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El gran drama humano
Vivimos en una crisis de vacío de análisis y de un uso muy bajo del criterio basado en valores. Nuestro nivel de tolerancia ante las crisis es mínimo.
- Rómulo Emiliani [email protected]
- - Publicado: 14/9/2019 - 12:00 am
Ante una tribulación aparece una reacción casi instintiva: viene el consumo del alcohol, o el uso de la violencia, groserías y gritos. Foto: EFE.
El drama que tenemos es el de vivir de manera irracional, casi como primates, dominados por los instintos, reaccionando de manera casi salvaje ante los problemas que presenta la vida.
Por eso hay tantos crímenes de toda naturaleza.
El asunto es el de no usar la mente y la razón, el espíritu como apertura a la trascendencia y así ver la realidad.
Vivimos en una crisis de vacío de análisis y de un uso muy bajo del criterio basado en valores.
Nuestro nivel de tolerancia ante las crisis es mínimo.
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Ante una tribulación aparece una reacción casi instintiva: viene el consumo del alcohol, o el uso de la violencia, groserías y gritos, o caer en tristeza profunda o romper drásticamente acuerdos y compromisos.
Romper con todo en vez de buscar soluciones.
Cuántas riñas de cantinas no terminan en muertos, o enfrentamientos absurdos por asuntos de tránsito, o peleas conyugales que acaban en desgracias, todo por no vivir bajo el dominio de la razón y del espíritu.
Y después que sucede todo, el victimario ve los estragos de sus reacciones, se arrepiente y lamenta los desastres que hizo, pero ya es tarde, no puede hacer nada para revertir sus acciones.
Si quieres sobrevivir en este mundo de tantas crisis y algunas tan devastadoras, debes darle sentido a todo lo que pasa.
Nosotros necesitamos encontrar respuestas a los asuntos vitales.
Para eso está el uso de la razón, el Evangelio, la oración, la gente sabia con quien pueda uno consultar, el uso de la meditación como práctica habitual, no magnificar los fantasmas mentales del negativismo, sino más bien irlos reduciendo, mantener la calma mental y emocional.
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Cuando uno logra el control de sus pensamientos y emociones tiene la mitad de los problemas resueltos.
Uno es capaz de ver con larga visión, todo encuadrado en un escenario gigantesco, donde hay una marcha ascendente de la creación, asumida por Cristo, llevada por Él hacia su consumación plena en el Espíritu.
Uno ve los problemas en un lugar de la vida entre otras muchas cosas buenas, y se ve así mismo con tantos aspectos positivos, desde su ser hijo de Dios, miembro de la Iglesia, con una misión y tarea a cumplir en la vida.
Uno ve que hay tanto de bueno por salvar, y no es justo echar por la borda todo, porque algo salió mal.
Y a todos nos salen cosas malas y muchas veces.
La vida es un conjunto de luces y sombras, éxitos y fracasos, cosas buenas que pasan y malas.
El asunto es no desesperarse.
Y saber que mientras lo fundamental se salve, lo secundario puede estar o no.
Y recuerde, que con Dios es invencible.
Monseñor.
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