China y su civilización
...el budismo y la tecnología occidental son las únicas influencias extranjeras importantes que han pasado a ser parte esencial de la vida china, ambas producto de su sinización.
- Andrés Guillén
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- - Publicado: 16/6/2020 - 12:00 am
El fin de toda sabiduría sensata, popular y útil es facilitar la felicidad humana. Foto: AP
Poco se sabe en Panamá sobre la civilización china y su pueblo, tanto por ignorancia como por nuestra innata arrogancia occidental.
Insistimos en desconocer la influencia de más de dos mil años de taoísmo, confucianismo y budismo, como las verdaderas fuerzas responsables de su milenaria civilización, actualizada hoy por su “socialismo con características chinas”.
Si queremos entender mejor este enorme país y las múltiples facetas de su gente y vida nacional, es un error imperdonable solo fijarnos en su ideología marxista, importada de occidente a principios del siglo XX, para definir y comprender a China en el siglo XXI, despreciando esas mucho más importantes triples creencias milenarias mencionadas antes: su positivismo humanista confucianista; su sencillez primitiva taoísta; su sabiduría religiosa budista.
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Para muestra un botón: quién sabe en Panamá ¿qué diferencias sociales existen en China actualmente entre hombres y mujeres?; o si son distintas a las nuestras, ¿cómo y por qué?; ¿qué piensan ellos de la desnudez de una mujer?; ¿qué es la nueva democracia china?; etcétera.
Antes de entrar en materia, cabe recordar que el propio Mao Tse-tung utilizó el concepto confuciano “Datong” (Gran Harmonía) del Libro de Ritos (Li Chi - uno de los cinco libros clásicos del confucianismo) para describir la sociedad ideal de su revolución y que Chen Tu-hsiu, el padre del partido comunista chino (PCC) y su sucesor Chu Chiu-pai terminaron sus días regresando a las creencias de Confucio, lo que enfatiza esa constante sinización de valores e ideas para beneficio del presente.
Las tres mencionadas fuerzas civilizadoras chinas siguen vivas en la actualidad, enriquecidas por su constante interacción como patrón fundamental en aspectos sexuales, sociales, religiosos, políticos, literarios y artísticos chinos. Lo mismo pasa en Occidente con nuestras creencias judeocristianas e ideas grecorromanas de hace dos mil años que siguen moldeando nuestra forma de ser hasta el presente.
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Estas dos civilizaciones (y muchas otras) son contemporáneas y pueden enriquecerse mutuamente, sin necesidad de confrontaciones agresivas, la tesis de este breve artículo, a pesar de la crueldad de la ley del más fuerte y de la obsesión por la victoria tan arraigada en la psicología occidental desde los tiempos de la antigua Grecia.
El fin de toda sabiduría sensata, popular y útil es facilitar la felicidad humana. En la escala de valores chinos, el sentido común proveniente de esa sencillez primitiva taoísta ocupa un lugar de honor, parte importante del legado espiritual chino. Por eso China, nación mucho más vieja que cualquier otro país occidental, mira la vida con una visión más cuerda, con un sano realismo amoldado hoy a un socialismo con características chinas.
Si bien el sistema ético-político confuciano de benevolencia, orden y armonía fortalece un gobierno socialista, el aspecto romántico del taoísmo lo suaviza con su intensa individualidad y amor a la libertad, tanto como el culto a la familia del confucionismo con su apego a la propiedad privada, o sea, las características chinas de su socialismo actual.
Lo curioso es que el budismo y la tecnología occidental son las únicas influencias extranjeras importantes que han pasado a ser parte esencial de la vida china, ambas producto de su sinización.
Ciudadano.
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