Análisis
El Arte en Panamá
En Panamá, hablar sobre arte es como hablar de universo desconocido, muy distante de nuestra esencia nacional, la cual se ha cristalizado en el imaginario común (desde
Alberto Valdés Tola / Sociólogo (opinion@epasa.com) / -
En Panamá, hablar sobre arte es como hablar de universo desconocido, muy distante de nuestra esencia nacional, la cual se ha cristalizado en el imaginario común (desde la colonia), bajo premisas del comercio y los servicios por su herencia mercantil y transitista. Ahora bien, este imperativo estructural, aunque importante para nuestra pujante sociedad panameña (en términos económicos), no ha dejado de ser un fantasma que ha influido en el desarrollo del deporte, las ciencias experimentales y las bellas artes.
LOS ARTISTAS DEBEN VER CÓMO SE LAS ARREGLAN PARA SUBSISTIR. EL CONCEPTO DE ARTE Y ARTISTA QUE EXISTE EN PANAMÁ SUGIERE IMAGINARIOS PEYORATIVOS.
Afortunadamente, esto ha ido lentamente cambiando, en el caso de las ciencias naturales, gracias a la aparición del Senacyt y un renovado interés en las TIC por parte de la empresa privada. Por otra parte, el deporte, aunque aún muy rezagado en el imaginario institucional, ha tenido ciertos avances en algunas disciplinas como el fútbol y el béisbol; sin embargo, aún son incipientes estos progresos.
En cuanto al arte, entendido el mismo como una representación estética, ideológica y sociocultural del espíritu y, de su entorno, en donde lo personal emocional, se hila con la conciencia colectiva, creando un producto comunicativo cuyas expresiones variopintas se manifiestan por medio de la música, la danza, la pintura, la escultura, el teatro o la literatura; y, que no es más que la evidencia de lo imaginario y trascendente que hay en la humanidad; no ha podido constituirse en la sociedad panameña.
Popularmente hablando, se pregona que el motivo de esta situación lamentable en las bellas artes se debe principalmente al carácter bohemio de los artistas y cierto imperativo que sostiene que se mueren de hambre producto de su supuesta ociosidad. En Panamá son pocas las competencias formales para incentivar el espíritu artístico y, por otra parte, no existen subsidios institucionales (llámese becas educativas, etc.) para la promoción de cada disciplina artística, por ende, los artistas deben ver cómo se las arreglan para subsistir y construirse un espacio profesional en la sociedad. Además, el concepto de arte y artista que existe en Panamá sugiere imaginarios peyorativos. Salvo por el caso atípico de algunos artistas, los cuales han tenido la dicha de poseer recursos financieros, vivir o estudiar en el exterior; o han sido promocionados por el Inac, eso sí, luego de cierto reconocimiento internacional; la gran mayoría de artistas viven sumidos en la exclusión más trágica y sin sentido.
Ahora bien, la civilización griega de la antigüedad (modelo para todas las sociedades occidentales) suponía entre sus tres pilares educativos el estudio de lo artístico (además de la gimnasia y la filosofía); en cambio, nuestro sistema educativo nacional no ha edificado una plataforma coherente para el estudio del arte. No como apreciación artística (modelo estático de aprendizaje), sino como asignaturas en donde los estudiantes puedan aprehender a expresarse por medio de la pragmática de alguna disciplina artística (modelo dinámica de aprendizaje); como también escenarios o infraestructuras (llámese auditorios, sala de conciertos, escenografía, etc.; además de la indumentaria necesaria para desarrollar las habilidades adquiridas) en donde se puedan desarrollar y dar a conocer los futuros artistas, al tiempo que contribuyen conscientemente a la socialización del arte a nivel escolar, nacional y también comunitario.
Actualmente, verdaderos estandartes del arte en Panamá como el Ballet Nacional y la Orquesta Sinfónica Nacional, entre otras organizaciones artísticas de menor incidencia (como es el caso del Conservatorio Nacional y la Escuela Nacional de Artes Plásticas; además, de la Facultad de Bellas Artes en la Universidad de Panamá), realizan cada cierto tiempo conciertos y puestas en escena de obras artísticas internacionales y nacionales. Lamentablemente no hay propuestas institucionales para la producción sistemática de estos eventos artísticos para la promoción macroscópica del arte a nivel social.
De esta forma, debemos orientarnos como sociedad al desarrollo, no solo de actividades comerciales y administrativas, sino debemos procurar el desarrollo también de otras ramas del potencial humano, dentro de las cuales se encuentra el arte. Así, aboguemos por un cambio de perspectiva institucional sobre esta última; pero igualmente, démonos la oportunidad como ciudadanos de exigirlo, mediante el consumo y aprecio de lo artístico. Solo así podremos construir una industria del arte que beneficie, cultural y económicamente hablando, no solo a los artistas, sino a toda la sociedad panameña en común.
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