Doctorado en Lodología
... el jueves 10 de junio, partí a la 5:00 a.m. para Miguel de la Borda. Normalmente llueve en el Caribe, pero no solo me tocó un día soleado, sino que el mar estaba tranquilito, algo raro en esta época del año.
... el jueves 10 de junio, partí a la 5:00 a.m. para Miguel de la Borda. Normalmente llueve en el Caribe, pero no solo me tocó un día soleado, sino que el mar estaba tranquilito, algo raro en esta época del año.
Eran como la 5:30 p.m. y se veía que venía la lluvia, así es que decidimos regresar a la cabaña que habíamos pasado hacía unos minutos para guarecernos de la lluvia y pernoctar ahí. La verdad que la pasé bastante bien. Foto: Cortesía del autor.
Llegué a las 8:00 a.m. a Miguel de la Borda y ya estaba el bote que me iba a transportar río arriba. El bote era el transporte de abasto del área. No tienen idea la cantidad de cosas que le cupieron. Foto: Cortesía del autor.
Llegué a las 8:00 a.m. a Miguel de la Borda y ya estaba el bote que me iba a transportar río arriba. El bote era el transporte de abasto del área. No tienen idea la cantidad de cosas que le cupieron. Foto: Cortesía del autor.
Se me ocurrió la gran idea de crear un camino de peregrinaje al estilo del "Camino de Santiago", en España, con motivo de la celebración del V Centenario de la Fundación de Natá de los Caballeros cuya iglesia es la más antigua del Pacífico Americano y es de Santiago.
La idea era ir por carretera hasta Miguel de la Borda en la costa Abajo en el Caribe panameño, de ahí tomar un bote río arriba hasta lo más arriba que se pudiera llegar hasta en la temporada seca y de ahí caminar hasta Natá de los Caballeros.
Yo había manejado hasta Tulú, del lado del Pacífico en la Provincia de Coclé, donde queda Natá y había ido hasta Miguel de la Borda haciendo las averiguaciones hasta dónde podía llegar en bote, que resultó ser la comunidad de Villa del Carmen. Realmente tenía que investigar el tramo entre Villa del Carmen y Tulú, que según los lugareños, les tomaba 8 horas esa travesía, lo que me hacía suponer que a mí me tomaría fácilmente dos (2) días.
Había investigado los mapas en el "Tommy Guardia" y hasta visto Google maps para verificar mi recorrido del área desconocida. Tuve todo listo en varias ocasiones, pero siempre se presentaba algo. En par de ocasiones me salieron trabajos, y en la última ocasión, me tocaba la segunda vacuna contra la Covid-19, así es que eso tenía prioridad.
Finalmente, el jueves 10 de junio, partí a la 5:00 a.m. para Miguel de la Borda. Normalmente llueve en el Caribe, pero no solo me tocó un día soleado, sino que el mar estaba tranquilito, algo raro en esta época del año.
Llegué a las 8:00 a.m. a Miguel de la Borda y ya estaba el bote que me iba a transportar río arriba. Resulta que el bote era el transporte de abasto del área, y tuve que esperar que lo llenaran de carga. No tienen idea la cantidad de cosas que le cupieron. Finalmente partimos un total de 7 personas y la carga a la 11:00 a.m. y llegamos a la 12:30 p.m. a Villa del Carmen.
Mientras cargaban el bote me puse a hablar con la esposa del botero y me dijo que la ruta que yo había diseñado no era la más indicada, que mejor tomara por San Luis, Santa Elena, San Isidro, Boca de Tulú y de último Tulú, que era hasta donde yo ya había inspeccionado y se podía llegar por carretera de tierra y había tendido eléctrico, lo que me indicaba que habrían tiendas con alimentos que podría adquirir o inclusive tomar un transporte si necesitaba salir de ahí de prisa.
Igual, subiendo el río, me puse a hablar con el señor que estaba sentado frente a mí y me dio el mismo consejo, que mejor me fuera por la ruta que me había indicado la señora. Ambos me dijeron que eran como 2 horas hasta San Luis, lo que basado en mi experiencia como caminante quiere decir que a mí me toma fácil 3 horas.
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Decidí iniciar mi caminata a la 1:00 p.m. para estar seguro que llegaría a San Luis más tardar a la 5 de la tarde, o sea; cuatro horas más tarde, dándole gabela por si no me tomaba las tres horas que había calculado. La idea era que el muchacho que había contratado para que llevara mi carga en un caballo me encontrara en el camino. Luego de una hora de camino me alcanzó el muchacho y seguimos caminando.
Seguimos caminando y pasamos por una cabaña donde le dije al muchacho que cualquier cosa podríamos pasar la noche ahí, ya que eran las 4:30 p.m. y no habíamos llegado a San Luis. La cosa es que no se veía camino y tratamos de encontrarlo, pero simplemente no había.
Para ese entonces eran como la 5:30 p.m. y se veía que venía la lluvia, así es que decidimos regresar a la cabaña que habíamos pasado hacía unos minutos para guarecernos de la lluvia y pernoctar ahí. La verdad que la pasé bastante bien, no sentí mosquitos, aunque el muchacho prendió una estopa (lo que queda del coco cuando lo partes), para que humeara el área y espantara los mosquitos. Pero igual, no nos hizo una noche calurosa ni fría. La pasé bien.
(Primera de dos entregas).
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Presidente de la Asociación de Guías de Turismo de Panamá (AGTP).
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