Definitivamente, estábamos equivocados
Nuestro estilo de vida se ha concentrado en el sedentarismo, materialismo, vanidad y poder que, en estos momentos, no nos sirve de nada.
Nuestro estilo de vida se ha concentrado en el sedentarismo, materialismo, vanidad y poder que, en estos momentos, no nos sirve de nada.
Durante millones de años la humanidad estuvo enmarcada en una cultura basada en mucha actividad física y exposición al sol, buena alimentación fresca, aire limpio y agua pura y suelos no contaminados. Foto: Víctor Arosemena.
La mayoría de las opiniones sobre los orígenes de la actual pandemia se ha enfocado en razones fortuitas u ocasionadas por el "Gigante Asiático".
Pocas se han dirigido al rol que, en alguna medida, cada individuo ha tenido en esto, seguramente por nuestro natural mecanismo de defensa en señalar a otros por todos nuestros males.
Si la actual pandemia fue producto de un experimento accidentado o deliberado en China, como algunos han especulado, y este servidor comparte, habría que preguntarse ¿por qué la comunidad internacional lo permitió, después de tantos antecedentes en dicho país?
Si China en verdad fue responsable de esta situación, ¿cómo se sentirían aquellos que huyeron de esa nación, para buscar una supuesta mejor vida del otro lado del mundo, y ahora se encuentran en una cuarentena originada en su país natal?
Tal vez se preguntarían que si se hubieran quedado allá para cambiar las cosas, posiblemente la pandemia no se hubiese dado.
La actual pandemia ha sido una clara realización de películas que en su momento pensábamos que solo eran ciencia-ficción.
Esa realización nos debe hacer reflexionar sobre muchas otras películas que hemos considerado como ficciones, entre ellas, las relativas al calentamiento global y las bombas atómicas.
¿Nos pondremos una venda en los ojos al respecto? Ya lo hicimos y miren lo que pasó.
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Supongamos ahora que toda esta pandemia fue un accidente natural. Habría entonces que evaluar si un accidente se podría considerar como tal, si pudo haberse evitado.
Tengo entendido que la comunidad científica internacional ya había advertido a algunos líderes políticos de la pandemia que estamos confrontando, al punto de que, en el 2015, Bill Gates la pronosticó, y con lujos de detalles. ¿Cómo se entiende esto?
¿Nos estamos equivocando entonces al elegir a nuestros líderes? ¿Será que debemos votar por científicos?
Si la actual pandemia nos ha demostrado que lo más importante es la salud, ¿por qué tenemos como norma elegir a gobernantes que no tienen como prioridad nuestra salud?
Supongamos que el modelo de éxito que hemos llevado en nuestras vidas es el correcto.
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¿Cómo se habrían sentido aquellos exitosos hombres de negocios que se encontraban en esos lujosos cruceros, cuando en medio de la pandemia, rogaban para que se les permitiera atracar en un puerto samaritano?
En el pasado cuestioné como injusto los enormes salarios que devengaban algunos artistas y deportistas, por simplemente tener la dicha de una muy oportuna habilidad.
"A un deportista se le permite tener una mala racha, pero a un profesional no", cuestionaba en ese momento.
¡Curioso! Sus trabajos se encuentran en el limbo, y lo que es peor, los eventos públicos serán los últimos en reactivarse.
Pareciera que el mundo estaba mal diseñado. Nuestro estilo de vida se ha concentrado en el sedentarismo, materialismo, vanidad y poder que, en estos momentos, no nos sirve de nada. Todo ello a pesar de que durante millones de años la humanidad estuvo enmarcada en una cultura basada en mucha actividad física y exposición al sol, buena alimentación fresca y variada, aire limpio y agua pura y suelos no contaminados.
No podemos extrañarnos entonces de que un microorganismo nos esté acabando, porque nos hemos alejado de la naturaleza.
Lástima que la llamada "nueva normalidad" no incluye retomar los fundamentos de la vida.
Panamá no escapa de esa paradoja. Nos hemos sentido tan orgullosos de nuestro canal y posición geográfica, que nos hemos atrevido a decir que "Dios es panameño".
Bueno… gracias a todo eso, estamos entre los países con mayor número de infectados por millón de habitantes.
Irónicamente, aquel humilde y abandonado campesino es el que posiblemente menos se preocupa de la COVID- 19, y su mayor cargo de conciencia en estos momentos podría ser no haber sembrado más el año pasado.
Como ser pensante, no puedo evitar sentir pena cada vez que veo a mi prójimo "embozado" en la calle y por no poder darle una "majadita" a mis nietos.
Y cada vez que algo indeseado me ocurre, lo primero que pienso es en qué forma me equivoqué al respecto, y si usted, estimado lector, desea saber quién es el causante de su situación en particular, podría comenzar con ir al baño de su casa y buscar un espejo.
Docente.
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