Se ganan la vida en una torre de basura
El hedor es abrumador, pero es solo uno de muchos peligros. Mientras escarban en el revoltijo en busca de madera, cartón, lonas de plástico y cualquier otra cosa que pueda reciclarse, deben cuidarse de no acercarse demasiado a los buldóceres que distribuyen los desechos.
- Adam Dean y Richard C. Paddock
- - Publicado: 16/5/2020 - 12:00 pm
BEKASI, Indonesia — Incluso entre la fuerte lluvia, a medianoche, están afuera pepenando, portando lámparas frontales para revisar una montaña de basura que alcanza más de 15 pisos de altura.
Los pepenadores, algunos subiendo penosamente por el montículo en botas de plástico que no hacen juego, usan una herramienta de metal en forma de gancho llamado “ganco” para lanzar artículos por encima de sus cabezas hacia grandes cestos de ratán atados a sus espaldas. Algunos hurgan en la basura con las manos desnudas.
VEA TAMBIÉN: ¿Durmiendo mal en tiempos inciertos?
El hedor es abrumador, pero es solo uno de muchos peligros. Mientras escarban en el revoltijo en busca de madera, cartón, lonas de plástico y cualquier otra cosa que pueda reciclarse, deben cuidarse de no acercarse demasiado a los buldóceres que distribuyen los desechos. Y los deslaves son un peligro constante.
Éste es Bantar Gebang, uno de los rellenos sanitarios más grandes del mundo, del tamaño de más de 200 campos de futbol, que acepta hasta unas 6 mil 350 toneladas de desechos al día de Yakarta, la capital de Indonesia.
Procesar toda esa basura es una operación de 24 horas. En un día típico, mil camiones, llenos de basura y rodeados de hordas de moscas zumbando, hacen fila a la base del relleno sanitario para depositar sus cargas. Luego unas excavadoras gigantescas llevan los desechos a la cima, más de 45 metros arriba.
Los funcionarios afirman que unas 6 mil personas viven cerca del relleno sanitario, ganándose la vida con la basura. Los residentes locales calculan el número en 20 mil.
En algunas familias, niños desde los 5 años buscan basura reutilizable junto con sus padres, dijo Asep Gunawan, jefe del distrito Bantar Gebang, que incluye el relleno sanitario.
VEA TAMBIÉN: Navieras se benefician por el exceso de petróleo
“Allí van al jardín de niños y estudian el Corán, y cuando terminan eso, ayudan a sus padres”, comentó.
Los pepenadores, conocidos en indonesio como “pemulung”, típicamente ganan de 2 a 10 dólares diarios, de los desechos de plástico, metal, madera y electrónicos que juntan.
Pero la desaceleración económica global causada por la pandemia del coronavirus ha llegado incluso a este lugar. La mayoría de las empresas de reciclaje que compran desechos a los pepenadores ha cerrado sus puertas, así que menos pemulung están trabajando, dijo Resa Boenard, cofundadora de Seeds of Bantar Gebang, grupo sin fines de lucro que ayuda a alimentar a 600 familias al día.
Yakarta, urbe de unos 11 millones de personas, ha sido la más golpeada por el virus, pero la enfermedad también se ha extendido a Bekasi, donde está el relleno sanitario.
Aunque menos pepenadores están trabajando, los camiones de basura siguen llegando. Muchos artículos que podrían ser reciclados quedan sepultados bajo la basura entrante.
VEA TAMBIÉN: Una ‘historia de soledad’ llega en época de pandemia
“No podemos procesar la basura porque no podemos venderla”, dijo Resa.
La pandemia ha reducido la demanda de artículos que los pepenadores hallan en el basurero Bantar Gebang en Indonesia.
Para comentar debes registrarte y completar los datos generales.