Baja autoestima
- Rómulo Emiliani
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Todos nacemos con una autoimagen que se va alimentando del trato de nuestros familiares, de los que están más cerca en nuestro entorno infantil. Allí, dependiendo de las miradas, abrazos, besos, palabras dichas con cariño, el niño desde pequeñito va experimentando afecto y al sentirse querido, él se siente bien consigo mismo y empieza a valorarle y a amarse.
Estimado Monseñor. Siento vergüenza de mí mismo. No soy capaz de estar con cuatro personas conversando de algo porque tengo miedo de decir algo indebido y cuando hablo, siempre me estoy martirizando: "Que por qué dije esto"; "¿habré explicado bien el asunto?", "me han entendido". Para colmo tengo un defecto en el habla. En fin, siento que no soy lo suficientemente inteligente. Que los demás saben más que yo. Creo que la gente me soporta, me tiene lástima. No he podido llevar una relación amorosa bien nunca. A duras penas estoy acabando la carrera de contabilidad. Desde niño se burlaban de mí mis compañeritos porque soy un poco tartamudo. Hasta las maestras hacían comentarios ofensivos, burlas y una de ellas me imitaba. Nunca he podido vencer ese defecto. Me veo como torpe, inseguro, poco valioso y nada interesante para nadie. Y le cuento que mis papas fueron muy duros conmigo, poco cariñosos, y en ocasiones ofensivos. Mi papá era incapaz de decir algo positivo de mí. Las pocas cosas que hacía bien, nunca me las reconocía. Ahora tengo 22 años y lo único que hago bien es jugar fútbol. Entro en una cancha y me transformo, me olvido de todo. Es el único lugar donde me respetan.
Estimado amigo, su problema es un asunto de autoestima. Le explico: todos nacemos con una autoimagen que se va alimentando del trato de nuestros familiares, de los que están más cerca en nuestro entorno infantil. Allí, dependiendo de las miradas, abrazos, besos, palabras dichas con cariño, el niño desde pequeñito va experimentando afecto y al sentirse querido, él se siente bien consigo mismo y empieza a valorarle y a amarse.
Podríamos decir que hasta muy entrada la adolescencia la conciencia de la persona va asimilando todo lo que se refiere a su identidad, para bien o para mal. Si ha sido muy maltratado y afectado en su ego, al extremo de que los mensajes que recibe de gente muy significativa para él, son de que no vale, de que es torpe, de que es un fracasado, así será su autoimagen. Usted fue registrando todas las expresiones negativas. Sus papás no expresaban el amor a usted. Su padre no reconocía las cosas buenas que hacía. Para rematar, compañeritos y maestras maltrataron su yo interior, aumentando la falsa imagen de usted. Usted como una esponja fue asumiendo todos esos mensajes negativos y usted hoy actúa de acuerdo con todas esas "voces" muy ancladas en su conciencia que le siguen diciendo que usted no vale, no sirve para nada. Usted se ve tal y como lo vieron toda esa gente en su pasado.
Y de acuerdo a cómo es la autoimagen así es la autoestima. Usted así como se ve, así se quiere. ¿Entonces qué hay que hacer? Simplemente comenzar la ardua pero muy importante tarea de cambiar su autoimagen. Para eso siga estos pasos: 1. Medite sobre cómo lo ve Dios a usted. Y Él lo ve a usted como un ser extremadamente valioso, hecho a su imagen y semejanza. Dios se complace viéndolo a usted, porque usted se parece a Dios desde su condición de creatura. 2. Destierre esos mensajes grabados en su conciencia haciendo énfasis que fueron ideas falsas dadas por personas que no lo conocían a usted tal y como es. Cuando piense que no vale nada, o que es torpe, reprenda enérgicamente en el nombre de Jesús esas ideas, échelas de su alma diciéndose que eso no es cierto.
3. Haga una lista de todas sus cualidades y pídale a alguien que lo conozca a usted que le ayude a recordar lo positivo que hay en su persona. Recalque todas esas virtudes y vea más todo eso de bueno que hay en usted, que sus defectos. 4. Venza el miedo a convivir con los demás, diciéndose así mismo que tiene algo bueno que comunicar, que usted es inteligente, que es interesante y capaz. 5. Véase como una persona con la capacidad intelectual para continuar con su carrera y para estudiar después algo más. Claro, tiene que ser algo que esté concorde con su vocación específica. 6. Vea el ejemplo de otros que han triunfado en la vida con adversidades mucho más grandes que la suya. Ciegos que son grandes cantantes; personas sin manos que tocan la guitarra con los pies o pintan cuadros sosteniendo el pincel en la boca. Personas que comenzaron de abajo y ahora tienen empresas honestas y muy exitosas. 7. Nunca diga que "no puedo" cuando es algo que está de acuerdo con sus capacidades. Y que estas las puede desarrollar intensamente. Y recuerde que con Dios usted es invencible.
Sacerdote
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