Los jaguares se hallan de nuevo bajo asedio
Un estudio publicado este mes en Conservation Biology confirma que los decomisos de partes de jaguar han aumentado enormemente, y que la inversión privada de China está significativamente correlacionada con el tráfico de la especie.
- Rachel Nuwer
- - Publicado: 02/7/2020 - 06:00 am
En mayo del 2019 apareció el cadáver sin cabeza de un jaguar en un basurero en el sur de Belice. El incidente, uno de una serie de sucesos similares, elevó la indignación local e inspiró a que se ofreciera una recompensa de 8 mil dólares por información que llevara al arresto del asesino del jaguar.
Más que un simple problema nacional, el desalmado asesinato en Belice parecía indicar un aumento en la caza furtiva de jaguares en todo el territorio de la especie, desde México hasta Argentina.
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“Sospecho que durante mucho tiempo pasó desapercibido, pues las autoridades simplemente no estaban prestando atención”, dijo Pauline Verheij, especialista independiente en crímenes contra la fauna silvestre que ha investigado el comercio del jaguar en Surinam y Bolivia. Verheij y otros tienen varios años de advertir que el comercio de jaguares parece estar al alza, al mismo tiempo que los grandes felinos ya están en peligro de extinción, principalmente debido a la pérdida de hábitat y a las matanzas en venganza por la depredación del ganado. Los expertos en tráfico de vida silvestre también vieron que muchos de los casos sobre los jaguares estaban relacionados con ciudadanos chinos o destinos en China. En Bolivia, por ejemplo, las autoridades interceptaron paquetes con destino a China que contenían cientos de caninos de jaguar, que son convertidos en joyas.
Ahora, un estudio publicado este mes en Conservation Biology confirma que los decomisos de partes de jaguar han aumentado enormemente en toda la región, y que la inversión privada de China está significativamente correlacionada con el tráfico de la especie.
“Lo que podemos aprender de esto es que los patrones que vimos en Asia y luego en África comienzan ahora a surgir en Sudamérica”, dijo Vincent Nijman un autor del estudio en la Universidad Oxford Brookes, en Inglaterra. “Si hay demanda, será satisfecha, aunque tengas que ir a otro continente al otro lado del mundo”.
Los jaguares han sido cazados furtivamente al grado de casi quedar extintos. Durante el siglo 20, la caza por su pelaje hizo que la especie casi desapareciera. Estados Unidos fue responsable de la mayor parte del comercio del jaguar, importando más de 23 mil pieles de jaguar tan sólo en 1968 y 1969. Con las poblaciones de jaguares desplomándose incluso en regiones remotas del Amazonas, los encargados de formular políticas prohibieron en 1975 que los grandes felinos fueran parte del comercio internacional.
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Los jaguares se han recuperado lentamente, a un estimado de 60 mil a 170 mil animales hoy. Pero ahora están en declive en gran parte de su territorio. Si bien la caza furtiva para el comercio ilegal puede no ser el principal impulsor de las pérdidas de población, podría exacerbar otras presiones, dijo Thaís Morcatty, estudiante de doctorado en antropología en la Universidad Oxford Brookes y la autora principal del estudio.
Una de las primeras señales de la creciente amenaza en Sudamérica apareció en 2003, cuando un hombre chino que trabajaba en un supermercado chino en Paramaribo, Surinam, se acercó a un miembro uniformado del servicio forestal del país y le preguntó si le podía traer un jaguar.
“Mi contacto le dijo que era ilegal matar jaguares”, dijo Verheij. “Se sorprendió de que el hombre se sintiera lo suficientemente cómodo como para pedir a un funcionario de gobierno hacer algo ilegal”.
Para el funcionario, la conversación terminó allí. Pero para el 2005, cazadores rurales en Surinam estaban enviando pedidos de dientes y garras de jaguar, a menudo enviando la cabeza completa del animal a clientes chinos en la capital del país. Los compradores convertían las garras y los dientes en dijes para vender en joyerías locales de propiedad china o las contrabandeaban a China. Varios restaurantes chinos en Surinam también comenzaron a servir carne de jaguar bajo pedido.
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Con el tiempo, los criminales emprendedores comenzaron a surtir cadáveres enteros de jaguar para hervirlos y reducirlos a un producto similar a la pasta de huesos de tigre que se usa en la medicina china.
Los investigadores hallaron que Brasil representaba la mayor proporción de casos de incautaciones de partes de felinos grandes, seguido por Bolivia, Colombia, Perú y Surinam. La mayoría de los registros de incautaciones no indicaban el destino final o el comprador previsto, pero Morcatty pudo vincular definitivamente el 34 por ciento con China. Las incautaciones relacionadas con China contenían 13 veces el número de partes de jaguar, en promedio, que las destinadas al mercado interno.
Nijman sospecha que los jaguares —como los elefantes y los rinocerontes en África— podrían ser una advertencia temprana de una caza furtiva más amplia, aún desapercibida, en Centro y Sudamérica de especies como tortugas y orquídeas.
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