Panamá
Derrota Monumental en Salud Pública
Los determinantes sociales de la salud son las circunstancias en que las personas nacen, crecen, viven, trabajan y envejecen, incluido el sistema de salud.
- José González Rivera
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- - Actualizado: 17/1/2024 - 12:00 am
El resurgimiento del gusano barrenador en Panamá, desnutrición marcada en los suburbios, las grandes cantidades de Aedes egypti y las subsecuentes estadísticas de dengue, basura desbordada en todas las comunidades panameñas, falta oportuna de medicamentos para la diabetes y la presión arterial, el elevado precio de los medicamentos para iniciar un tratamiento adecuado, la erhilichiosis canina por todas partes, la falta de infraestructura de aguas residuales con el consecuente transmisión fecal-oral y la falta constante de agua potable para la externalización de carros cisternas, son las encuesta de carne y hueso del fracaso de la salud pública panameña. Al ritmo que vamos, solo nos falta que aparezca en la Dubái de las Américas, en pleno siglo XXI la peste negra, el polio y la fiebre amarilla.
Impresiona que las empresas donadoras de campaña electoral que se ganan siempre las licitaciones para construcción de megahospitales, su equipación, su limpieza y la recolección de basura pesan más en la democracia libertaria panameña, que evitar enfermedades crónicas no transmisibles que son prevenibles para poder disminuir la discapacidad y la mortalidad prematura atribuible a estas enfermedades.
Los determinantes sociales de la salud son las circunstancias en que las personas nacen, crecen, viven, trabajan y envejecen, incluido el sistema de salud. Esas circunstancias son el resultado de la distribución de las fuerzas políticas, dinero, el poder, los recursos a escala mundial, nacional y local, que dependen a su vez de las políticas adoptadas por el gobierno. Los determinantes sociales de la salud explican la mayor parte de las inequidades sanitarias, esto es, de las diferencias injustas y evitables observadas entre los países y entre ellos, en lo que respecta a la situación sanitaria.
Las condiciones higiénicas del país son muy deficientes, así como su sistema de transporte, recolección oportuna de basura, deficiente manejo de las excretas y las condiciones de seguridad. Una población pobre, mal nutrida y hacinada en barracas o en terrenos inundables con la subsecuente proliferación de mosquitos son el caldo de cultivo para la enfermedad.
Jeffrey Sachs, quien fue director de la Comisión Macroeconómica y de la Salud de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en el año 2002, justificó la relevancia de la inversión en salud pública como elemento fundamental para el desarrollo social y económico: " Creemos que la inversión adicional en salud se retribuirá muchas veces en millones de vidas salvadas cada año, mejorando el desarrollo económico y fortaleciendo la salud global".
Desde la perspectiva de la organización de los servicios de la salud pública, diversos estudios analizan las ventajas de la atención de pacientes crónicos por el médico general en centros de cuidado primario como centros de salud y policlínicas. Los pacientes atendidos en servicios especializados como Ciudades Hospitalarias reciben menos intervenciones preventivas, resuelven menos problemas por visita, tienen menos continuidad en la atención y tienen una valoración menos adecuada de la interacción de medicamentos e indicaciones para diversos problemas de salud. En un país de primer mundo, se hubieran rescatado los MINSA-CAPSI y policlínicas antes de rescatar la Ciudad Hospitalaria Ricardo Martinelli Berrocal y jamás se debieron recortar las plazas de residencia de medicina familiar y las del internado médico.
La centralización de recurso en medicina curativa especializada y en sobrecosto en la ciudad, dejando a la desidia la adecuada equipación y abastecimiento de los centros de salud y hospitales periféricos provinciales de segundo nivel, es un ejemplo claro de utilitarismo que vulnera gravemente la dignidad humana como en su momento fueron los experimentos de Mengele, el estudio de Tuskegee, los análisis de costo-beneficio realizados por las tabacaleras y la Enmienda de la ley de Pobres en Inglaterra del año 1834.
El acceso a los servicios de salud en los más de 600 corregimientos de Panamá debe tener el mismo nivel estratégico que la sociedad le asigna a la educación.
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