecir como hacían los patriarcas a sus hijos en el Antiguo Testamento, al terminar me dijo: Me has preparado con esmero para la sepultura.
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