Ahí viene la bucería
- Stanley Heckadon-Moreno (opinion@epasa.com)
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Allá por 1860, arribó al Istmo el traje moderno de bucear. La escafandra permitió bucear más hondo y más tiempo bajo el mar. Por ser ...
Allá por 1860, arribó al Istmo el traje moderno de bucear. La escafandra permitió bucear más hondo y más tiempo bajo el mar. Por ser ...
Allá por 1860, arribó al Istmo el traje moderno de bucear. La escafandra permitió bucear más hondo y más tiempo bajo el mar. Por ser caras solo pudieron adquirirlas los nuevos empresarios de la bucería. Sus armadas con sedes en Panamá, Soná, Remedios y Pedregal. Cada armada tenía su buque madre, de madera y velas, cuatro botes con remos, compresor, escafandra y seis tripulantes.
Las perlas grandes y la concha nácar eran exportadas. Así, en junio de 1893, salieron por el puerto de Colón 52,500 libras de conchas a $6,300 pesos plata. Las perlas chicas se vendían localmente. Como otros recursos naturales, este pertenecía al Gobierno central, en Bogotá y luego en Panamá. Este remataba el derecho a la pesca, cobraban impuestos a las escafandras y por el degüello de cada res consumida por la bucería. A los municipios, en cuyas aguas estaban los placeres de la madre perla, les quedaba el impuesto a bailes.
Para 1930, la sobrepesca con escafandra extingue la concha, agravada por una enfermedad, el aumento en la temperatura del mar y la competencia de perlas cultivadas en Japón. En ruina quedaron los buzos de cabeza, agricultores de roza y pescadores que por siglos las bucearon a pulmón desde botecitos de madera y esperanzados a encontrar una perla grande, perfecta y tanto oriente o esplendor, que los hiciera ricos al instante.
Juan Pardini fue el primer empresario de la bucería en Soná, luego "Checo" Martinelli y José DellaTogna. Para sufragar las incesantes guerras civiles, Bogotá establece en 1894, un impuesto de $250 pesos anuales por escafandra. En 1902, en plena Guerra de los Mil Días, el Gobierno Civil y Militar del Istmo, exige a las autoridades provinciales ser rígidas con la medida. El prefecto de Veraguas multa a Miguel Della Togna, 1,000 pesos, por bucear en Coiba con cuatro escafandras con patentes vencidas.
EN RUINA QUEDARON LOS BUZOS DE CABEZA, AGRICULTORES DE ROZA Y PESCADORES QUE POR SIGLOS LAS BUCEARON A PULMÓN...
En 1975, entrevisté en Soná, a Natividad Ortiz Tristán. Nacido en 1890, quien fue boga y bombero del Trípoli. Uno de cuatro botes con escafandra del San Pablo, el buque madre de "Checo" Martinelli. El Trípoli, se decía, fue un bote con suerte al igual que su buzo, Cruz Almengor, el chiricano.
Al embarcarse Natividad corría la noticia de que en Quebrada del Oro, afluente del Tobálico, se había encontrado un viejo árbol de sangrillo cuya corteza tenía la inscripción Mina de Los Negros.
Raúl Arosemena, en sus notas de la bucería sonaeña, recordaba que al terminar la temporada de la bucería, la armada volvía a Soná. Desde los barrancos del río, la gente gritaba: "ahí viene la bucería. Tras "rendir cuentas al patrón" de las perlas halladas, y pagada la tripulación, comenzaban las fiestas con gran movimiento entre tienderos, panaderías y dulcerías, costureras, cocineras, músicos, cantineros y muchachas de la vida alegre listas a complacer la marinería buscando diversión tras estar mar afuera.
Aparecían garitos, juegos de azar prohibidos. Con dados, "par o pinta", "monte de dado", "seven eleven', "klondike", "egalité" y " cachimonas". Con naipes "pinta", "bacarat" y "monte de barajas". Con la ruleta, "caballitos" y "sirenas". Y juegos chinos como "rifa", "lotería", "quina", "tan tan", "pares o nones" y "koo".
Para "poner una fiesta", los cantineros pedían permiso al alcalde. Las damas católicas de Soná, para detener el desenfreno y elevar la moralidad pública, logran que el Consejo Municipal limite el horario a las cantinas. Estas podían abrir de mediodía a medianoche, domingos y festivos de la Iglesia. No podían vender guaro en Semana Santa ni Corpus. Podían venderlo, día y noche, el 1 y 6 de enero Reyes Magos. Los tres días de Carnaval; 19 de marzo fiesta de San José, el patrono del pueblo; San Isidro Labrador, 15 de mayo; San Juan 24, 29 y 30 de junio, y Santiago apóstol, 25, 26, 27 de julio; 24 y 25 de diciembre y cívicos nacionales como 3, 4, 5 y 28 de noviembre.
A Panamá va el caso. La Corte Suprema de Justicia declara inconstitucional la medida de los ediles de Soná. Sentencia que si bien la constitución colombiana de 1886, la de Núñez, estipulaba que la religión católica era la de la nación, el acuerdo de Soná era contrario a la nueva Constitución de Panamá que otorgaba libertad a todas las religiones, sin más limitación que "el respeto a la moral cristiana y el orden público."
Cierro con este pasaje de las fiestas de la bucería en la tienda El Emporio, siendo testigo Tino Dutari. Un buzo entra a comprar un perfume fino a su mujer. El tarro se le cae y rompe. Otro buzo, creyendo que el otro lo había hecho con intención, manda a bajar otro frasco y con arrogancia lo revienta contra el suelo. Así se fueron pidiendo y rompiendo perfumes hasta quedar la tienda sin mercancía.
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