Sustituyen a niños con muñecos en un pueblo
La población de Japón está disminuyendo y envejeciendo, en especial en las zonas rurales.
- Motoko Rich
- - Publicado: 04/1/2020 - 08:00 am
NAGORO, Japón — Hace 18 años nacieron los últimos niños de esta remota aldea en las montañas. Ahora, poco más de dos docenas de adultos viven aquí. La escuela primaria cerró en el 2012, después de que los últimos dos alumnos terminaron el sexto grado.
Sin embargo, un día reciente, Tsukimi Ayano volvió a darle vida a la escuela.
Ayano, de 70 años, había acomodado más de 40 muñecos hechos a mano en un cuadro realista para recrear un día de deportes escolares conocido como “undokai”, un evento común en el calendario japonés. Había colocado muñecos de tamaño natural en una pista de carreras, sobre un columpio y lanzando pelotas.
LEA TAMBIÉN: Escuelas vacías en Venezuela por el hambre
“Quisiera que hubiera más niños porque sería más alegre”, señaló Ayano, que nació en Nagoro y ha organizado un festival anual de muñecos durante siete años. “Así que hice a los niños”.
La población de Japón está disminuyendo y envejeciendo, en especial en las zonas rurales.
Unos 350 muñecos hechos por Ayano y sus amigas superan el número de residentes en una proporción de más de 10 a 1. Por toda Nagoro, ha dispuesto a los muñecos en escenas que evocan a las personas reales que alguna vez poblaron la aldea. Una anciana arregla una tumba al lado del camino. Algunos trabajadores de la construcción fuman en su descanso. Dentro de la escuela, algunos muñecos están sentados en pupitres. Ayano posee un toque juguetón, lo que da a muchos de sus muñecos un aspecto pícaro.
LEA: Revelan abuso sistemático de niños en una provincia afgana
Incluso cuando Ayano era niña, la población era de apenas 300. Durante los 50 y 60, la región fue impulsada por la industria forestal, la construcción de carreteras y de presas. Una vez que las presas quedaron construidas, mucha gente se marchó. Para llegar a un supermercado o al hospital más cercano, los habitantes de Nagoro conducen durante una hora y media.
“Realmente te tiene que gustar la vida en la montaña”, dijo Tatsuya Matsuura, quien con 38 años es el residente más joven de Nagoro.
Ayano se fue de Nagoro a los 12 años, cuando su padre consiguió un empleo en Osaka. Ahí conoció a su esposo y tuvo dos hijos. Luego de jubilarse, su padre regresó a Nagoro. Hace 16 años, Ayano regresó para cuidarlo.
Frente a su casa, plantó semillas e hizo un espantapájaros parecido a su padre. Añadió muñecos que parecían deshierbar el campo y puso otros al lado del camino. Cuando algunos viajeros pedían indicaciones a algunos de los muñecos, Ayano se dedicó a hacerlos de tiempo completo.
INTERESANTE: Están muriendo los niños de Venezuela
El día anterior al festival deportivo, Ayano montó varios escenarios con la ayuda de voluntarios.
Kayoko Motokawa, de 67 años, dijo que era triste que ahora Nagoro fuera famoso por sus muñecos más que por su gente.
“Si fueran personas de verdad”, comentó Motokawa, quien contemplaba las festividades, “este sería un lugar realmente feliz”.
Para comentar debes registrarte y completar los datos generales.