Los cascos de seguridad cumplen 100 años en el mercado
- Murray Carpenter
A principios del próximo año, los empresarios Bullard presentarán una nueva línea de cascos protectores con relleno de espuma y correas integradas en la barbilla, similares a los cascos de alpinismo, para proteger mejor a los trabajadores de la construcción.
En 1919, cuando Edward W. Bullard acababa de regresar a Estados Unidos después de servir en la caballería en Francia, vio que los rascacielos se elevaban por todo el país, y las presas y puentes eran cada vez más grandes.
Estos proyectos dieron nueva vida a las ciudades después de la Primera Guerra Mundial, pero también presentaron nuevos peligros para los trabajadores de la construcción.
Bullard, cuyo padre había hecho insumos para mineros, tuvo una idea: ¿Y si la compañía construía un casco para mineros y otros trabajadores, basado en el casco de metal que él y los otros soldados conocidos como “doughboys” habían usado en el extranjero?
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Los Bullard improvisaron uno, y así nació el casco protector, que este año cumple su centenario.
Los cascos de seguridad, junto con las máscaras antigás y los paraguas, han adquirido un papel simbólico este verano en Hong Kong, donde los manifestantes los han usado en los mítines para protestar contra la influencia del Gobierno de China en la región semiautónoma.
También se han convertido en emblemas de autoridad que revelan mucho sobre sus dueños. Un casco nuevo y brillante puede sugerir que se trata de un neófito. Pero uno bien gastado representa experiencia. Incluso el color puede denotar estatus: algunos lugares de trabajo requieren un color para los empleados, otro para los contratistas y otro para los aprendices.
Ahora en su quinta generación de propiedad familiar, Bullard fabrica millones de cascos protectores cada año para decenas de miles de clientes, principalmente en su sede en Cynthiana, Kentucky, dijo Wells Bullard, directora ejecutiva de la compañía.
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El primer casco protector de Bullard se llamaba casco duro. Estaba hecho de lona y cuero al vapor, era negro y tenía un sistema de suspensión. Los pedidos se dispararon en la década de 1930 cuando los ingenieros que construían el puente Golden Gate en San Francisco exigieron que los trabajadores usaran cascos Bullard. El diseño estándar de los cascos protectores ha evolucionado con los años, de la lona al metal, a la fibra de vidrio y, finalmente, al plástico.
A medida que la industria crecía, Bullard enfrentó una mayor competencia de compañías como Honeywell, Kask y 3M.
La popularidad de los cascos protectores ha ido más allá de los requisitos de seguridad, para convertirse en un símbolo de estatus, dijo Beth Rosenberg, profesora de la Escuela de Medicina de la Universidad de Tufts, en las afueras de Boston.
Bullard dijo que no fabrica cascos específicos para cada género, pero que las mujeres son una parte de la industria que crece rápidamente.
“El casco protector no ha cambiado tanto en 100 años. Tiene una suspensión, y tiene una carcasa”, dijo Wells Bullard.
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Pero Bullard dijo que los productos estaban evolucionando no sólo para proteger a los trabajadores cuando caen objetos, sino también para cuando los trabajadores son los que caen.
A principios del próximo año, Bullard presentará una nueva línea de cascos protectores con relleno de espuma y correas integradas en la barbilla, similares a los cascos de alpinismo.
Las caídas son la causa número uno de muerte en las obras de construcción, dijo G. Scott Earnest, del Instituto Nacional de Seguridad y Salud Ocupacional. Un informe del 2016 encontró que más de 2 mil 200 trabajadores de la construcción en Estados Unidos murieron por lesiones cerebrales traumáticas entre el 2003 y el 2010.
“Cualquier cosa que podamos hacer para proteger mejor a los trabajadores de la construcción es importante, porque es una industria muy peligrosa”, dijo Earnest.
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