Vidas perdidas por la interrupción en las comunicaciones
- Sameer Yasir y Jeffrey Gettleman
Los médicos afirman que las personas fallecen, en gran parte debido a una interrupción en las comunicaciones. De hecho, los pacientes que compran medicamentos en línea no han podido hacer pedidos sin red móvil.
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Saja Begum, madre de Amir Farooq Dar, pasó horas sorteando obstáculos mientras iba a hospitales y farmacias en busca de un antídoto. Foto/ Atul Loke para The New York Times.
HEEVAN, Cachemira — Saja Begum estaba preparando la cena cuando su hijo entró con mirada afligida. “Mamá”, exclamó. “Me mordió una víbora. Me voy a morir”.
Begum no podía llamar a una ambulancia: el Gobierno de India había apagado la red celular de Cachemira. Ella comenzó una odisea de 16 horas de pánico para encontrar un antídoto que pudiera salvar a su hijo de 22 años. Mientras la pierna comenzaba a hincharse y el joven se debilitaba, ella caminó por un paisaje de calles cerradas, retenes de seguridad y médicos restringidos.
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Dos meses después de que el Gobierno indio impuso rigurosas medidas de seguridad en todo el Valle de Cachemira, los médicos afirman que se han perdido vidas, en gran parte debido a una interrupción en las comunicaciones. Los pacientes que compran medicamentos en línea no han podido hacer pedidos. Sin el servicio celular, los médicos no pueden comunicarse entre sí, encontrar especialistas u obtener información crítica en situaciones de vida o muerte.
“Al menos una docena de pacientes ha muerto porque no pudieron llamar a una ambulancia o no pudieron llegar al hospital a tiempo, la mayoría de ellos con enfermedades cardiacas”, dijo Sadaat, un médico en un hospital de Cachemira que no quiso ser identificado por su nombre completo.
Muchos galenos dijeron que podrían ser despedidos por hablar con reporteros. Algunos también han acusado a las fuerzas de seguridad indias de acosar al personal médico.
Las autoridades indias rechazan esas acusaciones, afirmando que los hospitales han estado funcionando con normalidad, y que los trabajadores de salud y los pacientes de emergencia han recibido permisos para que no sean detenidos en los retenes.
Los médicos del Hospital Sri Maharaja Hari Singh en Srinagar, la ciudad más grande de Cachemira, dijeron que hubo un desplome del 50 por ciento en las cirugías en los últimos dos meses debido a las restricciones y la escasez de medicamentos.
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El 13 de agosto, el hijo de Begum, Amir Farooq Dar, estaba cuidando las ovejas de su familia cerca de Baramulla cuando fue mordido por una krait. La mayoría de las mordeduras de estas serpientes es fatal a menos que se inyecte un antiveneno en seis horas. Begum le ató una cuerda alrededor de la pierna, con la esperanza de detener el veneno. Corrió, con su hijo apoyándose en ella, al centro de salud del pueblo, que generalmente tiene el antídoto. Estaba cerrado.
Suplicó que la llevaran al hospital de distrito de Baramulla. Sin embargo, los médicos allí no pudieron encontrar ningún antídoto. Hicieron arreglos para que una ambulancia llevara al joven a un hospital en Srinagar. Los soldados detuvieron la ambulancia muchas veces en el camino, relató la familia. A Dar se le cerraban los ojos. Le dijo a su madre que no sentía la pierna derecha.
El 5 de agosto, el Gobierno de India revocó la autonomía especial que la región de Cachemira, que también es reclamada por Pakistán, había tenido durante más de 70 años. Horas antes, autoridades indias impusieron severas medidas de seguridad, cortaron la Internet y los servicios telefónicos y encarcelaron a miles de líderes políticos, académicos y activistas de Cachemira. También impusieron un toque de queda, limitando el movimiento en el Valle de Cachemira, hogar de unos 8 millones de personas.
Un cardiólogo en un hospital de Srinagar dijo que recientemente tuvo un paciente que había sufrido un ataque cardíaco y que necesitaba un procedimiento que requería de un técnico especializado. Al no tener forma de llamarlo, el cardiólogo condujo 8 kilómetros hasta el vecindario del técnico. El médico no sabía exactamente dónde vivía y tuvo que preguntarle a la gente. El doctor contó que lograron salvarle vida al paciente, pero que Cachemira ha sido “arrojada a la Edad de Piedra”.
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Después de horas de búsqueda del antiveneno, Dar y su familia llegaron al Hospital Soura en Srinagar. Tampoco tenía el antídoto. No lo sabían, pero el hospital de Baramulla en realidad tenía el antídoto en un almacén cerrado.
En Srinagar, la familia viajó de una farmacia a otra suplicando por el antídoto.
Begum le gritó a su esposo, Farooq Ahmad Dar: “¡vende todo, pero sálvalo!”. Dar, el padre de 46 años, dijo que nunca se había sentido tan impotente. “Sentía ganas de clavarme un cuchillo en el pecho”, expresó.
A las 10:30 horas del día siguiente, 16 horas después de que fue mordido, el joven Dar falleció.
Iqbal Kirmani y Suhasini Raj contribuyeron con reportes.
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