Ocurren terremotos vinculados a la extracción de gas
Muchos de los 585 mil residentes que se deleitaban con el paisaje de siglos de antigüedad ahora se lamentan por la riqueza bajo sus pies.
- Stanley Reed
- - Publicado: 18/11/2019 - 06:00 pm
GRONINGA, Países Bajos — Al manejar por los campos holandeses de tierras bajas de cultivo, se pasa junto a series ocasionales de tubos y tanques plateados. Son la única señal visible de que en las profundidades de este rincón en el noreste de Países Bajos se halla uno de los campos de gas natural más grandes del mundo.
Pero no se detenga junto a una de las casas de granja debilitadas por los terremotos vinculados a la extracción de gas. En su hogar en Appingedam, Nicole van Eijkern, señaló a los muros externos hundidos y los techos agrietados. Vigas pesadas apuntalan su casa, por dentro y por fuera, y está programado que sea demolida.
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“En 10 años, pasó de ser una buena casa a unas ruinas”, afirmó.
Los terremotos están azotando una región de 900 kilómetros cuadrados donde molinos de viento alguna vez suministraron energía a hogares y granjas. Muchos de los 585 mil residentes que se deleitaban con el paisaje de siglos de antigüedad ahora se lamentan por la riqueza bajo sus pies.
Descubierto en 1959 por Exxon Mobil y Royal Dutch Shell y aún operado por una empresa conjunta de estos dos colosos, el campo de Groninga durante mucho tiempo fue un cuerno de la abundancia, y convirtió a este país pequeño en algo así como una potencia petrolera.
A partir de los 60, el gas fue una fuente de combustible producido a nivel nacional y relativamente limpio para Países Bajos y el noroeste de Europa.
Ayudó a desacostumbrar al país del carbón, con los ingresos del gas añadiendo cientos de miles de millones de euros al presupuesto nacional, permitiendo el crecimiento de un generoso Estado benefactor.
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Sin embargo, décadas de extracción han reducido la presión sobre las rocas que sostienen al gas bajo la superficie, provocando que se contraigan. Eso ha llevado a que el suelo se hunda unos 30 centímetros, y se han dejado sentir terremotos. Más de mil temblores han sido registrados desde mediados de los 80. Miles de edificaciones han sido dañadas, incluyendo el rico conjunto de iglesias medievales de la región.
Aunque la mayoría de los temblores han sido pequeños, unos 100 han alcanzado una magnitud de 2.0 grados o mayor. Los residentes recuerdan los terremotos por los nombres de las comunidades que sufren más —la aldea de Huizinge fue cimbrada en el 2012 por un sismo de 3.6 grados que los analistas dicen que cambió para mal la opinión pública hacia la industria del gas.
Este desastre en cámara lenta está forzando al Gobierno holandés a frenar la producción de gas, con consecuencias que probablemente sean profundas para su economía. Para calmar la actividad sísmica, a partir del 2013 los flujos de gas han sido reducidos en unas dos terceras partes. En septiembre, el Gobierno anunció que su objetivo era detener toda la extracción para mediados del 2022.
“Es el fin de una era”, afirmó Tim Boersma, investigador en la Universidad de Columbia, en NY. “Durante décadas, la producción de gas ha sido un bloque de construcción importante para la economía holandesa”.
Los propietarios de casas ya han interpuesto demandas costosas por reparaciones. El Gobierno holandés respondió a la indignación pública en el 2018 cuando quitó a Shell y Exxon Mobil el control de la toma de decisiones respecto a la producción.
La empresa conjunta de las compañías, Nederlandse Aardolie Maatschappij, o NAM, es responsable de todos los costos relacionados con la exploración del campo petrolero. Hasta el 2018, NAM era responsable de evaluar y pagar las reparaciones. Ese rol también fue asumido por las dependencias gubernamentales que le envían la factura a la empresa conjunta.
Los costos de NAM relacionados con los sismos, pagados desde el 2012, ahora suman hasta 2.7 mil millones de euros, indicó Shell.
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El gas que continúa en el campo de Groninga —un estimado de 17 años del consumo de Países Bajos al ritmo actual— encaja en la descripción de “activo varado”, yacimientos petrolíferos que no pueden ser utilizados. Las compañías no serán indemnizadas por la pérdida, de unos 70 mil millones de dólares.
Junto con proyectos eólicos y solares, las autoridades están apostando al hidrógeno, un combustible limpio producido usando electricidad.
El recorte en la producción parece estar reduciendo los terremotos, pero persiste el peligro. Laslo Evers, un sismólogo, dijo que esperaba que disminuyera la actividad sísmica, pero eso no descarta terremotos como el temblor de 3.4 grados de magnitud en mayo.
“Nadie sabe”, dijo Evers, cuando se le preguntó durante cuánto tiempo continuarán los sismos.
En Loppersum, considerado el centro de la zona sísmica, calles enteras de casas han tenido que ser demolidas o reforzadas.
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