Ejercicio Físico: El Nuevo Protector de la Salud Mental
- Azihra E. Valdés Madrid
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- Directora de DIPREDE
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Es evidente que aquellos que mantienen el hábito de ejercitarse tienden a enfrentar la vida con un estado de ánimo más positivo que quienes llevan una vida sedentaria. Este fenómeno se debe a la liberación de endorfinas, conocidas como las "hormonas de la alegría", durante y después del ejercicio físico. Estas sustancias naturales producidas por el cerebro no solo ayudan a relajarse, sino que también reducen el estrés y la ansiedad, mejorando notablemente el estado de ánimo.
Sin embargo, la relación entre el ejercicio físico y la salud mental va más allá de la simple mejora del estado de ánimo. La ciencia continúa investigando este vínculo y ha descubierto que el ejercicio también tiene un impacto significativo en el rendimiento cognitivo. Las personas con depresión suelen sentirse agotadas tanto física como mentalmente, presentan dificultades para concentrarse y tienden a aislarse. Combatir la depresión es crucial para optimizar el rendimiento cognitivo, una cuestión de gran interés para los expertos en prevención de enfermedades neurodegenerativas.
Los estudios sugieren que para lograr un efecto antidepresivo más potente, es recomendable realizar ejercicio físico tres o más veces por semana. Esta recomendación cobra aún más relevancia con el envejecimiento. En 2012, investigadores de la Universidad de Harvard descubrieron una hormona llamada "irisina", en honor a la diosa griega Iris, que se produce en el cerebro tras el trabajo muscular. Esta hormona, generada por el tejido muscular en respuesta al ejercicio, juega un rol crucial en la lucha contra la obesidad y también en el cerebro, particularmente en áreas relacionadas con la memoria y el aprendizaje.
A medida que envejecemos, la producción de irisina disminuye, por lo que es esencial encontrar maneras de estimular su liberación. La falta de actividad física agrava este descenso. Investigaciones han mostrado que niveles elevados de irisina en personas mayores están correlacionados con una menor incidencia de Alzheimer y demencia. Los científicos buscan ahora terapias para incrementar los niveles de esta hormona y ralentizar el deterioro cognitivo.
El sedentarismo y el sobrepeso no solo afectan a los adultos mayores, sino también a los niños y adolescentes, que pasan cada vez más tiempo frente a pantallas. Los estudios han demostrado que el ejercicio mejora el rendimiento cognitivo en estudiantes, reflejado en pruebas de atención, memoria y matemáticas. Tras realizar actividad física, los alumnos muestran una mejor respuesta cognitiva y emocional.
Dan Buettner, escritor y explorador, identificó en su libro La Solución de las Zonas Azules los lugares del mundo con altas concentraciones de personas centenarias que envejecen sin problemas de salud. Sus hallazgos resaltan la importancia de una alimentación equilibrada, evitar la soledad y el aislamiento, y, por supuesto, mantener una actividad física regular.
En conclusión, el ejercicio físico es fundamental no solo para la regulación del peso, sino también para la salud mental y cognitiva. Los resultados en personas con depresión y ansiedad son prometedores, y la actividad física puede ser tan eficaz, si no más, que los medicamentos antidepresivos. La Organización Mundial de la Salud recomienda 150 minutos de ejercicio a la semana, así que nunca es tarde para comenzar. ¡Levántese y active su cuerpo; su cerebro se lo agradecerá!
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