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Cada vez más “desconectados”
Lo instantáneo impera y la impaciencia nos distingue, es el sello de estos tiempos, ya no hay tiempo para meditar, para reinventarnos. Ya no hay tiempo para conversar mirándonos a los ojos, para reunirnos sin apuros, sin presión, las charlas profundas son cada vez menos.
- Arturo Castillo [email protected]
- - Publicado: 06/8/2019 - 12:00 am
Comemos con una mano y con la otra ojeamos el celular, leyendo el Facebook u oyendo música. Foto: Archivo.
Ya no solo sufrimos de pobreza de tiempo, también hay probreza de conexión.
Nunca hay tiempo para conectar con nadie, con los que tenemos cerca, con los que trabajamos, con los mejores amigos, con lo que nos gusta hacer, con los lugares en donde nos gustaba asistir.
Ya no hay tiempo para conversar mirándonos a los ojos, para reunirnos sin apuros, sin presión, las charlas profundas son cada vez menos.
El miedo a la intimidad sabotea el deseo a la intimidad.
Ya no escuchamos al que tenemos en frente y, mucho menos, a nuestra voz interior.
Comemos con una mano y con la otra ojeamos el celular, leyendo el Facebook u oyendo música.
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Es que la industria de la velocidad nos atrapa por todos los flancos: 'fast food', masajes en 30 minutos, bronceados en 20, dietas de una semana, lectura rápida, sexo rápído, yoga express.
Si quieres viajar lo puedes hacer en tres días: vas a Nueva York visitas Manhatan, Central Park y el Empire State, ¿donde está el teatro Broadway?
Ok, ahora lléveme al Times Square, llegas preguntando al Down Town, rápido 50 selfies, listo, y de regreso.
Y ni hablar de los cruceros: una fila de países en una semana.
¿Quiéres un título? Ok... licenciaturas en un año y no tienes ni que estar presente, inglés en dos semanas, los semestres ahora son de 4 meses, y por ahí se habla de la hora de 45 minutos.
Cafeína para acelerarte, licor para relajarte, pastillas para dormir y otras para mantenerte despierto, para engordar, para adelgazar, para que tengas una erección inmediata, para acelerar la memoria o te quites ese dolor de espalda, “todo al instante”.
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Lo instantáneo impera y la impaciencia nos distingue, es el sello de estos tiempos, ya no hay tiempo para meditar, para reinventarnos.
No tengo idea de dónde vino esa forma de vida, cómo se configuró y consolidó.
Lo único que sé, es que las futuras generaciones nos recordarán como la generación hiperactiva que prefirió la velocidad a lo normal y lo natural.
Diseñador Gráfico y caricaturista.
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