Se sienten más libres al cocinar y cenar desnudos
- Alan Mattingly
“Me mantenía aislado y no tenía muchos amigos. En el momento en que estuve desnudo, eso desapareció en dos segundos. Toda mi vida cambió”. indicó Jack Clark.
Una buena comida satisface. Una excelente comida hace mucho más. Pero los componentes de una excelente comida no son iguales para todos.
Caren Osten Gerszberg encontró un ingrediente inesperadamente placentero cuando se encontró en un retiro de meditación en Massachusetts: el silencio.
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“Estar sentada a la mesa —sin hablar, ni leer, ni desplazarme ni ver una pantalla— fue un auténtico ejercicio en estar en el momento presente”, escribió en The New York Times. “Pasando por la fila del buffet, llené mi plato con la colorida comida vegetariana, expresé mi gratitud (silenciosamente) y conté cuántos colores había en mi plato. Mi mejor entretenimiento: un alimentador de pájaros exquisitamente colocado afuera de las ventanas del comedor”.
Quizás un retiro así sería el entorno apropiado para algunos de los comensales neoyorquinos que le escriben a Pete Wells, el crítico de restaurantes de The Times. Ellos encuentran que el ruido cada vez mayor en los restaurantes les deja un mal sabor de boca, y han pedido a Wells que escriba sobre el problema.
Mientras más tiempo lo postergaba, escribió por fin, “más difícil era no darme cuenta de que estaba evitando el tema. Y cuando me pregunté por qué, tuve que admitir que realmente no creo que los restaurantes ruidosos sean un problema.
“La verdad, me encantan”.
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En opinión de Wells, los restaurantes son uno de los pocos lugares que quedan donde personas reales aún suenan como personas reales.
“Está el ritmo interrogante del coqueteo; el rebuzne confiado de las personas haciendo alarde de dinero; el graznido del debate”, escribió. “Las personas que se están conociendo son ruidosas de una forma, y los viejos amigos son ruidosos de una forma completamente diferente”.
En ocasiones, ese ruido puede ser tan vital para la experiencia gastronómica como la comida sobre la mesa, argumenta Wells. De otra forma, las sobras del refrigerador hubieran bastado.
“Salimos por otras razones”, escribió. “Salimos para echar un vistazo, quizás para ser notados, normalmente para hablar con la gente que nos acompaña. Algunos queremos un trago o dos y casi todos queremos aflojar los nudos de tensión provocados por la vida cotidiana”.
Sin embargo, para quienes aflojan todos los nudos, permanecer en casa probablemente sea la mejor opción.
“Me siento más libre y más imaginativo cuando cocino desnudo”, dijo Jack Clark, mientras cocinaba pasta, de pie, para una cena en su casa en un resort nudista en Florida. Estaba desnudo, por supuesto, al igual que la mayoría de sus invitados.
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Esta era una situación con la que Clark no se hubiera sentido cómodo en el pasado. Con la velada, no con la desnudez.
“Yo era una persona muy tímida y nerviosa e introvertida”, dijo a The Times. “Me mantenía aislado y no tenía muchos amigos. En el momento en que estuve desnudo, eso desapareció en dos segundos. Toda mi vida cambió”.
Una de sus invitadas, Karyn McMullen, dijo que solía odiar las veladas como ésta. Salvo que los comensales no estaban desnudos, así que las veladas realmente no eran como ésta.
“Siempre eran presumidos. Ahora puedo ser yo misma”, dijo.
Parece ser que hay equidad entre todos cuando todos están sentados en cueros sobre toallas.
Y aunque los nudistas tienen que cuidarse un poco más de salpicaduras de grasa, muchos creen que se cocina mejor cuando se hace al natural.
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