Persisten las divisiones sociales en Soweto
Ha sido la zona segregada para gente de color más grande del país, y fue un símbolo de la resistencia unida al régimen racista del apartheid y hogar del líder antiapartheid Nelson Mandela.
- Patrick Kingsley
- - Actualizado: 14/10/2019 - 01:32 pm
SOWETO, Sudáfrica — Nomsa Victorino tenía un Lexus en su cochera, una piscina, ocho recámaras en su casa de campo y un mensaje acerca de su famosa ciudad natal.
“Independientemente de lo que piense la gente sobre Soweto —que es un lugar para gente pobre— no es así”, dijo Victorino, de 50 años. “Ha cambiado drásticamente”.
Agnes Sehole tenía ratas en su azotea, velas como iluminación, queroseno como calefacción y un mensaje acerca de su famosa ciudad.
“Está empeorando”, afirmó Sehole, de 77 años, en su casa de dos habitaciones en Soweto. “No hay nada que yo haya vivido de la nueva Sudáfrica”.
Soweto, alguna vez la zona segregada para gente de color más grande del país, fue un símbolo de la resistencia unida al régimen racista del apartheid y hogar del líder antiapartheid Nelson Mandela.
Es donde la Policía abatió a por lo menos 176 niños de escuela que se manifestaban durante el Levantamiento de Soweto de 1976, y donde los residentes se rehusaron a pagar al Gobierno blanco renta, luz y agua durante los boicots de los 80. Para el mundo exterior, Soweto representaba solidaridad negra.
Hoy, Soweto personifica las divisiones sociales y de clase dentro de la mayoría de raza negra de Sudáfrica. Es un lugar de mansiones y autos lujosos, pero también de barriadas y alto desempleo.
Soweto fue establecida por el Gobierno blanco en los 30 como un gueto negro en la periferia de Johannesburgo.
VEA TAMBIÉN: Indígena proclama su propia nación
Durante gran parte de la era del apartheid, el área careció de energía eléctrica y tuvo pocas calles pavimentadas. Pero hoy, sobre la Calle Vilakazi, donde alguna vez vivió Mandela, se puede ver un Porsche estacionado afuera de una serie de restaurantes de lujo allí.
Hay un festival anual del vino, uno de los malls más grandes de África y una microcervecería tan exitosa que acaba de ser adquirida por Heineken.
Sin embargo, a 10 minutos en auto, en un distrito como Klipspruit, surge un panorama distinto.
Aunque la mayoría de los caminos de Soweto fueron pavimentados en los años posteriores al fin del apartheid, zonas como esta parte de Klipspruit fueron olvidadas.
Cuando Sehole se mudó aquí en 1966, tenía una vista desde su puerta trasera. Ahora, una escasez de vivienda ha hecho que muchos de sus vecinos construyan hasta cuatro chozas para rentar en sus patios traseros.
VEA TAMBIÉN: Nicaragüenses esterilizados buscan ser indemnizados
Gran parte de la economía y la tierra aún es controlada por la minoría blanca.
El desempleo sigue casi tan alto como en 1994; más de la mitad de la gente menor de 35 años está desempleada.
Al meollo de esta división yace la crisis de electricidad de Soweto.
En los 80, los residentes de Soweto se negaron a pagar servicios como la luz como parte de una campaña de distintos frentes contra el apartheid.
Después del fin del apartheid, continuó esta cultura de incumplimiento de pago. Hoy, más del 80 por ciento de los sowetanos no paga luz.
Sin embargo, muchos sudafricanos pobres creen que la energía eléctrica debería ser gratuita, o al menos fuertemente subsidiada. Sienten que están pagando el precio por la corrupción del partido del presidente Cyril Ramaphosa, el Congreso Nacional Africano, cuyos ex líderes están implicados en múltiples escándalos, incluyendo dentro del sector eléctrico.
El impasse respecto a la electricidad en Soweto está al centro de un debate sobre la naturaleza de la democracia en Sudáfrica y plantea interrogantes sobre si el pacto político postapartheid hizo lo suficiente para redistribuir el poder y las oportunidades económicas.
VEA TAMBIÉN: Batallan para vender arte de performance
En uno de los bares más elegantes de Soweto, a fines de julio, un banquero y un empresario debatían justo esta cuestión. Ambos se habían criado en Soweto y les había ido lo bastante bien para mudarse a otra zona de Johannesburgo.
El banquero, Dumisani Bengu, creía que cualquiera que se esforzara lo suficiente podría tener éxito en la nueva Sudáfrica.
Bongani Moyo, el empresario quien opera una constructora, discrepó. Las oportunidades no están distribuidas equitativamente, aseguró.
Thabo Jobo contribuyó con reportes a este artículo.
Para comentar debes registrarte y completar los datos generales.