Protegen a peces con esculturas submarinas
- Jason Horowitz
Unos 8 metros bajo la superficie, bancos de peces visitaban un museo de cuatro losas de mármol, extraídas de la cantera preferida de Miguel Ángel y talladas por aclamados artistas.
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Proyecto “Casa de Peces” usa mármol tallado para disuadir la pesca de arrastre, que puede arruinar el lecho marino. Foto/ Gianni Cipriano para The New York Times.
TALAMONE, Toscana — Mientras la Sirena traía a sus pasajeros de vuelta al puerto, Paolo Fanciulli hizo una pausa.
“Allí, abajo del faro”, dijo Fanciulli, apuntando a un tramo vacío de mar. “Las esculturas están allí”.
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Unos 8 metros bajo la superficie, bancos de peces visitaban un museo de cuatro losas de mármol, extraídas de la cantera preferida de Miguel Ángel y talladas por aclamados artistas.
Más al norte, otras 20 esculturas hacían una labor distinta: como centinelas contra la pesca de arrastre ilegal que ha mermado la vida marina de Talamone.
Y en un campo cercano, otras 18 losas de mármol tallado yacían esperando a que Fanciulli, de 58 años, hallara el dinero para bajarlas al agua.
“Piensen que dentro de 100 o 200 años, hallarán todas estas esculturas”, dijo Fanciulli, conocido por todos aquí como Paolo el pescador.
Su proyecto “Casa de Peces” es en parte activismo ambiental, iniciativa artística e intento por dejar un legado perdurable.
Afirmó que tener “el museo más grande del mundo para salvar el mar” atraería a turistas y pondría en el mapa a Talamone, su pueblo natal, con su población habitual de unos 125 residentes.
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En el verano, la población aumenta con vacacionistas a la moda. Últimamente, autobuses repletos de turistas chinos han hecho fila en el puerto para tomar tours en bote a la cercana isla de Elba.
Hace décadas, Fanciulli y su primera esposa abrieron una pescadería. El local quebró al disminuir la cantidad de peces en el mar. Fanciulli culpó a la pesca de arrastre y encabezó un bloqueo en el puerto pesquero comercial cerca de allí.
Su activismo tempranero atrajo la atención de los medios. No obstante, continuó la pesca de arrastre ilegal, en la que redes pesadas barren con el pasto y las plantas del lecho marino.
En el 2006, con algo de apoyo gubernamental, financió su proyecto para proteger las aguas locales al dejar caer una barrera de losas de concreto alrededor del fondo del mar. Sin embargo, no fue suficiente para Fanciulli. “Quería colocar obras de arte allá abajo”, indicó.
Sus sueños de arte submarino se volvieron realidad cuando el dueño de una cantera de mármol de Carrara donó 100 losas para el proyecto.
La artista británica Emily Young esculpió una cara de “Guardián Llorón” de 10 toneladas, que fue bajada al fondo del agua en el 2015. Desde entonces, flora y corales marinos han cubierto las esculturas y contribuido a traer peces de vuelta.
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Fanciulli recibió a turistas a bordo de su bote una mañana reciente. Habían pagado 80 euros por su expedición de “turismo pesquero” por la costa toscana.
Repartió álbumes fotográficos que documentan sus mejores capturas, y carpetas llenas de recortes noticiosos.
“Ése soy yo”, dijo a un pasajero, apuntando a la foto en un artículo de una revista con el encabezado “El Hombre Valiente y el Mar”.
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