Crucereando el Mundo

Proclama así la anécdota del viajero: "Si permaneces mucho tiempo en tu aldea, te oxidas". Y es por ello por lo que estrujando el bendecido asueto anual de un mes (los gringos, como ejemplo, en su mayoría solo gozan de una semana de vacaciones al año), hacemos nuestro agosto viajando a diversos y disimiles parajes para alimentar el alma de culturas, gastronomías, y distantes tribus.

Posterior a surcar en surtidas excursiones, ya sean planificadas o autogeneradas, llegamos a la conclusión que la forma más eficiente de explorar el globo resulta a bordo de cruceros, por su eficiencia, comodidad, entre otras, de solamente empacar y desempacar una sola vez y su intrigante costo/beneficio.

A lo opuesto de los noveles viajeros, en la mayoría de los casos, reservamos cabinas interiores, porque amén de resultar las más económicas, no penetra ni un rayo de luz concediendo un sueño renovador y también porque la mayoría del tiempo le pasamos en las excursiones a diversos destinos y no dentro del camarote.

Como la mayoría de las compañías de cruceros ofrecen la gran variedad de itinerarios entre 7 a 10 días de duración, normalmente cuando cruzamos el charco, resultado del cambio de horas, elegimos la modalidad "back-to-back", que nos permite visitar dos opciones diferentes a bordo del mismo barco. Y ello, porque trasladarse a Europa por una semana afecta el ritmo circadiano y justo cuando el cuerpo se está acostumbrando al nuevo horario, estamos volando de vuelta.

Es elemental también viajar durante los meses más cómodos del calendario. Por ejemplo, abril es época de muchas lluvias, febrero de mucho frío. En nuestro caso particular, a pesar de resultar más oneroso, nos trasladamos durante los meses del verano europeo, es decir, entre junio y agosto. Igual de trascendente resulta la capacidad del navío, porque una cosa es cruzar el Atlántico, en cuyo caso una embarcación de mayor calado seria la opción más indicada, y otra el cabotaje en puertos con tiempo limitado para excursiones donde los barcos más pequeños agilizan el desembarque para maximizar la estancia.

Por si no lo viste

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Para 2024, ya planificado desde inicios del año pasado, hemos optado por un traslado de 20 días en su versión "back-to-back" a bordo del crucero Norwegian Dawn, con capacidad para 2,340 pasajeros, con destinos norte de Europa y mar Báltico.

Por su funcionalidad, comodidad y costos, optamos por los vuelos con Iberia, aterrizando en Londres el viernes 23 de agosto, lo que nos permite un fin de semana de recobro y ocio anterior a abordar el navío el lunes 26 en Southampton, efectuando nuestro traslado hacia el puerto a bordo de un tren expreso desde Londres, con duración de una hora y doce minutos. Durante la primera mitad del recorrido visitaremos diversos puertos en Inglaterra, Irlanda, Irlanda del Norte, Francia, Bélgica, Holanda, Noruega y Dinamarca para estrenar escalas durante la segunda mitad en Alemania, Polonia, Lituania, Latvia, Estonia, Finlandia y Suecia.

En su totalidad, visitaremos 15 países en 20 días, lo que nos permite un abrebocas y bosquejo general del norte de Europa, que nos abrirá los ojos sobre sitios particulares en los cuales deseemos enfocar nuestros viajes futuros. Ahorramos todos los años para estas aventuras, en lugar de gastar nuestros ahorros en chucherías de moda, porque la vida es una y al final del camino, a nadie le importa o recordará el Porsche que estrenaste en 2024, el trajecito aquel de Desigual, el Rolex, razón de desventuras y desagravios al perderle, sino más bien la inversión en recuerdos que pernoctan por siempre, aventuras allende que perduran para relatar a los nietos, si es que no te acompañan.

Viaje bastante y viaje a diversos sitios. Nada alfeñique el alma como trasladarse a las mismas playas, frecuentar los mismos bares y conversar con la misma gente, semana tras semana, año tras año, hasta el final del camino.

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