Desarrollo
Azuero: economía, capital humano e innovación
....prevalecerá la innovación, y santeños y herreranos renovarán tanto la agricultura tecnificándola, apelando a formas diversas de asociación y cooperación con centros de investigación capaces de hacer rendir aquellas tierras que amenazan por convertirse en desiertos; una nueva producción piscícola y una transformación agroindustrial...
- Gregorio Urriola Candanedo
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- - Publicado: 09/9/2019 - 12:00 am
Todo parece indicar que será en la actividad comercial y turística, la que insuflen vida a la actividad productiva azuerense. Foto: Cortesía.
Azuero es una de las regiones más claramente identificadas de nuestro país, pese a las rivalidades deportivas de las dos provincias que ocupan la mayor parte de su territorio y comparten con Veraguas, el espacio de la península que se adentra en el litoral pacífico.
Su prosapia hispánica la viene de los tiempos de la colonia, cuando los capitanes de Pedrarias, luego de avanzar por los llanos del Chirú, viraron al sur y dieron asiento a las villas y villorios que articularon el espacio regional.
Solemos olvidar que la impronta de la colonización española, desde la ciudad de Panamá y las instrucciones precisas de la Corona, articularon la mayor parte de los sitios poblados que aún constituyen el mapa urbano del país.
Y viene a cuento resaltarlo, porque lo que hoy llamamos el capital construido o infraestructural fue erigiéndose sobre aquellas bases primigenias.
Y también de ese hontanar manan las tradiciones, expresiones de un profundo sentido de la panameñidad.
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Es precisamente ese patrimonio inmaterial –bailes, música, tradiciones, vestuario, mitos y leyendas- aunadas a las previas de los pobladores indígenas –con los diseños coloridos de la cerámicas que aún signan la producción artesana de sus pueblos- y el patrimonio material como sus iglesias –como ese relicario que es la iglesia de San Atanasio en la Villa de Los Santos (1721), por mencionar uno de enorme primor y vistosidad (comparable en el interior del país a la muy egregia basílica natariega, de 1522, el otro referente obligado en temas de arquitectura colonial)-: esos dos patrimonios y el orgullo raizal de poseerlo hacen que estos sean las fortalezas más significativas de esa región.
En contraste, Azuero languidece desde el punto de vista demográfico y en el dinamismo económico en su vasto territorio.
La concentración demográfica y económica mayores la tienen Chitré y Las Tablas, pero el resto muestra signos de estancamiento evidente.
En cuanto a la economía misma, la actividad agrícola y pecuaria padecen los rigores climáticos, pero así mismo la desidia y corrupción administrativa de proyectos que fueron ideados para paliar tales inclemencias.
Todo parece indicar que será en la actividad comercial y turística, y, en menor medida, la actividad minera, la que insuflen vida a la actividad productiva azuerense.
Pero habrá que hacer un esfuerzo notable de organización y animación comunitaria, empresarial y pública, que ayude a conjuntar dos elementos que parecen no llevarse bien hasta ahora: legado y tradiciones, por un lado, e innovación, por el otro.
Prueba es que el cluster turístico, largo tiempo incubado, no acaba de despegar, en gran medida, por una cierta incapacidad de asociación y de comprensión profunda de que se puede competir y colaborar al mismo tiempo.
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Mas no todo es negativo, los potenciales de desarrollo sustentable en Herrera y Los Santos son muchos, y aquí como en el resto del país, una gran estrella debe alumbrar con fuerza los senderos a transitar: la educación.
Los estudios y diagnósticos indican que hay que hacer mucho en Educación en esos territorios, elevando el promedio de años de escolaridad, haciendo énfasis en los elementos de calidad y pertinencia de ella.
Es fundamental reforzar la educación media en dos sentidos básicos: dando mayor peso a las labores de formación técnica y tecnológica, como a crear un verdadero sistema de educación terciaria universitaria y no universitaria que apalanque nuevas salidas, títulos cortos, que logren: 1. ser pertinentes con las demandas de la nueva economía azuerense que empezará a mirar a la logística, el turismo ecológico y patrimonial, pero igualmente a la enorme potencialidad de carreras en salud para atender un envejecimiento poblacional que se hace patente.
Una formación con fuerte componente práctico, pero que propicie lo que los especialistas llaman habilidades blandas, como el espíritu emprendedor, el trabajo en equipo y la responsabilidad ecológica.
Azuero se debate entre tradición e innovación.
Soy de los convencidos que prevalecerá la innovación, y santeños y herreranos renovarán tanto la agricultura tecnificándola, apelando a formas diversas de asociación y cooperación con centros de investigación capaces de hacer rendir aquellas tierras que amenazan por convertirse en desiertos; una nueva producción piscícola y una transformación agroindustrial que añada valor a los productos de tierra y mar.
Importa que también allí se consolide un observatorio económico y comercial que siga las pistas de la economía mundial, dando continuidad a esfuerzos recientes de gremios como la Apede e integrando el trabajo de las universidades que deben pasar al frente y dar su contribución a la prospectiva regional y a la transformación productiva y social de Azuero.
Economista. Docente universitario.
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