Salvan vida silvestre con lanzamientos de comida desde un helicóptero
- Matthew Abbott
Toneladas de zanahorias y camotes fueron repartidos por 'Ardilla' en Nueva Gales del Sur, Australia, para ualabíes amenazados y presas de la hambruna.
El helicóptero conocido como la Ardilla normalmente es usado para apagar incendios y cazar alimañas. Pero hoy en día tiene una nueva misión: repartir toneladas de zanahorias y camotes en Nueva Gales del Sur, Australia, para ualabíes amenazados y presas de la hambruna.
Una sequía prolongada ya había reducido drásticamente el suministro de alimento de estos marsupiales. Luego llegaron los incendios que arrasaron con el sureste australiano en meses recientes.
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“No quedó absolutamente nada”, afirmó Michaela Jones, funcionaria titular de proyectos en el Servicio Nacional de Parques y Vida Silvestre en Nueva Gales del Sur.
Algunos ecologistas han estimado que más de mil millones de animales salvajes perecieron en los incendios que comenzaron en julio y con el tiempo acabaron con millones de hectáreas.
En el caso de las especies amenazadas, como los ualabíes rupestres cola de cepillo, los conservacionistas se han apresurado a determinar formas de apoyar las poblaciones locales.
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Alimentar a la vida silvestre va en contra de los consejos normales, dijo Trent Forge, funcionario de proyectos para especies amenazadas en el Servicio Nacional de Parques y Vida Silvestre.
Pero luego de que los incendios les arrebataron a los ualabíes sus zonas de búsqueda de alimento, los funcionarios comenzaron una misión de lanzar comida cada 10 a 14 días en el Parque Nacional Wollemi.
Jones ha cuidado de los ualabíes desde 1999, y en el curso de esos años, la población había crecido de 8 a 110 ejemplares. Cuando los incendios arrasaron primero con el área de Jenolan, fue a ver a los sobrevivientes. El primer día, sólo encontró tlacuaches muertos.
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Sin embargo, los funcionarios después hallaron 16 ualabíes rupestres resguardándose en una cascada. Algunos llevaban días sin comer. Jones dijo que creía que había sobrevivido al menos una tercera parte de la población local.
Los funcionarios de vida silvestre empezaron a considerar cómo llevar comida a los sobrevivientes. Tres semanas después de los incendios, comenzaron los lanzamientos de comida.
“Siempre piensas que los animales simplemente se trasladarán al tramo más cercano de pastizales no incendiados —¿pero, dónde?”, señaló Jones, y añadió que casi no había tierras que se hubieran salvado de los incendios en 40 kilómetros a la redonda.
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