Ciudad: Intramuros y extramuros
Publicado 2005/08/09 23:00:00
- Ginela Escala M./
No puede dejarse de mirar ese pasado urbano con los ojos del hoy.. La realidad de la pobreza urbana expresa nuevos intramuros-extramuros..
LA CIUDAD DE Panamá se refunda el 21 enero 1673, a pocas millas de su asiento original destruido por el ataque de las huestes del pirata Morgan. Es una ciudad militar hija del centralismo absolutista y la unidireccionalidad que deposita en el Rey y en su estructura de sostén metropolitano todo el poder de decisión a miles de millas de la contraparte colonial. Con el pretexto de que en la nueva ciudad sólo cabían 300 solares y por lo tanto igual cantidad que los vecinos blancos y sus esclavos domésticos, el resto, la mayoría de negros, mulatos, zambos, mestizos y pobres será arrojada con los tañidos del ángelus, al anochecer, fuera de las murallas protectoras al arrabal miserable y vulnerable.
Las 20 hectáreas de intramuros expresa -como afirma Alfredo Castillero- en su impecable orden geométrico, el "reflejo de una noción política del poder, que entendía que la forma urbana debía ser expresión de los valores que representaba o pretendía representar el Estado español.. era en si misma expresión ideológica del estado, una manifestación física politizada y cargada de contenidos simbólicos..".
El extramuros es el arrabal, un poblado de ranchos miserables donde no sólo se excluye a la población, sino que se condiciona las características de su crecimiento urbano. Se accede por la Puerta de Tierra a través de un puente levadizo, que de noche es cerrado y vigilado por centinelas que también vigilan los diversos baluartes. Medio centenar de cañones fundidos en Barcelona apuntan hacia el arrabal. Al excluir a la mayoría dentro y fuera de la ciudad la élite de la ciudad amurallada también se excluye, y sin saberlo siembra el germen de su propia desaparición.
Esa ciudad blanca amurallada y su arrabal negro y mulato desnudo no eran sostenibles, pues una sociedad escindida por una brecha tan abismal necesita más que un puente levadizo que se levanta cada amanecer, para sobrevivir.
No puede dejarse de mirar ese pasado urbano con los ojos del hoy, cuando diversos estudios afirman que la pobreza urbana es considerable y proyectivamente ascendente. Se reparte especialmente en todas las fisuras espaciales, particularmente en las barriadas de emergencia, las áreas centrales en deterioro y las barriadas pobres planificadas.
La realidad de la pobreza urbana expresa nuevos intramuros-extramuros, pues tal como lo afirma el Banco Mundial, 56% de los 2.8 millones de habitantes de Panamá viven en áreas urbanas. Existen en las áreas urbanas, 232 mil pobres de los cuales 47 mil están en extrema pobreza, un total de un millón. Casi la cuarta parte de los pobres viven en ciudades (23%). Un grupo considerable de población urbana es vulnerable o está en riesgo de pobreza, pues viven justo sobre la línea de pobreza total.
Los niños y los jóvenes menores de 18 años, representan cerca de la mitad (46%) de todos los habitantes urbanos pobres. Esto tiene implicaciones generacionales graves. La tasa de desocupación urbana (10.3) es mayor, que la desocupación rural (8.6). La mayoría vive en casas unifamiliares, pero no tienen títulos de propiedad de la vivienda (sólo el 24%).
La invasión es uno de los medios predilectos de obtener terreno para casas. La tercera parte vive en casas de paredes de madera o precarios. El 22% de las casas tiene piso de tierra. Dos terceras partes trabajan autoconstrucción usando ahorros, ayuda familiar y amical, y en último lugar, el crédito. Sólo el 20% ahorra con relación al 50% de no pobres. Son usuarios del transporte colectivo lento e inseguro, en una ciudad sumida en muchos problemas cotidianos. La capacidad asociativa no es un activo muy sólido en el ámbito urbano, en comparación con medio rural e indígena. Además, hemos degradado el ambiente a través de la deforestación, la destrucción y obstrucción de ríos y quebradas, la contaminación del mar, la urbanización indiscriminada. La mayoría de las amenazas como inundaciones, son construidas socialmente. Por un lado, se planifican y construyen barriadas y sitios poblados sin reunir los equiparamientos necesarios como drenajes, los sistemas de alcantarillado y venden manipulando una publicidad engañosa, y por otro lado, la búsqueda de satisfacción de necesidades y la ausencia de soluciones reales de vivienda lanzan a los pobres urbanos a buscar-como sea- espacios donde habitar y sobrevivir. Evidentemente el rigor de la amenaza se ceba con mayor fuerza sobre los espacios de la pobreza urbana.
En este nuevo aniversario de la fundación de la Ciudad de Panamá debe prevalecer la necesidad de construir una estrategia de desarrollo urbano sobre la base de un nuevo ordenamiento territorial, una reforma urbana sostenible integral, y enfrentar decididamente la pobreza a través de la asunción de unos modelos de desarrollo incluyente y equitativo.
([email protected])
Las 20 hectáreas de intramuros expresa -como afirma Alfredo Castillero- en su impecable orden geométrico, el "reflejo de una noción política del poder, que entendía que la forma urbana debía ser expresión de los valores que representaba o pretendía representar el Estado español.. era en si misma expresión ideológica del estado, una manifestación física politizada y cargada de contenidos simbólicos..".
El extramuros es el arrabal, un poblado de ranchos miserables donde no sólo se excluye a la población, sino que se condiciona las características de su crecimiento urbano. Se accede por la Puerta de Tierra a través de un puente levadizo, que de noche es cerrado y vigilado por centinelas que también vigilan los diversos baluartes. Medio centenar de cañones fundidos en Barcelona apuntan hacia el arrabal. Al excluir a la mayoría dentro y fuera de la ciudad la élite de la ciudad amurallada también se excluye, y sin saberlo siembra el germen de su propia desaparición.
Esa ciudad blanca amurallada y su arrabal negro y mulato desnudo no eran sostenibles, pues una sociedad escindida por una brecha tan abismal necesita más que un puente levadizo que se levanta cada amanecer, para sobrevivir.
No puede dejarse de mirar ese pasado urbano con los ojos del hoy, cuando diversos estudios afirman que la pobreza urbana es considerable y proyectivamente ascendente. Se reparte especialmente en todas las fisuras espaciales, particularmente en las barriadas de emergencia, las áreas centrales en deterioro y las barriadas pobres planificadas.
La realidad de la pobreza urbana expresa nuevos intramuros-extramuros, pues tal como lo afirma el Banco Mundial, 56% de los 2.8 millones de habitantes de Panamá viven en áreas urbanas. Existen en las áreas urbanas, 232 mil pobres de los cuales 47 mil están en extrema pobreza, un total de un millón. Casi la cuarta parte de los pobres viven en ciudades (23%). Un grupo considerable de población urbana es vulnerable o está en riesgo de pobreza, pues viven justo sobre la línea de pobreza total.
Los niños y los jóvenes menores de 18 años, representan cerca de la mitad (46%) de todos los habitantes urbanos pobres. Esto tiene implicaciones generacionales graves. La tasa de desocupación urbana (10.3) es mayor, que la desocupación rural (8.6). La mayoría vive en casas unifamiliares, pero no tienen títulos de propiedad de la vivienda (sólo el 24%).
La invasión es uno de los medios predilectos de obtener terreno para casas. La tercera parte vive en casas de paredes de madera o precarios. El 22% de las casas tiene piso de tierra. Dos terceras partes trabajan autoconstrucción usando ahorros, ayuda familiar y amical, y en último lugar, el crédito. Sólo el 20% ahorra con relación al 50% de no pobres. Son usuarios del transporte colectivo lento e inseguro, en una ciudad sumida en muchos problemas cotidianos. La capacidad asociativa no es un activo muy sólido en el ámbito urbano, en comparación con medio rural e indígena. Además, hemos degradado el ambiente a través de la deforestación, la destrucción y obstrucción de ríos y quebradas, la contaminación del mar, la urbanización indiscriminada. La mayoría de las amenazas como inundaciones, son construidas socialmente. Por un lado, se planifican y construyen barriadas y sitios poblados sin reunir los equiparamientos necesarios como drenajes, los sistemas de alcantarillado y venden manipulando una publicidad engañosa, y por otro lado, la búsqueda de satisfacción de necesidades y la ausencia de soluciones reales de vivienda lanzan a los pobres urbanos a buscar-como sea- espacios donde habitar y sobrevivir. Evidentemente el rigor de la amenaza se ceba con mayor fuerza sobre los espacios de la pobreza urbana.
En este nuevo aniversario de la fundación de la Ciudad de Panamá debe prevalecer la necesidad de construir una estrategia de desarrollo urbano sobre la base de un nuevo ordenamiento territorial, una reforma urbana sostenible integral, y enfrentar decididamente la pobreza a través de la asunción de unos modelos de desarrollo incluyente y equitativo.
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