De Reval a Tallinn, la idílica capital de Estonia
- Jaime Figueroa Navarro
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Una de las razones primordiales para descubrir el mar Báltico es que allí se respira la sangrienta historia del Homo sapiens, caracterizada por la hegemonía y dominación de potencias foráneas, tierra de guerreros y conquistas, eternamente luchando por su libertad y soberanía, que goza de una extraña similitud con el istmo de Panamá que a lo largo de su historia ha abierto el voraz apetito de vecinos y lejanos señoríos por el estratégico control de su ruta.
Develamos de esta forma nuestra reciente revista a la fascinante Tallinn. Ubicada sobre una bahía a orillas del mar Báltico, 80 kilómetros al sur de Helsinki, Finlandia y 320 kilómetros al oeste de San Petersburgo, Rusia, esta amurallada urbe de medio millón de habitantes es la capital y mayor ciudad de Estonia, mejor conocida como Reval a partir del siglo XIII hasta la primera mitad del siglo XX. Su actual nombre es una derivación histórica de Taani-linna, que significa "castillo Danés" resultado de la construcción de un castillo allí posterior a la batalla de Lyndannise en 1219.
Su historia trasluce la existencia de tribus hará unos 5,000 años. Sus anales como ciudad amurallada por espigados muros rinden honor a su selección como una de las mejores ciudades europeas por visitar en 2024, sirviendo su casco medieval galardonado Patrimonio Mundial de la UNESCO a partir de 1997. Más allá del glamour de su Ciudad Vieja, Tallinn resulta una ciudad moderna y audaz, a través del desarrollo urbano, posterior a medio siglo de esclavitud Soviética, logrando en 2012 el liderazgo como la ciudad con el mayor número per cápita de empresas startup de todas las capitales europeas, sede de multinacionales de alta tecnología tales como Skype y Wise. Para 2007, ya fungía entre las 10 ciudades digitales del mundo y en 2022 entre las 10 ciudades europeas del futuro de tamaño mediano. Entonces aquí se respira una amalgama de historia, por un lado, y centelleantes cerebros por el otro, que bien servirían de inspiración para el logro de nuestros tropicales sueños al habilitar desde inicios del siglo XXI nuestra Ciudad del Saber en el antiguo Fuerte Clayton.
A pesar de su extremadamente remota ubicación al extremo norte del Báltico, la capital de Estonia acoge más del doble del número de visitantes anuales que la totalidad de la República de Panamá, con 4.3 millones de turistas anuales, siendo su principal atractivo su Ciudad Vieja, dividida entre su distintiva ciudad baja y ciudad alta, resaltando desde su bahía más de 2 kilómetros de murallas originales que le asemejan a una ciudad de cuentos.
Las estancias medievales brillan el encanto de la Ciudad Vieja, paraíso para fotógrafos, donde resalta la plaza de la Alcaldía o ayuntamiento, sitio de encuentro donde se celebran ferias de artesanías, mercados medievales y conciertos, destacando diferentes edificaciones como el Ayuntamiento de estilo Gótico construido en el siglo XIII y la farmacia más antigua de Europa que data de 1422, famosa por contar con su más célebre cliente al zar de Rusia, exponiendo en una de sus salas una mezcolanza de productos médicos de los siglos XVI al XX.
Deambulamos sus callejuelas la jornada, maravillados por sus interminables magnetos, culminando nuestra visita acompañada de gélida cerveza en el afamado pub Beer House, cercana a la embajada rusa, matizada en su exterior por decenas de letreros y otros símbolos de protesta por sus recientes incursiones imperialistas en Ucrania, Georgia y el vil asesinato de sus detractores, siendo el más destacado Alexei Navalny el 16 de febrero, reflejando el espíritu de repudio espejado a lo largo y ancho de Europa. Revelar Estonia en 2024 obliga a palpitar al corazón sobre lo que fue y puede ser una de las gemas de nuestro mundo moderno.
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