Cómo cambian los tiempos
Publicado 2007/03/04 00:00:00
- Kenibeth RÃos P.
El silencio es elocuente; callan porque también, aunque las migajas, esperan recibir. Parece que todo se vende o se alquila. Hasta criterios y conciencias...
LOS ÚLTIMOS AÑOS de la dictadura fueron difíciles para algunos. Para otros, que siempre se acomodan a las circunstancias, hacían oposición algunos días de la semana, y los restantes se ingeniaban para guiñar el ojo a los jefes militares. Estuve en el primer grupo desde que me tocó como Secretario General reinscribir en 1980 al Partido Demócrata Cristiano (PDC). Luego, siendo Ricardo Arias Calderón presidente del partido y, hasta 1991, cuando dejé de ser su vicepresidente, alterné estas posiciones con Luis Emilio Veces (q.e.p.d.), José Antonio Sossa, Raúl Ossa y Carlos Arellano Lennox, constituyendo un equipo monolítico de trabajo. Hasta esa fecha estuve 17 años seguidos en posiciones directivas del partido. Por la intensidad como viví ese pasado y lo que ello significó de sacrificios para mi familia y para mí, modestia aparte, siento tener algo de autoridad para compararlo con el drama que se vive hoy.
Hicimos historia como partido político porque no perdíamos oportunidad para opinar sobre los temas de la vida nacional; no como ahora que los "dirigentes" esquivan algunos porque afectan sus intereses. Fuimos permanentes en la crítica y audaces en nuestras posiciones; nunca supimos de claudicaciones ni de miedo. Nos distinguimos por ser los auténticos voceros de la opinión pública y de la oposición. Por eso, en 1984 obtuvimos cinco curules (Arellano, Ossa, Montemayor, Mejía y yo) y desde la Asamblea, a veces solos porque los panameñistas y Molirenas allí presentes poco decían; combatimos de frente y "sin tembladera" al régimen militar. Defendimos el triunfo del Dr. Arnulfo Arias en las urnas como ni siquiera lo hicieron los mismos arnulfistas.
La historia gloriosa del PDC terminó luego de nuestra salida del gobierno de Endara. Algunos se quedaron, porque era más importante el cheque que la ideología; o porque creyeron que la verdadera razón de la salida fue el producto de un capricho. Los legisladores comenzaron a hacer lo mismo criticado a los demás: vender sus exoneraciones, nombrar botellas en la Asamblea, mantener a familiares emplanillados, etc. La imagen de seriedad y responsabilidad que se había logrado tener llegó a niveles tan bajos como el demostrado en el 2004, en donde si no es por un enclenque residuo del PRD, hoy el partido no tendría ningún diputado en la Asamblea Nacional.
¿Será que las cosas cambiaron? ¿Será que las personas fueron cambiando ante las nuevas circunstancias? Me imagino hoy al viejo PDC cuestionando severamente en una conferencia de prensa en la Ave. Perú, a un presidente de la República que, sin haber llegado a la mitad de su mandato, comienza a hacerle política a quien debe reemplazarlo en el 2009; o pidiéndole que se separe de su cargo de Secretario General del PRD, para garantizar un proceso interno inmaculado y sin presiones, y poder presidir unas elecciones limpias ese año.
¿Será que el que no ha cambiado soy yo? ¿Será que también se han acomodado a las nuevas circunstancias los que desde algunos medios de comunicación, le hicieron la vida de cuadritos a Endara, a Pérez Balladares y a Moscoso, pero a malas sacan noticias negativas del actual gobierno? ¿Será que esos empresarios que tanto pedían democracia, guardan silencio hoy frente a un gobierno que no se caracteriza por su transparencia, pero es el que mejor protege sus intereses económicos?
Hoy, con la misma valentía que se hizo con Mireya Moscoso con sus trajes andrajosos y la cirugía plástica pagada a la esposa de un legislador con partidas discrecionales, todos los opositores deberían criticar el pago de más de B/. 18.000.00 de esas partidas, ahora para una cirugía en la San Fernando a una ex Magistrada de la Corte Suprema, que de indigente nada tiene. El silencio es elocuente; callan porque también, aunque las migajas, esperan recibir. Parece que todo se vende o se alquila. Hasta los criterios y las conciencias, si es que alguna vez la llegaron a tener.
A los gobernantes les importa un bledo lo que digan de ellos. En el ´68, siendo un joven idealista de 22 años, candidato a Concejal por el Distrito de Panamá, viví el golpe de Estado; al igual que hoy, a nadie le importaba un comino lo que pasaba en el país. Siendo un estudiante politizado estudié el fenómeno en la Universidad; viví el proceso democratizador aquí, con excepción del año y medio que cursé mi maestría. Las condiciones de 1968 se están repitiendo en el 2007; eso sí, sin la participación de una fuerza armada beligerante. Partidos tradicionales, pactos de recámara, repartición de prebendas, irrespeto de las leyes, falta de transparencia, justicia selectiva, impunidad, inmensa corrupción en la Asamblea. Se utilizan los recursos del Estado para campañas políticas, en mayor escala de las que se dieron en 1968 y procesos electorales anteriores. Serrucho, dedo, imposiciones por doquier; algunos hombres con mucha suerte. Lo mismo, pero a todo color y con todo lo moderno que hay en los medios de comunicación, de lo que se vivió en 1968. ¿Estamos ciegos? O ¿simplemente queremos hacernos los ciegos?
La Casa de la Municipalidad fue restaurada por representar un excelente ejemplo de la arquitectura neoclásica y en su interior se puede observar en el piso el trazo de la muralla colonial de la ciudad.
Vemos el antiguo Palacio Municipal, cuya construcción fue de influencia italiana de estilo neoclásico.
Se aprecia el Museo del Canal de Panamá construido a mediados del siglo XIX.
Las Ruinas del Antiguo Convento de Santo Domingo construidas en 1678.
No obstante, los turistas que llegaban en buses a la Plaza Herrera eran asaltados por los delincuentes del Castillo de Greiscol.
Según información del Ministerio de Vivienda, en el Casco Antiguo hay 940 fincas, de las cuales 92 son del estado, 830 son inmuebles y de esos 37 pertenecen al Banco Hipotecario Nacional.
De 793 inmuebles, 51 son casas condenadas, 35 abandonadas, 12 tapiadas o bloqueadas y 7 en ruinas. Unos 27 son atendidos en proyectos de restauración, además 70 fueron restaurados hasta agosto de 2004.
Mediante la Ley No. 91 de diciembre de 1976 el Casco Antiguo fue declarado Conjunto Monumental Histórico. El mismo incluye los barrios de San Felipe, parte de Santa Ana, El Chorrillo y Calidonia. En 1997 fue declarado Patrimonio Mundial de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
Hicimos historia como partido político porque no perdíamos oportunidad para opinar sobre los temas de la vida nacional; no como ahora que los "dirigentes" esquivan algunos porque afectan sus intereses. Fuimos permanentes en la crítica y audaces en nuestras posiciones; nunca supimos de claudicaciones ni de miedo. Nos distinguimos por ser los auténticos voceros de la opinión pública y de la oposición. Por eso, en 1984 obtuvimos cinco curules (Arellano, Ossa, Montemayor, Mejía y yo) y desde la Asamblea, a veces solos porque los panameñistas y Molirenas allí presentes poco decían; combatimos de frente y "sin tembladera" al régimen militar. Defendimos el triunfo del Dr. Arnulfo Arias en las urnas como ni siquiera lo hicieron los mismos arnulfistas.
La historia gloriosa del PDC terminó luego de nuestra salida del gobierno de Endara. Algunos se quedaron, porque era más importante el cheque que la ideología; o porque creyeron que la verdadera razón de la salida fue el producto de un capricho. Los legisladores comenzaron a hacer lo mismo criticado a los demás: vender sus exoneraciones, nombrar botellas en la Asamblea, mantener a familiares emplanillados, etc. La imagen de seriedad y responsabilidad que se había logrado tener llegó a niveles tan bajos como el demostrado en el 2004, en donde si no es por un enclenque residuo del PRD, hoy el partido no tendría ningún diputado en la Asamblea Nacional.
¿Será que las cosas cambiaron? ¿Será que las personas fueron cambiando ante las nuevas circunstancias? Me imagino hoy al viejo PDC cuestionando severamente en una conferencia de prensa en la Ave. Perú, a un presidente de la República que, sin haber llegado a la mitad de su mandato, comienza a hacerle política a quien debe reemplazarlo en el 2009; o pidiéndole que se separe de su cargo de Secretario General del PRD, para garantizar un proceso interno inmaculado y sin presiones, y poder presidir unas elecciones limpias ese año.
¿Será que el que no ha cambiado soy yo? ¿Será que también se han acomodado a las nuevas circunstancias los que desde algunos medios de comunicación, le hicieron la vida de cuadritos a Endara, a Pérez Balladares y a Moscoso, pero a malas sacan noticias negativas del actual gobierno? ¿Será que esos empresarios que tanto pedían democracia, guardan silencio hoy frente a un gobierno que no se caracteriza por su transparencia, pero es el que mejor protege sus intereses económicos?
Hoy, con la misma valentía que se hizo con Mireya Moscoso con sus trajes andrajosos y la cirugía plástica pagada a la esposa de un legislador con partidas discrecionales, todos los opositores deberían criticar el pago de más de B/. 18.000.00 de esas partidas, ahora para una cirugía en la San Fernando a una ex Magistrada de la Corte Suprema, que de indigente nada tiene. El silencio es elocuente; callan porque también, aunque las migajas, esperan recibir. Parece que todo se vende o se alquila. Hasta los criterios y las conciencias, si es que alguna vez la llegaron a tener.
A los gobernantes les importa un bledo lo que digan de ellos. En el ´68, siendo un joven idealista de 22 años, candidato a Concejal por el Distrito de Panamá, viví el golpe de Estado; al igual que hoy, a nadie le importaba un comino lo que pasaba en el país. Siendo un estudiante politizado estudié el fenómeno en la Universidad; viví el proceso democratizador aquí, con excepción del año y medio que cursé mi maestría. Las condiciones de 1968 se están repitiendo en el 2007; eso sí, sin la participación de una fuerza armada beligerante. Partidos tradicionales, pactos de recámara, repartición de prebendas, irrespeto de las leyes, falta de transparencia, justicia selectiva, impunidad, inmensa corrupción en la Asamblea. Se utilizan los recursos del Estado para campañas políticas, en mayor escala de las que se dieron en 1968 y procesos electorales anteriores. Serrucho, dedo, imposiciones por doquier; algunos hombres con mucha suerte. Lo mismo, pero a todo color y con todo lo moderno que hay en los medios de comunicación, de lo que se vivió en 1968. ¿Estamos ciegos? O ¿simplemente queremos hacernos los ciegos?
La Casa de la Municipalidad fue restaurada por representar un excelente ejemplo de la arquitectura neoclásica y en su interior se puede observar en el piso el trazo de la muralla colonial de la ciudad.
Vemos el antiguo Palacio Municipal, cuya construcción fue de influencia italiana de estilo neoclásico.
Se aprecia el Museo del Canal de Panamá construido a mediados del siglo XIX.
Las Ruinas del Antiguo Convento de Santo Domingo construidas en 1678.
No obstante, los turistas que llegaban en buses a la Plaza Herrera eran asaltados por los delincuentes del Castillo de Greiscol.
Según información del Ministerio de Vivienda, en el Casco Antiguo hay 940 fincas, de las cuales 92 son del estado, 830 son inmuebles y de esos 37 pertenecen al Banco Hipotecario Nacional.
De 793 inmuebles, 51 son casas condenadas, 35 abandonadas, 12 tapiadas o bloqueadas y 7 en ruinas. Unos 27 son atendidos en proyectos de restauración, además 70 fueron restaurados hasta agosto de 2004.
Mediante la Ley No. 91 de diciembre de 1976 el Casco Antiguo fue declarado Conjunto Monumental Histórico. El mismo incluye los barrios de San Felipe, parte de Santa Ana, El Chorrillo y Calidonia. En 1997 fue declarado Patrimonio Mundial de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
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