Vidas vietnamitas, ideas imperialistas
- Viet Thanh Nguyen
Para los vietnamitas, así como para los laosianos, camboyanos y hmong, su papel es casi siempre el del extra, su función: ser serviciales, rescatados, culpados, analizados, burlados, abusados, violados, asesinados, callados, malinterpretados o todo lo anterior.
Todas las guerras se pelean dos veces, la primera vez en el campo de batalla, la segunda en la memoria.
Esto definitivamente es cierto para lo que los estadounidenses llaman la “Guerra de Vietnam” y lo que los vietnamitas victoriosos llaman la “Guerra Estadounidense”. Ambos términos ocultan cómo una guerra que mató a más de 58 mil estadounidenses y 3 millones de vietnamitas también se libró en Laos y Camboya, matando a cientos de miles más y llevando al genocidio camboyano.
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Nacido en Vietnam, pero formado en Estados Unidos, tengo un interés personal y profesional en el fetiche de Hollywood sobre esta guerra. Para los estadounidenses, Hollywood convierte una derrota a la mano de vietnamitas en un conflicto que es en realidad una guerra civil en el alma estadounidense, donde los mayores enemigos de los estadounidenses son ellos mismos. Hollywood retrata a los estadounidenses como los antihéroes.
Para los vietnamitas, así como para los laosianos, camboyanos y hmong, su papel es casi siempre el del extra, su función: ser serviciales, rescatados, culpados, analizados, burlados, abusados, violados, asesinados, callados, malinterpretados o todo lo anterior.
Así que cuando se anunció la nueva película de Spike Lee, “Da 5 Bloods”, mis sentimientos eran encontrados. ¿Podría su crítica antirracista superar lo comprometida que está la mayoría de los estadounidenses en el imperialismo sin saberlo?
Desafortunadamente, la respuesta es “no”.
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Me siento casi grosero escribiendo esto, en vista de la urgencia del movimiento Black Lives Matter al cual Lee hace un gesto y en vista de cómo Hollywood, y EE.UU. en general, en gran parte ha borrado, ignorado o distorsionado la historia de la gente de raza negra. La cinta merece su momento al contar las experiencias de algunos de los soldados negros que lucharon en números desproporcionados en una guerra cuyo racismo se dirigía en dos sentidos, contra soldados estadounidenses negros (y morenos e indígenas) y contra los vietnamitas (y camboyanos, laosianos y hmong).
Aun así, mientras veía la escena obligatoria de soldados vietnamitas siendo baleados y muertos por milésima vez, y mientras sentía el mismo dolor que cuando vi “Pelotón” y “Rambo” y “Cara de Guerra”, pensé: ¿hace alguna diferencia si hombres negros políticamente conscientes nos matan?
Aunque las intenciones de Lee son buenas, los vietnamitas aparecen como el guía turístico, el secuaz, la “puta”, el niño mestizo, el mendigo y el enemigo anónimo.
La sensación de que los vietnamitas tienen que ser víctimas se desarrolla en un episodio donde un vendedor trata de forzar a uno de los veteranos negros, Paul (Delroy Lindo), a comprar un pollo vivo. La situación se intensifica y el nativo vengativo les grita a los veteranos negros que ellos mataron a su madre y a su padre.
Los intentos de Lee por brindar alternativas antirracistas caen en la categoría de condescendencia liberal, una narrativa de rescate con salvadores negros en lugar de blancos.
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El discurso del reverendo Martin Luther King “Más Allá de Vietnam” es citado al final de la película. Como dijo King, se enviaron soldados negros para “garantizar libertades en el sureste de Asia que ellos no habían encontrado en el suroeste de Georgia y East Harlem”.
Pero Lee pasa por alto la posibilidad más radical que King delineó cuando apeló a los estadounidenses a escuchar a las personas “sin voz”. Se refería a los vietnamitas, pero los “sin voz” son cualquiera a quien EE.UU. confronta con su máquina de guerra masiva y multicultural, incluyendo a iraquíes y afganos.
“He aquí el verdadero significado y valor de la compasión y la no violencia”, dijo King, “cuando nos ayuda a ver el punto de vista del enemigo, escuchar sus preguntas y conocer su evaluación de nosotros”.
En mi novela del 2015, “The Sympathizer”, que incluye un retrato de un espectáculo de la “Guerra de Vietnam” de Hollywood, señalé que no habríamos necesitado ser rescatados por los estadounidenses si no hubiéramos sido invadidos por ellos en primer lugar.
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