Micropréstamos se convierten en un ciclo de deudas para las mujeres jordanas
- Rana F. Sweis
Los trabajadores de ayuda dicen que prestamistas sin escrúpulos no explican los términos y riesgos de los créditos a los prestatarios, quienes a menudo no saben nada de finanzas y pueden estar desesperadamente pobres.
![Amira Hawamdeh pidió un préstamo para abrir un negocio y pagar cuentas. Debe 613 dólares y teme ir a la cárcel. Foto / Nadia Bseiso para The New York Times.](https://www.panamaamerica.com.pa/sites/default/files/imagenes/2020/04/27/ref_04_debt-0_0.jpg)
Amira Hawamdeh pidió un préstamo para abrir un negocio y pagar cuentas. Debe 613 dólares y teme ir a la cárcel. Foto / Nadia Bseiso para The New York Times.
RUSSEIFA, Jordania — Hace cinco años, Amira Hawamdeh obtuvo un préstamo por 423 dólares para comprar botones e hilo para hacer bolsas, suéteres y cobertores para vender a sus vecinas.
Los micropréstamos como el que ella usó para crear un negocio en casa han sido aclamados como una forma de sacar a las mujeres de la pobreza, empoderándolas para que se vuelvan empresarias y contribuyan a la economía.
Pero hace tres años, dejó de trabajar tras desarrollar diabetes y dolor de espalda. Cuando su hijo se enfermó, sacó un micropréstamo para pagar el medicamento. Cuando su esposo no pudo pagar la renta, pidió otro préstamo.
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“Estaba desesperada”, dijo Hawamdeh, de 64 años y madre de siete hijos. Hoy tiene una deuda de 613 dólares y teme ir a la cárcel.
Cada vez más, a medida que las mujeres en Jordania obtienen micropréstamos para enfrentar el desempleo y la pobreza, se ven atrapadas en un sistema que supuestamente las ayudaría. Cientos de establecimientos no regulados operan en el próspero mercado de micropréstamos de Jordania, ofreciendo créditos fáciles, pero también altas tasas de interés y penalidades, y la amenaza de la cárcel si los préstamos no son saldados.
Jordania es uno de unos cuantos países que criminaliza las deudas. Casi 2 mil personas, alrededor del 12 por ciento de la población carcelaria de Jordania, están tras las rejas por no saldar préstamos, señala un informe nacional.
Los trabajadores de ayuda dicen que prestamistas sin escrúpulos no explican los términos y riesgos de los créditos a los prestatarios, quienes a menudo no saben nada de finanzas y pueden estar desesperadamente pobres.
La industria de las microfinanzas prometió ayudar a las mujeres pobres, y en ocasiones a los hombres, a convertirse en trabajadoras productivas. En muchos casos, las mujeres ya participaban en industrias caseras, y el único obstáculo para expandir sus negocios y salir de la pobreza era el financiamiento.
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Pero para decenas de miles de mujeres, los micropréstamos se han convertido en virtuales cajeros automáticos, una forma rápida de obtener efectivo. El año pasado, la ministra de Desarrollo Social, Basma Ishaqat, dijo que al menos 9 mil mujeres eran deudoras morosas de préstamos de mil 400 dólares o menos.
Fatima Shetawi, que debe menos de 700 dólares, se esconde de una orden de arresto.
Contactada por teléfono, dijo que había pedido un préstamo de 600 dólares a la Ahli Microfinance Company. Cuando la compañía le preguntó qué planeaba hacer con el dinero, mintió y dijo que quería abrir un negocio en casa. En lugar de eso, empleó el dinero para pagar la renta.
“Creímos que era una solución para ayudarnos, una forma de sobrevivir”, explicó.
La compañía no parecía estar preocupada respecto al destino del dinero, comentó.
“Los funcionarios de crédito sólo me llamaron para preguntarme por qué no podía pagar la deuda, y luego se emitió una orden de arresto en mi contra”.
Hanan Hassan, madre de cuatro hijos en la ciudad jordana de Russeifa, se encontraba sentada en un colchón en una habitación oscura. A su lado había montones de papeles esparcidos en el suelo.
“Todas éstas son advertencias legales”, dijo.
Durante 15 años, ha obtenido micropréstamos para mantener a flote a su familia. “Era la única manera de pagar nuestros recibos de servicios”, dijo Hassan.
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Sacaba más préstamos para pagar los anteriores.
Su esposo conduce un taxi y gana entre 10 y 20 dólares al día, mientras que ella borda vestidos, ganando alrededor de 3.50 dólares a la semana.
Hassan dijo que su esposo la había presionado para que pidiera los préstamos y ahora la insta a iniciar otro proyecto en casa para generar ingresos.
“Él no entiende que desde hace años estamos en este ciclo cruel de deuda y nuestro futuro es incierto”, señaló.
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