Epicentro
Crónicas de resiliencia
.. ¿qué llevó al hombre a sobrevivir a un mundo hostil en el que, genéticamente, estaba haciendo recorrido ya hacia los umbrales mismos de extinción?
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.. ¿qué llevó al hombre a sobrevivir a un mundo hostil en el que, genéticamente, estaba haciendo recorrido ya hacia los umbrales mismos de extinción?
La inteligencia del hombre se hizo más aguda precisamente en medio de esas pruebas de aniquilación y que el sufrimiento individual pasó, entonces, a ser una carga colectiva. Foto: EFE.
El ser humano, en la reciente tabla evolutiva del mundo en que ha venido a hacer su aparición, que se remonta tal vez a unos escasos 200 mil años, se ha probado a sí mismo como un éxito de la cadena y, también, como aniquilador definitivo de muchas otras especies, como la megafauna que se extingue tal vez por ese exceso tan nocivo de su caza por su principal depredador, el homo sapiens, hace unos 8 mil años.
Pero lo más impresionante, tal vez, de nuestra especie, es la forma en la que, luego de estar al borde de su propia extinción y reducida a unos escasos 50 especímenes hace unos 27 mil años, según estudios genéticos, pudo recuperarse y prosperar evolutivamente hasta convertirse en el amo del mundo, alcanzando hoy incluso la capacidad real de destruirlo.
El hombre se mantuvo en la ruleta evolutiva y logró superar su propia desaparición, haciéndose señor y dueño del azar.
De esos 50 escasos individuos, frágiles ante el mundo que los rodeaba y empujados casi al borde del abismo de extinción, descendemos esos 7 billones de seres humanos que poblamos hoy el mundo.
Pero, ¿qué llevó al hombre a sobrevivir a un mundo hostil en el que, genéticamente, estaba haciendo recorrido ya hacia los umbrales mismos de extinción?
Expertos como Danny Vendramini consideran que la inteligencia del hombre se hizo más aguda precisamente en medio de esas pruebas de aniquilación y que el sufrimiento individual pasó entonces a ser una carga colectiva.
Su empatía hacia los suyos comienza a hacerse parte de la esencia de su conducta y surgen atributos claros, e inexplicables, de un empeño muy tenaz de no dejar atrás y abandonado al miembro débil de la especie.
Los lazos del amor, de la capacidad anímica, de emoción hacia los suyos, que el científico puede hoy diseccionar en nervios, en neuronas y en torrentes, se agudizan de manera exponencial, haciendo que nuestros ancestros de ese entonces, al borde de su propia desaparición, hicieran saltos cuánticos en materia evolutiva, garantizando la supervivencia de la especia.
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Todos esos atributos, que no comparte con ninguna otra especie, se pudieron convertir tal vez en la clave misma de su capacidad adaptativa deslumbrante.
Pero sobre todas las cosas, ha sido su capacidad de resilencia, impresa ya con fuego evolutivo en el genoma humano; una capacidad de edificar sobre las propias ruinas, desafiando todo reto del mañana y sosteniendo siempre una esperanza que se ha venido a definir como el excesivo optimismo de la humanidad ante un futuro incierto.
Abogado.
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