Panamá
El despilfarro del Gobierno saliente: un legado de deuda y desolación
- Ing. Helmut De Puy / Ciudadano construyendo futuro
La Asamblea Nacional es uno de los principales ejemplos de este despilfarro.
El nuevo Gobierno de Panamá se enfrenta a una realidad devastadora: las arcas del Estado están vacías. La administración saliente, en un acto de irresponsabilidad sin precedentes, ha dejado al país en una situación financiera crítica, comprometiendo seriamente el futuro económico de la nación.
La Asamblea Nacional es uno de los principales ejemplos de este despilfarro, ya que en sólo seis meses agotaron el 94% del presupuesto anual, a pesar de ser de los más altos en su historia, en campañas electorales y otros gastos cuestionables, dejando 6 millones de dólares disponibles para los nuevos diputados.
El impacto de la mala gestión del Gobierno de Nito Cortizo, no se detiene ahí. Los proveedores del Estado esperan el pago de 800 millones de dólares, pero no hay partidas disponibles para honrar estos compromisos. Este incumplimiento no sólo afecta la credibilidad del Gobierno, sino que también pone en riesgo la continuidad de servicios y proyectos esenciales para el desarrollo del país.
El Ministerio de Obras Públicas (MOP) es otro ejemplo de la desastrosa administración saliente. Con cerca de 320 millones de dólares en contratos de diversos proyectos, el MOP no tiene los recursos suficientes para cumplir con sus obligaciones. Proyectos de infraestructura vitales están paralizados, afectando no sólo el progreso del país, sino también la generación de empleo y el bienestar de miles de panameños.
La irresponsabilidad no se detiene en los gastos excesivos y la mala planificación. Varias instituciones del Estado adeudan varias quincenas a sus funcionarios. Estos trabajadores, que día a día contribuyen al funcionamiento del país, se encuentran ahora en una situación desesperada, sin saber cuándo recibirán sus salarios. Esta situación es una afrenta a la dignidad de los empleados públicos y un reflejo del desprecio con el que la administración saliente ha tratado los recursos y a la ciudadanía.
El Gobierno saliente ha incrementado la deuda del país de manera alarmante. Sin embargo, no hay proyectos de infraestructura visibles, se le adeuda a proveedores, a funcionarios y no hay dinero en las arcas. La pregunta que todos nos hacemos es: ¿Dónde está todo el dinero que se pidió prestado?
La nueva administración tiene ante sí un desafío monumental. Será necesario implementar medidas de austeridad y reestructuración fiscal para estabilizar la economía y restaurar la confianza de los ciudadanos y los inversores. Este lamentable legado de despilfarro y mala gestión debe ser un recordatorio de la importancia de la transparencia, la responsabilidad y el compromiso con el bienestar de la nación.
El pueblo panameño merece un Gobierno que administre los recursos con integridad y visión a largo plazo. Sólo así podremos superar esta crisis y construir un futuro próspero para todos.
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