Análisis
Desigualdad, desposesión y nuestro futuro
- Juan Jované
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El alto nivel de desigualdad económica y social existente no solo tiene un significado negativo en el presente, sino también hacia el futuro. En el plano social, la misma niega la idea de una sociedad en que todos y todas puedan desarrollar plenamente sus capacidades.
Panamá es reconocido internacionalmente no solo por su Canal. Desgraciadamente también lo es por su elevado nivel de desigualdad. Es así, por ejemplo, que de acuerdo con el Banco Mundial, Panamá está en el grupo de los 10 países con mayor desigualdad en el mundo. De acuerdo con datos publicados por la Cepal, la relación entre el ingreso del 10% más rico de la población y el 10% más pobre de la misma fue en el 2014 de 48.5 a 1. Más aún, de acuerdo con las cifras del PNUD para el 2015 el índice de desarrollo humano de Panamá se reduce en 22.1% cuando se ajusta para tener en cuenta la desigualdad. Se trata de una situación que encuentra su explicación en el carácter profundamente excluyente del modelo de crecimiento del país. Es así, por ejemplo, que, pese a las elevadas tasas de crecimiento de la economía, el desempleo y la informalidad siguen siendo un problema para una notable parte de la población, incluso en las regiones caracterizadas por una notable inserción en la economía globalizada. Este es el caso de la provincia de Colón en la que las estadísticas más recientes disponibles muestran un nivel de desempleo de 9.6% y una tasa de informalidad del 57.4%.
A esto se debe agregar que el férreo control que mantienen los sectores dominantes sobre la economía bloquea los mecanismos redistributivos. Es así que, de acuerdo con Cepal, Panamá se encuentra en el grupo de países que muestran una carga tributaria inferior en relación con el conjunto de países que tienen un producto por persona similar. Vale la pena señalar que de acuerdo con este organismo internacional, "el escaso poder redistributivo del impuesto sobre la renta personal se debe esencialmente a la baja carga tributaria de los contribuyentes más ricos". En nuestro país todo esto se ve agravado por los altos niveles de evasión fiscal, la que en el caso del ITBS ha llegado hasta el 39.7%.
La falta de equidad se encuentra notablemente vinculada a la política de desposesión que los sectores económicamente dominantes han venido ejerciendo. Es así, para seguir con el análisis anterior, que la renta que ha venido entregando el Canal de Panamá al Gobierno central ha servido básicamente para mantener una baja tasa de tributación sobre los sectores más ricos de la población. En pocas palabras: la renta de nuestro recurso natural más importante sirve para que los ricos paguen pocos impuestos.
El alto nivel de desigualdad económica y social existente no solo tiene un significado negativo en el presente, sino también hacia el futuro. En el plano social, la misma niega la idea de una sociedad en que todos y todas puedan desarrollar plenamente sus capacidades. En relación con la eficiencia económica, la misma llevará más temprano que tarde a un menor dinamismo, reduciendo la innovación y el crecimiento de la productividad.
Se trata de una situación que ameritaría la mayor atención posible. Sin embargo, desgraciadamente, ningún partido político ni candidato independiente se ha planteado seria y científicamente el problema. Así de pobre está la política en Panamá.
Economista
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