¿Atención a desamparados será un hecho fugaz más?
Será que se piensa que estos desprotegidos panameños, son inmunes a las enfermedades o al COVID -19, o no merecen la misma atención que el resto de la población.
Será que se piensa que estos desprotegidos panameños, son inmunes a las enfermedades o al COVID -19, o no merecen la misma atención que el resto de la población.
Urge poner en práctica programas reales y no de apariencia para las personas sin hogar, así como se hace con los refugiados que constantemente llegan a este país. Foto: Cortesía.
Desde que se inició la pandemia de la COVID-19, hace más de 10 meses a nivel mundial y 6 meses en nuestro país, vemos cómo siguen incrementándose desproporcionadamente en nuestra querida América, la gran cantidad de contagios y muertos, considerando a nuestra región como el epicentro de la pandemia en el mundo actualmente.
Por esta razón, en nuestro país, se afianzan las medidas de prevención y mitigación de la COVID-19, por parte el Gobierno y sus autoridades de salud y seguridad, con el apoyo de los medios de comunicación social y las redes sociales, apoyados también por las ONG's y fundaciones sin fines de lucro, con extremos llamados a cuidarnos y reforzar las medidas sanitarias para frenar la propagación de este virus.
En nuestro país se debaten gobierno, empresarios y empleados en una lucha titánica por la agilización de la reapertura de nuevos bloques, ante la inminente quiebra de algunos negocios y la gran cantidad de contratos suspendidos y donde los más afectados son los asalariados y desempleados.
Sin embargo, nos preguntábamos hace meses, quién está atendiendo de verdad a los que viven en las calles, a los desamparados a los sin casas y a los mal llamados orates que se encuentran tirados por doquier en este país y que algunos, como almas errantes, deambulan en las noches sin rumbo fijo y a los que casi nadie les pone atención, a excepción de la Comunidad Remar, El Ejercito de Dios y alguna que otra ONG y todo ocurre dentro del país, que antes de la pandemia era considerado como uno de los de más alto crecimiento económico en los últimos años en Latinoamérica, pero igual entre los peores en la distribución de las riquezas, por lo que vivimos este triste y horrendo panorama de estos también seres humanos.
Al parecer, nuestras oraciones y ruegos no se hicieron esperar, por lo visto en un reportaje emitido por un medio de comunicación social televisivo en el noticiero de la tarde del 9 de septiembre del presente, ya que por parte del Municipio de Panamá y con el apoyo de la Policía Nacional se hizo un operativo a nivel de la Capital en horas de la madrugada de este día, donde se calcula que dentro de los 26 corregimientos del Distrito Capital hay más de 500 indigentes, pero una mínima cantidad fue atendida y llevada al Gimnasio del Marañón.
Pero para atender de verdad a esta población a nivel nacional, se requiere de algo más que paliativos momentáneos, liderados por el gobierno de turno, la primera dama de la nación, el Mides, con el apoyo de los gobiernos locales, llámese gobernadores o alcaldes, representantes o concejales, diputados, ya es tiempo de reflexionar con respecto a la atención de estos también panameños, donde los programas para ellos son casi nulos, a salvo que los atienda de manera esporádica una ONG, fundaciones o iglesias evangélicas; por esto se hace necesario una urgente atención para ellos, por si no lo saben, allí también encontramos niños y mujeres sin hogar, profesionales que por un mal paso cayeron en las drogas, y hoy están desprovistos de toda ayuda nacional y expuestos a los vejámenes que nadie se puede imaginar por su condición social y extrema pobreza.
De estos seres humanos se acuerdan esporádicamente, o solo se les atiende, cuando se dan eventos o encuentros masivos a nivel internacional en el país, para dar una imagen turística y lo hacen de forma maquillada para presentar una máscara de país, que contrasta la cruda realidad que viven los más desprotegidos de este país.
Será que se piensa que estos desprotegidos panameños son inmunes a las enfermedades o al COVID-19, o no merecen la misma atención que el resto de la población panameña; ¿quién los provee de las medidas de bioseguridad y de los insumos para protegerse también en esta pandemia?
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Urge poner en práctica programas reales y no de apariencia, ya que ellos no son de otro mundo, también merecen que se les respeten sus derechos humanos, así como se hace con los refugiados que constantemente llegan a este país.
Licenciado en Bibliotecología.
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