Cho Seung-Hui y la fábrica de monstruos
Publicado 2007/04/23 23:00:00
Estamos criando a nuestros hijos a punta de vídeo juegos y películas de Hollywood cargadas de violencia...
"LA POLICÍA BUSCA los motivos del asesino del Virginia Tech", reza el titular de un diario. La tragedia, por no decir masacre en el Virginia Tech, es un hecho que debe llenarnos de consternación y dolor profundo a cada uno de los que nos consideramos seres humanos, así como a un re-examen de nuestra sociedad. Ante hechos como estos, normalmente, la ira ciudadana trata de aplacarse buscando otros responsables por omisión más allá del desenfrenado tirador, quien se suicidó en el lugar de los hechos.
¿Realmente se pudo hacer algo por impedir semejante atrocidad? ¿Cómo era la personalidad de Cho Seung-Hui? ¿En algún momento Cho dio muestras que era un individuo peligroso?
El campus de Virginia Tech es una inmensa ciudad universitaria con más de 25,000 estudiantes de tiempo completo; eso es suficiente para comprender cómo pudo matar a dos personas a las 7:15 de la mañana, enviar un paquete por correo a la cadena NBC, e iniciar la masacre tras cerrar las puertas con cadena de otro edificio a las 9:15 a.m., con casi dos horas de por medio; mientras la policía sin que hubiera encontrado al asesino del primer incidente (Cho); o las autoridades universitarias pudieran evacuar a toda la universidad tras haber evaluado la situación del doble homicidio, y sin saber razones, ni quién era el asesino.
Como Estados Unidos no es Panamá, seguramente rodarán cabezas tras deslindar responsabilidades, entre ellas, el presidente de la universidad y el jefe de la Policía, a pesar de que ninguno de ellos jaló del gatillo, o realmente hubiesen acompañado la decisión de Cho. También es probable que los directivos de la universidad renuncien, aunque ya empezaron a dar a conocer, como parte de su responsabilidad, todo lo referente a Cho en la página Virginia Tech/In memoriam (www. vt.edu/tragedy/).
En su momento, la jefa del Departamento de Inglés, dijo a la policía lo que le concernía con respecto a la personalidad de Cho, a lo que el jefe de la Policía consideró que los escritos de Cho "eran imaginativos y artísticos... no representaban ninguna intención amenazante o alusiva a una actividad criminal y no existe violación criminal en ese lugar". Después de diciembre de 2005, la policía no posee ningún otro registro de la actividad de Cho.
Hoy lo poco que se sabe es que sus asignaciones y escritos para la clase de literatura, Cho proyectaba su personalidad errática y confundida, con personajes desilusionados y violentos, según Reuters. "AOL News" publicó en Internet dos obras que fueron escritas por Cho. En una, los personajes hablan de pedofilia y luego se atacan unos a otros con sierras eléctricas; en el otro escrito, estudiantes molestos hablan sobre su deseo de matar a un profesor al que comparan con un parásito".
En comparación, el último trabajo del laureado Stephen King, "Dreamcatcher", trata sobre una invasión alienígena, en la que una especie de lampreas extraterrestres se apodera de las personas, se incuban en sus estómagos y los despedazan por el ano al salir. Si eso es lo que Hollywood produce y la sociedad de hoy consume, no es de extrañar la apreciación policial sobre los trabajos de Cho como imaginativos y artísticos.
Sin pretender ser doctor en psiquiatría, uniendo todas estas piezas, se puede llegar a la no difícil conclusión en que para diciembre de 2005 Cho ya era un individuo perturbado; los incidentes con las chicas, la policía y las autoridades de la universidad lo que hicieron fue exacerbar su ya peligrosa personalidad; sin embargo, uno solo de esos detalles por separado no revela nada acerca de Cho, por lo que difícilmente se podía evitar semejante tragedia, sobre todo en una nación donde puedes comprar un arma como quien compra una dulce.
La sociedad del siglo XXI es una fábrica de monstruos: las personas tan perturbadas como Cho (el joven McVeigh, héroe de la Guerra del Golfo se veía como una persona normal y hasta era agradable) no necesitan motivos. Lo que la policía llama motivo, realmente son situaciones que desencadenan esa clase de violencia, que en la mente del actor ya existe; de hecho, el no se ve a sí mismo como un asesino, es un justiciero saldando cuentas.
Total, estamos criando a nuestros hijos a punta de vídeo juegos y películas de Hollywood cargadas de violencia; con personajes sanguinarios y crueles que en las mentes de nuestros niños son la realidad.
Al margen del debate, lo importante es reflexionar a la luz de las posibles preguntas: ¿Qué estamos haciendo con nuestra sociedad? ¿Qué está pasando con nuestros valores y principios? ¿Cómo estamos criando a nuestros hijos? ¿Conoces a tu hijo? ¿Le estás dando calidad de tiempo a tus hijos?
¿Realmente se pudo hacer algo por impedir semejante atrocidad? ¿Cómo era la personalidad de Cho Seung-Hui? ¿En algún momento Cho dio muestras que era un individuo peligroso?
El campus de Virginia Tech es una inmensa ciudad universitaria con más de 25,000 estudiantes de tiempo completo; eso es suficiente para comprender cómo pudo matar a dos personas a las 7:15 de la mañana, enviar un paquete por correo a la cadena NBC, e iniciar la masacre tras cerrar las puertas con cadena de otro edificio a las 9:15 a.m., con casi dos horas de por medio; mientras la policía sin que hubiera encontrado al asesino del primer incidente (Cho); o las autoridades universitarias pudieran evacuar a toda la universidad tras haber evaluado la situación del doble homicidio, y sin saber razones, ni quién era el asesino.
Como Estados Unidos no es Panamá, seguramente rodarán cabezas tras deslindar responsabilidades, entre ellas, el presidente de la universidad y el jefe de la Policía, a pesar de que ninguno de ellos jaló del gatillo, o realmente hubiesen acompañado la decisión de Cho. También es probable que los directivos de la universidad renuncien, aunque ya empezaron a dar a conocer, como parte de su responsabilidad, todo lo referente a Cho en la página Virginia Tech/In memoriam (www. vt.edu/tragedy/).
En su momento, la jefa del Departamento de Inglés, dijo a la policía lo que le concernía con respecto a la personalidad de Cho, a lo que el jefe de la Policía consideró que los escritos de Cho "eran imaginativos y artísticos... no representaban ninguna intención amenazante o alusiva a una actividad criminal y no existe violación criminal en ese lugar". Después de diciembre de 2005, la policía no posee ningún otro registro de la actividad de Cho.
Hoy lo poco que se sabe es que sus asignaciones y escritos para la clase de literatura, Cho proyectaba su personalidad errática y confundida, con personajes desilusionados y violentos, según Reuters. "AOL News" publicó en Internet dos obras que fueron escritas por Cho. En una, los personajes hablan de pedofilia y luego se atacan unos a otros con sierras eléctricas; en el otro escrito, estudiantes molestos hablan sobre su deseo de matar a un profesor al que comparan con un parásito".
En comparación, el último trabajo del laureado Stephen King, "Dreamcatcher", trata sobre una invasión alienígena, en la que una especie de lampreas extraterrestres se apodera de las personas, se incuban en sus estómagos y los despedazan por el ano al salir. Si eso es lo que Hollywood produce y la sociedad de hoy consume, no es de extrañar la apreciación policial sobre los trabajos de Cho como imaginativos y artísticos.
Sin pretender ser doctor en psiquiatría, uniendo todas estas piezas, se puede llegar a la no difícil conclusión en que para diciembre de 2005 Cho ya era un individuo perturbado; los incidentes con las chicas, la policía y las autoridades de la universidad lo que hicieron fue exacerbar su ya peligrosa personalidad; sin embargo, uno solo de esos detalles por separado no revela nada acerca de Cho, por lo que difícilmente se podía evitar semejante tragedia, sobre todo en una nación donde puedes comprar un arma como quien compra una dulce.
La sociedad del siglo XXI es una fábrica de monstruos: las personas tan perturbadas como Cho (el joven McVeigh, héroe de la Guerra del Golfo se veía como una persona normal y hasta era agradable) no necesitan motivos. Lo que la policía llama motivo, realmente son situaciones que desencadenan esa clase de violencia, que en la mente del actor ya existe; de hecho, el no se ve a sí mismo como un asesino, es un justiciero saldando cuentas.
Total, estamos criando a nuestros hijos a punta de vídeo juegos y películas de Hollywood cargadas de violencia; con personajes sanguinarios y crueles que en las mentes de nuestros niños son la realidad.
Al margen del debate, lo importante es reflexionar a la luz de las posibles preguntas: ¿Qué estamos haciendo con nuestra sociedad? ¿Qué está pasando con nuestros valores y principios? ¿Cómo estamos criando a nuestros hijos? ¿Conoces a tu hijo? ¿Le estás dando calidad de tiempo a tus hijos?
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