Los deja presentables, en vida y en muerte
- Chaseeaw Giles
Antoine Dow, dueño de una peluquería en el vecindario de Druid Heights en la zona de West Baltimore, a menudo es llamado para cortar el cabello a muchos clientes por última vez.
BALTIMORE, Maryland — El peluquero llevaba consigo sus herramientas —un delantal de cuero negro, una navaja para afeitar, rasuradora, tijeras— y mechones de cabello negro que había recogido del piso de su peluquería.
Las usaría para intentar cubrir el orificio de una bala que atravesó la cabeza de su cliente.
Antoine Dow, el peluquero, es dueño de una peluquería en el vecindario de Druid Heights en la zona de West Baltimore y a menudo ha sido llamado para cortarles por última vez el cabello a clientes como éste.
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Es un ritual que dice que ayuda a dar dignidad a las vidas de jóvenes hombres de raza negra que se ven desproporcionadamente afectados por la violencia armada, hombres a los que Dow conocía y a quienes mantenía presentables cuando estaban vivos.
“Cuando entré a la habitación y vi su cuerpo, no lo reconocí debido a que el trauma al cráneo era tan severo”, dijo Dow, de 45 años, sobre un joven que fue asesinado en otoño. “La herida de entrada era un orificio y la de salida fue cosida en la parte posterior cual balón de futbol americano”.
Después de terminar, llamó a la madre del joven: “Hice lo mejor que pude”.
El declive en muertes causadas por armas de fuego en algunas ciudades estadounidenses importantes ha generado titulares, pero en lugares como Baltimore, las cifras se mantienen altas. Hubo 348 homicidios en Baltimore el año pasado, un aumento de más del 12 por ciento respecto al año anterior, y sólo cinco menos que el nivel máximo al que se llegó en 1993. Armas de fuego estuvieron involucradas en 312 de los 348 asesinatos, de acuerdo con un análisis de Kaiser Health News.
Dow tiene 24 años de cortar cabello. Empezó a los 19 años, haciéndoles cortes de cabello a sus amigos en el sótano de su padre. En el 2001, a los 27 años, encontró un pequeño local que sólo tenía espacio suficiente para un peluquero. Ha atendido clientes desde entonces.
El tema de la violencia armada ha seguido a Dow a través de los años. En el 2000, recibió un disparo en la pierna después de que intentó intervenir en una discusión. A su cliente, Howard Robinson, de 35 años, le dispararon en la espalda y murió más tarde ese día.
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Por lo general, las funerarias visten los cuerpos de los difuntos y les cortan el cabello, en caso de ser necesario. Pero algunas veces, se pide la intervención de un peluquero predilecto.
Dow tenía 26 años cuando realizó su primer corte de cabello para un cliente muerto. En ese caso, era un hombre mayor que había muerto de causas naturales, circunstancias que Dow dijo que fueron mucho más fáciles de manejar que las de una víctima de una balacera. Ha seguido aceptando la tarea de hacer cortes de cabello a clientes que han sido asesinados “porque les cortaba el cabello cuando estaban vivos”.
A medida que su negocio se ha expandido, Dow ha contratado a otros peluqueros que han aprendido el oficio de cortar cabello post mórtem.
Quant’e Boulware, de 24 años, tiene cuatro de estar trabajando para Dow y les ha cortado el cabello a dos clientes sin vida. Uno era un niño de 2 años que murió en un accidente automovilístico —su ahijado. “Preferí cortarle yo el cabello a que lo hiciera alguien más”, indicó.
Rashad Jones, de 29 años, tiene tres años de ser cliente de Dow. La peluquería es uno de los pocos lugares en West Baltimore donde Jones dijo sentirse fuera de peligro.
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Dow hace lo que puede para mantener esa percepción de seguridad. Intenta reconfortar a sus clientes al platicar con cada uno de ellos mientras les corta el cabello, incluso el joven que había recibido el disparo en la cabeza.
“Estaba hablando con él mientras le cortaba el cabello, como hago con muchos de mis clientes difuntos”, dijo Dow. “Sencillamente dije, sabes, ‘espero que descanses bien’”.
Victoria Knight contribuyó con reportes a este artículo.
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