Concluyó crisis de Perejil
Publicado 2002/07/22 23:00:00
Gracias a la influyente mediación diplomática de Estados Unidos, España retiró el aparatoso despliegue militar sobre la isla Perejil, y Marruecos se comprometió a no autorizar más desembarcos de gendarmes en el rocoso y controvertido peñón. Simultáneamente, la Ministra de Relaciones Exteriores recién estrenada Ana Palacio acordó reunirse con su homólogo marroquí Benaissa. ¿Se arribará a un statu quo sobre la base de la razón y no de la fuerza por la posesión del pequeño islote que no tiene importancia estratégica, pero cuyo significado va a las raíces de los enclaves españoles en el reino de Marruecos?
Hay observadores españoles e internacionales que sostienen que el gobierno centroderechista de José María Aznar cayó en una trampa astutamente urdida por el gobierno marroquí, para poner en el primer plano de la agenda mundial la situación de los enclaves coloniales que España tiene en su territorio desde el siglo pasado. Estos enclaves son Ceuta, Melilla, las islas Chafarinas y los peñones de Vélez de la Gomera y de Alhucemas. La sobrerreación militar del gobierno de Aznar por la ocupación de un islote ubicado en aguas jurisdiccionales de Marruecos ha motivado que la comunidad internacional redescubra que mientras Francia, Inglaterra, Portugal, descolonizaron los enclaves que tuvieron en Africa, España todavía retiene territorios conquistados por las armas en el Magreb.
Desde la proclamación de su independencia de Francia en 1956, la monarquía alauita no ha reclamado formalmente la devolución de Ceuta y Melilla, pero el conflicto de Perejil ha logrado que se amplíe la visión sobre el conjunto de los enclaves norafricanos, conquistados por regímenes militaristas que la España democrática ha respetado como parte del patrimonio territorial nacional. Por lo pronto, las conversaciones entre España e Inglaterra por el peñón de Gibraltar, al parecer, se han postergado, dado que estratégicamente no es el momento más adecuado para que España replantee a los británicos la devolución de un peñón, cuando hubo un intento de anexión de hecho de Perejil.
La muy profesional diplomacia española trabaja intensa y sutilmente para enmendar las repercusiones de lo que empezó como la disputa de un perejil y no se sabe si llegará a reclamaciones sazonadas con tomillo y comino por la diplomacia árabe.
Es prudente que los ciudadanos decentes de esta nación, independientemente de lo que haga o deje de hacer nuestra sorda clase gobernante, tomemos las medidas para hacer realidad lo que añoramos y echar por tierra, para siempre, lo que detestamos.
La Constituyente no es la solución de todos los problemas, pero es el inicio del duro camino, hacia un Panamá nuevo y honroso; sin ella no se puede reinstituir a la patria, con ella todos seremos partícipes del cambio de aquellas cosas que ensucian y desmoralizan nuestra dignidad nacional.
([email protected])
Hay observadores españoles e internacionales que sostienen que el gobierno centroderechista de José María Aznar cayó en una trampa astutamente urdida por el gobierno marroquí, para poner en el primer plano de la agenda mundial la situación de los enclaves coloniales que España tiene en su territorio desde el siglo pasado. Estos enclaves son Ceuta, Melilla, las islas Chafarinas y los peñones de Vélez de la Gomera y de Alhucemas. La sobrerreación militar del gobierno de Aznar por la ocupación de un islote ubicado en aguas jurisdiccionales de Marruecos ha motivado que la comunidad internacional redescubra que mientras Francia, Inglaterra, Portugal, descolonizaron los enclaves que tuvieron en Africa, España todavía retiene territorios conquistados por las armas en el Magreb.
Desde la proclamación de su independencia de Francia en 1956, la monarquía alauita no ha reclamado formalmente la devolución de Ceuta y Melilla, pero el conflicto de Perejil ha logrado que se amplíe la visión sobre el conjunto de los enclaves norafricanos, conquistados por regímenes militaristas que la España democrática ha respetado como parte del patrimonio territorial nacional. Por lo pronto, las conversaciones entre España e Inglaterra por el peñón de Gibraltar, al parecer, se han postergado, dado que estratégicamente no es el momento más adecuado para que España replantee a los británicos la devolución de un peñón, cuando hubo un intento de anexión de hecho de Perejil.
La muy profesional diplomacia española trabaja intensa y sutilmente para enmendar las repercusiones de lo que empezó como la disputa de un perejil y no se sabe si llegará a reclamaciones sazonadas con tomillo y comino por la diplomacia árabe.
Es prudente que los ciudadanos decentes de esta nación, independientemente de lo que haga o deje de hacer nuestra sorda clase gobernante, tomemos las medidas para hacer realidad lo que añoramos y echar por tierra, para siempre, lo que detestamos.
La Constituyente no es la solución de todos los problemas, pero es el inicio del duro camino, hacia un Panamá nuevo y honroso; sin ella no se puede reinstituir a la patria, con ella todos seremos partícipes del cambio de aquellas cosas que ensucian y desmoralizan nuestra dignidad nacional.
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