Cómicas, ¿para niños?
Publicado 2006/01/19 00:00:00
Con frecuencia se escuchan críticas contra los medios de comunicación por la divulgación de material sobre violencia o sexo. La polémica abre camino a diversos planteamientos que oscilan entre la libertad más absoluta y la regulación también más absoluta, pasando por la autorregulación a mitad de camino.
En nuestras columnas editoriales hemos abogado por la plena libertad de expresión, sin censuras. En varias ocasiones planteamos que los padres deben tener cuidado de ver lo que oyen, leen y ven sus hijos; y que no se debe pretender culpar a los medios porque aquellos incumplan su deber. No obstante, en esta ocasión, elevamos nuestra voz de alarma por la divulgación y venta de material supuestamente para niños que, sin embargo, viene contaminado con un alto contenido de violencia, irrespeto a las costumbres y lenguaje soez. "Vas a ver a la perra de tu madre", le dice una criatura a otra, con voz de Mickey Mouse, todo en caricatura. En este caso, los padres poco o nada podemos hacer. El veneno está disfrazado, camuflado en películas o programas supuestamente preparados para niños.
¿Qué decir de los videojuegos? En ellos hay más sangre, descabezados, balas y destripados, que en el más crudo tabloide y programa de policivas. Aquello cuesta una fortuna, pero se llenan. No hay alternativas. El mercado exige enlatados electrónicos tridimensionales, hechos para que el niño se meta en el juego, como un personaje más, a disparar cohetes y repartir sablazos. El mejor es quien más muertos haga en el tiempo pagado, con la expectativa de un juego gratis. Después nos quejamos de la cultura de la violencia.
¿Qué hacer? Pues, como en las películas, clasificar los programas, el material y los sitios de exhibición. Eso es válido para los que se venden para uso casero. Al menos eso dará una opción a los padres para decir que no.
En nuestras columnas editoriales hemos abogado por la plena libertad de expresión, sin censuras. En varias ocasiones planteamos que los padres deben tener cuidado de ver lo que oyen, leen y ven sus hijos; y que no se debe pretender culpar a los medios porque aquellos incumplan su deber. No obstante, en esta ocasión, elevamos nuestra voz de alarma por la divulgación y venta de material supuestamente para niños que, sin embargo, viene contaminado con un alto contenido de violencia, irrespeto a las costumbres y lenguaje soez. "Vas a ver a la perra de tu madre", le dice una criatura a otra, con voz de Mickey Mouse, todo en caricatura. En este caso, los padres poco o nada podemos hacer. El veneno está disfrazado, camuflado en películas o programas supuestamente preparados para niños.
¿Qué decir de los videojuegos? En ellos hay más sangre, descabezados, balas y destripados, que en el más crudo tabloide y programa de policivas. Aquello cuesta una fortuna, pero se llenan. No hay alternativas. El mercado exige enlatados electrónicos tridimensionales, hechos para que el niño se meta en el juego, como un personaje más, a disparar cohetes y repartir sablazos. El mejor es quien más muertos haga en el tiempo pagado, con la expectativa de un juego gratis. Después nos quejamos de la cultura de la violencia.
¿Qué hacer? Pues, como en las películas, clasificar los programas, el material y los sitios de exhibición. Eso es válido para los que se venden para uso casero. Al menos eso dará una opción a los padres para decir que no.
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