Epicentro
De la individualidad pensante hacia la masa irreflexiva
...las manifestaciones y protestas son solo productos de las masas que destruyen y no del individuo que construye y que edifica hacia el mañana.
Epicentro
...las manifestaciones y protestas son solo productos de las masas que destruyen y no del individuo que construye y que edifica hacia el mañana.
¿Cómo recordaremos, en un mañana, los tiempos que hoy se están viviendo? Sería bueno para nosotros, y para los demás, entender que el hoy es solo el pasado del mañana y que el impacto de nuestras acciones personales, y colectivas, pueden afectar incluso a los que no han nacido aún.
¿Seremos, entonces, de aquellos cuyas huellas quedaron solo impresas transitoriamente en las arenas de mareas muy bajas, imperturbables ante el hecho cierto de que lo marcado en nuestro caminar será borrado pronto por las aguas de la marea que sube?; ¿o seremos más bien los que al edificar a otros un camino, reemplazamos nuestras huellas por senderos, sin importar siquiera si ese rastro nuestro de lo recorrido sea o no recordado por aquellos que allí también deciden caminar?
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La vorágine desordenada de nuestra América Latina es solo el reflejo de un desorden íntimo que se proyecta, como sombra, de lo individual hacia lo colectivo.
Una dejadez e inercia individual; una falta de destino como pueblos conformados por personas que caminan juntas hacia una sola cima; una falta clara de interés y de empatía hacia la necesidad ajena y hacia todo aquello que no exige de nosotros el esfuerzo de verse reflejado en el espejo del vecino o del compatriota.
Vivimos tiempos de un encerramiento individual, pero pensamos como masa que olvida por completo lo que somos y que dispersa la cohesión de unos propósitos que son mucho más grandes que nosotros mismos.
Miramos con la lupa las estrellas y con telescopio los bienes más preciados y que están más cerca de la humanidad, porque creemos colectivamente ser los dueños ya del infinito, dejando a un lado las riquezas más cercanas y sencillas de la vida, distorsionando relaciones personales y escondiéndonos detrás de una tecnología que solo nos acerca por medios electrónicos, pero que nos distancia del calor humano de las relaciones personales.
Al protestar por medio de las redes, no somos más civilizados, sino todo lo contrario; nos vamos replegando muy adentro en una caverna más oscura que deshumaniza, y avivamos allí en esos rincones el fuego y el calor del egoísmo que nos viene a distanciar de los demás.
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Así, a la distancia, asumimos, muchas veces como nuestras esas "causas" que ni siquiera ya entendemos, a pesar de que destruyen a la sociedad.
En esta vida moderna y muy ligera, plagada de un distanciamiento tecnológico y de masificaciones insensatas e insensibles, pensemos que tal vez reflexionando todos hacia dónde vamos, sin dejarnos arrastrar por las corrientes de las grandes mayorías, podrá traernos nuevamente el pensamiento claro de responsabilidades personales y responsabilidades ciudadanas.
Así, tal vez, no acuñemos esa triste predicción de Mujica, cuando comprendió que en un mañana próximo podrían estar todas las respuestas, pero que ya no estarían todas las preguntas, y que el individuo podría quedar muy pronto inerte y diluido por la mente colectiva de la humanidad.
Un mundo en que las manifestaciones y protestas son solo productos de las masas que destruyen y no del individuo que construye y que edifica hacia el mañana.
Abogado.
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