Persisten los traumas por el Conflicto de Irlanda del Norte
- Ceylan Yeginsu
Algunos expertos apuntan a factores como la pobreza, los servicios de salud mental subfinanciados y el reciente repunte en la violencia paramilitar.
LURGAN, Irlanda del Norte — En una fría noche de febrero del 2001, mientras Joe Holbeach trotaba a lo largo de la costa llena de guijarros de Newcastle, en Irlanda del Norte, se imaginó siendo arrastrado por una ola violenta y ahogándose. Días después, miró fijamente desde lo alto del escarpado acantilado, tratando de reunir el valor para saltar.
No lo hizo, pero igual que muchos otros sobrevivientes de la violencia paramilitar durante el Conflicto de Irlanda del Norte, sufre de trastorno por estrés postraumático (TEPT).
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Veinte años después de que el Acuerdo de Viernes Santo puso fin al Conflicto, Irlanda del Norte tiene una de las tasas de suicidios más altas del mundo.
Algunos expertos apuntan a factores como la pobreza, los servicios de salud mental subfinanciados y el reciente repunte en la violencia paramilitar. Pero una de las causas principales es el TEPT.
Holbeach se cuenta entre los miles que quedaron atrapados en el fuego cruzado del conflicto de guerrillas de Irlanda del Norte, en el que bombardeos, tiroteos y lesiones incapacitantes fueron parte de la vida cotidiana durante casi tres décadas.
Su TEPT se manifiesta en la forma de recuerdos recurrentes, sensaciones de intenso estrés emocional, depresión y ansiedad, que llevan a una conducta suicida.
Otro día en el 2001, narró Holbeach, “me desmoroné y fui directo al punto más profundo del Lago Craigavon y me lancé. Quería ahogarme. Quería morir”.
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Irlanda del Norte tiene la tasa de suicidios más alta en el Reino Unido, con 18.5 suicidios estandarizados por edad por cada 100 mil personas en el 2017, lo que lo coloca entre los primeros 15 países del mundo, reportó la Agencia de Estadísticas e Investigación de Irlanda del Norte. El índice entre varones es de casi 30. El índice en Inglaterra era la mitad, 9.2 por cada 100 mil personas.
La tasa de suicidios en Irlanda del Norte se ha duplicado desde que los grupos milicianos de la región concretaron el acuerdo de paz.
“Cuando finalizó el Conflicto, mucha gente batalló para hallar sentido al motivo de toda esa lucha y qué se había logrado, y entonces se dispararon las tasas de suicidios”, explicó Siobhan O’Neill, catedrática en la Universidad de Ulster.
La incertidumbre respecto al Brexit y el colapso de la coalición de poder compartido de Irlanda del Norte han amenazado la frágil paz de la región.
Las golpizas y tiroteos punitivos estilo paramilitar —principalmente para castigar a jóvenes por cosas como delitos menores y venta de drogas— aumentaron 60 por ciento el año pasado, un incremento que los expertos dicen que ha contribuido al alto índice de suicidios.
Ese día en el 2001, Holbeach fue visto por un pescador, quien lo arrastró a la orilla.
Mientras se estaba ahogando, Holbeach tuvo recuerdos del 8 de noviembre de 1987, el día en que fue al pueblo de Enniskillen para asistir a una ceremonia en memoria de soldados británicos y estalló una bomba colocada por milicianos del Ejército Republicano Irlandés Provisional cerca de él.
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“Todo mundo se había reunido —amigos, familiares, niños— y, de repente, hubo un gran estruendo”, recordó. Sus manos empezaron a temblar. “Creí que estaba muerto”.
El ataque cobró 12 vidas y dejó más de 60 lesionados. “Logré salir de entre los escombros”, comentó Holbeach.
Hoy una respuesta silenciosa y estoica rodea al suicidio, particularmente en comunidades católicas donde acabar con la propia vida de uno es ampliamente visto como pecado.
Eamonn Baker, quien trabaja para una fundación de fomento de paz y quien ha dedicado su vida a la resolución de conflictos, aún es atormentado por los sucesos que vivió en su pueblo natal, Derry, el 30 de enero de 1972 —el Domingo Sangriento, uno de los días más violentos del conflicto.
Lidió con el trauma volcándose en el alcohol. Pero ahora adopta un enfoque positivo al trabajar para unir a personas de ambos lados del conflicto para establecer un diálogo.
Allison McCann contribuyó con reportes a este artículo.
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