Reformas
Ausencia de un proyecto nacional
- Ulises M. Calvo E. [email protected]
...es la idea reformista de poderosos grupos exponentes del sector terciario de la economía, amparados con intelectuales de la clase media y profesional, que desconfían del pueblo como constituyente, pues el vulgo debe ser guiado por minorías iluminadas ...
Nuestra discusión hoy día sobre reformas o constituyente, no trasciende el ámbito limitado de la formalidad positiva. Foto: Archivo.
Norberto Bobbio, en su entrega de 1991 “El Tiempo de los Derechos”, etiquetó a los que según él fueron los dos más grandes juristas del siglo XX, Hans Kelsen y Carl Scmitt, como parecidos entre sí, a pesar de sus polémicas.
Tal vez es cierto, pero en materia de Derecho Constitucional, se enfrentaron en el tema del guardián de la Constitución, que Kelsen identificó en el Parlamento, institución que Schmitt entendía parte del naufragio de la democracia liberal, lo que le condujo a uno de sus más significativos aciertos, en la idea del Ejecutivo como el guardián de la Carta Magna en Estados de excepción, aserto que le condujo al ostracismo de posguerra, en la medida que se entendió como una oda al Canciller del Tercer Reich.
En el ambiente antifascista de Nuremberg, la pirámide kelseniana en cuya cúspide fue situada la Constitución, se erigió en idea fundamental, al punto que nuestra discusión hoy día sobre reformas o constituyente, no trasciende el ámbito limitado de la formalidad positiva.
El Ejecutivo ha prohijado el proyecto de reforma constitucional de un grupo parcial de la sociedad, denominado “concertación”, que aboga por un cambio suave y sin las estridencias que suelen producir las asambleas constituyentes.
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En el fondo, es la idea reformista de poderosos grupos exponentes del sector terciario de la economía, amparados con intelectuales de la clase media y profesional, que desconfían del pueblo como constituyente, pues el vulgo debe ser guiado por minorías iluminadas que conocen el “Know how” de un modelo transitista, que ellos creen poder conservar a pesar de los embates de la OCDE y los cambios de paradigmas, producto de la crisis del capitalismo financiero especulador, que arrancó en 2008 y aún no ha culminado.
Olvidan los “Think tank” de la economía comercial intermediaria, que ese pueblo que dejaron fuera de la concertación es el que cierra calles y hace huelgas, que tornan ineficiente el mejor modelo constitucional y legal, con lo que el tema reconduce a la supremacía política del pensamiento constitucional de Carl Schmitt, sobre el de Hans Kelsen.
El viejo profesor de la Universidad de Viena, Hans Kelsen, no superó el esquema formal positivista y en su pirámide, la Constitución aparecía disociada del resto del ordenamiento.
En cambio, Carl Schmitt distinguió entre Constitución, el texto y la Ley constitucional, entendiendo por esta, el espíritu o voluntad nacional que dirige a la población tras un objetivo común.
Esa idea de comunidad o proyecto común, es la que nadie ha trabajado, desde la culminación del enclave colonial con la reversión del canal ístmico a manos panameñas.
Esa idea requiere un carisma que huelga por su ausencia en el escenario político nacional.
Abogado
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