Médicos deciden la vida y la muerte en Italia, según el triaje
- Jason Horowitz
“El brote ha puesto a los hospitales bajo un estrés sin precedentes desde la Segunda Guerra Mundial”, dijo Massimo Galli, director de enfermedades infecciosas en el Hospital de la Universidad Sacco de Milán.
ROMA — El alcalde de un pueblo se quejó de que los médicos se veían obligados a decidir no atender a los muy viejos, dejándolos morir. En otro poblado, los pacientes con neumonía causada por coronavirus eran enviados a casa. En otro sitio, una enfermera se colapsó, y su fotografía se convirtió en un símbolo del abrumado personal médico.
En menos de tres semanas, el coronavirus ha sobrecargado el sistema de atención médica en todo el norte de Italia. Ha convertido a la región de Lombardía en una visión sombría de lo que espera a los países si no pueden frenar la propagación del virus y “aplanar la curva’’ de casos nuevos —permitiendo que los enfermos sean atendidos sin rebasar la capacidad de los hospitales.
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De lo contrario, los hospitales corren el riesgo de convertirse en salas de elección, obligando a médicos y enfermeras a tomar decisiones extraordinarias sobre quién puede vivir y quién puede morir.
“Esta es una guerra”, dijo Massimo Puoti, jefe de medicina infecciosa en el hospital Niguarda de Milán, uno de los más grandes de Lombardía.
Italia recientemente implementó medidas draconianas —restringiendo el movimiento y cerrando todas las tiendas, salvo las farmacias, los supermercados y otros servicios esenciales. Pero las medidas no llegaron a tiempo para evitar la oleada de casos que han abrumado la capacidad del sistema de cuidado de la salud.
La experiencia de Italia ha subrayado la necesidad de actuar con decisión mucho antes de que los números de casos parezcan alcanzar niveles de crisis.
Los médicos repentinamente están enfrentando interrogantes de triaje al cancelarse las cirugías, convertirse los respiradores en recursos escasos y los funcionarios proponen convertir los espacios de exposición en salas de cuidados intensivos.
Una foto de una enfermera, Elena Pagliarini, que colapsó boca abajo con su mascarilla puesta en un hospital en la ciudad norteña de Cremona después de 10 horas seguidas de trabajo, se convirtió en un símbolo de un sistema abrumado.
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“Estamos física y fisiológicamente en las últimas”, dijo Francesca Mangiatordi, una colega que tomó la foto.
Giorgo Gori, el alcalde de Bérgamo, dijo que en algunos casos en Lombardía la brecha entre los recursos y la enorme afluencia de pacientes “obligó a los médicos a decidir no intubar a algunos pacientes muy viejos”, esencialmente dejándolos morir.
Di Marco disputó esa afirmación, al decir que todos recibieron atención.
Flavia Petrini, presidenta del colegio italiano de Anestesia, Analgesia, Reanimación y Cuidados Intensivos, dijo que su grupo había emitido pautas sobre qué hacer en un periodo que rayaba en la “medicina de catástrofe” de tiempos de guerra.
“En un contexto de grave escasez de recursos de salud”, dicen las directrices, se debe brindar cuidados intensivos a “pacientes con las mayores probabilidades de éxito”.
“El brote ha puesto a los hospitales bajo un estrés sin precedentes desde la Segunda Guerra Mundial”, dijo Massimo Galli, director de enfermedades infecciosas en el Hospital de la Universidad Sacco de Milán. “Si la marea continúa subiendo, los intentos por construir presas para retenerla serán cada vez más difíciles”.
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Puoti, del hospital Niguarda, dijo que algunos médicos habían resultado infectados, lo que creaba el riesgo de escasez de personal.
“Estamos tratando de mantener un nivel de trabajo humanamente sostenible”, dijo. “Porque esta cosa va a durar”.
Los reportes del abrumado sistema italiano han resonado en Estados Unidos, donde el presidente Donald J. Trump cerró los vuelos a los extranjeros que vienen de Europa.
“La enfermedad italiana se está convirtiendo en una enfermedad europea y Trump, con su decisión, está tratando de evitar que se convierta en una enfermedad estadounidense”, dijo Romano Prodi, ex primer ministro italiano y presidente de la comisión de la Unión Europea.
“En cualquier caso, creo que el coronavirus ya es un problema estadounidense”, dijo, y agregó que, debido a la diferencia en el sistema de atención médica, “puede ser más grave que el europeo”.
Elisabetta Povoledo, Emma Bubola, Anna Momigliano, Barbara Marcolini y Haley Willis contribuyeron reportes.
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