CLICAC y voluntad para actuar
Publicado 2001/12/29 00:00:00
La CLICAC fue creada mediante la Ley 29 de 1996 como una entidad pública descentralizada del Estado, con personería jurídica propia, autonomía en su régimen interno e independencia en el ejercicio de sus funciones. Dentro de sus responsabilidades está la de investigar y sancionar los actos prohibidos por la ley, y detectar distorsiones que afectan a los consumidores y propiciar la eliminación de tales prácticas mediante su divulgación. De igual forma, debe verificar que los proveedores informen clara y verazmente al consumidor sobre las características del producto ofrecido, tales como fecha de vencimiento, peso, contenido, precio, origen, composición, toxicidad y cualquier otra condición determinante a la hora de consumirlo.
Hace más de un mes que verificadores de la CLICAC detectaron más de 100 marcas de alimentos que no cumplen el peso mínimo y más de 350 paquetes de arroz de varias marcas con fecha de expiración alterada, y hasta hoy no existe una publicación oficial de dicha institución informando las marcas ni sancionando a los agentes económicos que vendían tales productos. Aunque es inquietante observar cómo los comisionados y asesores se enredan en procesos administrativos innecesarios, lo medular es que la CLICAC no informó de manera inmediata los nombres de las marcas de los productos para que el consumidor pueda realizar una función de consumo coherente con la realidad.
Querer interpretar una ley, que fue concebida esencialmente para proteger a los consumidores, en torno a un concepto de la presunción de inocencia, es reflejo de timidez para no enfrentar con carácter y valentía el mandato que le obliga la ley de hacer bien las cosas. No es consecuente que en una entidad operativa como la CLICAC laboren abogados y burócratas que obstaculizan los mismos procedimientos administrativos en detrimento del bienestar de los consumidores y la sociedad en general. Ya lo dijo el Defensor del Pueblo, que "la CLICAC debe jugar hasta el final su papel de defensor de los consumidores y debe informar el nombre de los inescrupulosos que estafan alterando el peso". El funcionario de la CLICAC debe ser valiente, mantenerse fuera de la política partidista y alejado de los grupos económicos de interés. Por eso, callar y no divulgar las marcas de los productos que infringen la ley y los nombres de quienes las venden, no sólo atenta contra la seguridad y el bienestar colectivo, sino que es un acto de inconsecuencia y falta de voluntad.
Hace más de un mes que verificadores de la CLICAC detectaron más de 100 marcas de alimentos que no cumplen el peso mínimo y más de 350 paquetes de arroz de varias marcas con fecha de expiración alterada, y hasta hoy no existe una publicación oficial de dicha institución informando las marcas ni sancionando a los agentes económicos que vendían tales productos. Aunque es inquietante observar cómo los comisionados y asesores se enredan en procesos administrativos innecesarios, lo medular es que la CLICAC no informó de manera inmediata los nombres de las marcas de los productos para que el consumidor pueda realizar una función de consumo coherente con la realidad.
Querer interpretar una ley, que fue concebida esencialmente para proteger a los consumidores, en torno a un concepto de la presunción de inocencia, es reflejo de timidez para no enfrentar con carácter y valentía el mandato que le obliga la ley de hacer bien las cosas. No es consecuente que en una entidad operativa como la CLICAC laboren abogados y burócratas que obstaculizan los mismos procedimientos administrativos en detrimento del bienestar de los consumidores y la sociedad en general. Ya lo dijo el Defensor del Pueblo, que "la CLICAC debe jugar hasta el final su papel de defensor de los consumidores y debe informar el nombre de los inescrupulosos que estafan alterando el peso". El funcionario de la CLICAC debe ser valiente, mantenerse fuera de la política partidista y alejado de los grupos económicos de interés. Por eso, callar y no divulgar las marcas de los productos que infringen la ley y los nombres de quienes las venden, no sólo atenta contra la seguridad y el bienestar colectivo, sino que es un acto de inconsecuencia y falta de voluntad.
Para comentar debes registrarte y completar los datos generales.